La caricaturista, dibujante y maestra de Arte Nadia Khiari se ha convertido en un ícono del editorial cartooning. Al ser originaria de Túnez, su trabajo se distingue por una crítica mordaz a la antigua dictadura que gobernaba el país, así como de diversos acontecimientos relacionados con la Primavera Árabe.
Recientemente, Khiari visitó la Ciudad de México para asistir a La Línea de Fuego, un encuentro internacional de caricaturistas organizado por diversas instituciones de la industria de la ilustración, entre ellas Cartónclub y Cartooning for Peace. Tuvimos la oportunidad de platicar con ella sobre su profesión, fuentes de inspiración, proyectos más recientes y algunos de sus principales logros a lo largo de su carrera.
¿Cómo te convertiste en dibujante y artista? ¿Fue algo que siempre te interesó?
Siempre me ha gustado la ilustración editorial, sobre todo la sátira o los temas políticos. También he dibujado y pintado durante muchos años, pero viviendo en Túnez, no podía dedicarme a la ilustración política debido a la dictadura que gobernaba el país. Fue después de la Revolución, en enero de 2011, que empecé a hacer caricaturas políticas para la prensa.
¿Cómo es tu proceso creativo?
Todos los días leo el periódico y veo las noticias, es algo cotidiano para mí. Después, doy mi opinión acerca de los temas que más me interesan a través de mis dibujos. Simplemente, soy una ciudadana que se expresa mediante las ilustraciones de prensa.
Sabemos que Willis el Gato es uno de tus personajes más conocidos, ¿cómo surgió la idea de este personaje y qué representa?
El personaje es mi gato, que se llama Willis. Puede parecer algo absurdo, pero los gatos son muy importantes para mí y creo que tienen un simbolismo muy profundo. En Túnez hay muchos gatos en la calle y se consideran animales rebeldes. Los gatos no obedecen y eso es lo que me pa- rece interesante de ellos.
¿A qué dibujantes admiras?
Definitivamente a Boligán, para mí es el mejor. ¡Es el Miguel Ángel Buonaroti de las caricaturas!
También me gusta mucho Siné, un dibujante francés con un es- tilo muy anarquista. Además, también tiene un gato y le gusta dibujarlo, como a mí. Tiene un periódico que se llama Siné Mensuel y trabajo con él, haciendo ilustraciones para su publicación.
¿Qué es lo que más disfrutas de tu profesión?
Lo que más disfruto es que hoy en día me puedo expresar porque antes, con la dictadura, era imposible. Además, realmente puedo decir todo lo que quiera, y me gusta tocar temas tabú como la homosexualidad, la equidad de género o la religión, temas que son controversiales en mi país.
Cuéntanos sobre el impacto que han tenido las redes sociales en tu trabajo.
Desde que comencé a dibujar, difundí mi trabajo a través de las redes sociales. ¡Así me di a conocer! Principalmente por medio de Twitter y Facebook. En Túnez hay 11 millones de habitantes y 5 millones de ellos tienen Facebook, ¡es un medio de difusión enorme!
“EN TÚNEZ HAY MUCHOS GATOS ENLACALLEYSE CONSIDERAN ANI- MALES REBELDES. LOS GATOS NO OBE- DECEN Y ESO ES LO QUE ME PARECE INTERESANTE DE ELLOS“.
¿Cuál es tu objetivo como caricaturista política y social?
Considero que los dibujos de prensa, especialmente en la situación de un país como Túnez, son una forma de activismo político, más que una forma de arte. Si mi trabajo puede ayudar a una causa, como liberar a un preso político o participar en campañas de sensibilización, estoy feliz. Por ejemplo, en Túnez te meten a la cárcel si eres homosexual, ¡es inhumano! Por eso, hago dibujos para revelar ese tipo de verdades y promover que las cosas cambien. También he visto a muchas personas manifestándose con mis dibujos en las pancartas y me encanta.
Sé que no estoy sola, hay todo un movimiento con raperos, cantautores, artistas de grafiti, entre otros, que también luchan por las mismas causas que yo. Cada quien se expresa a su manera, pero todos estamos a favor de la justicia.
¿Hay algún ejemplo que nos puedas compartir sobre el impacto que han causado tus ilustraciones?
En Túnez había un prisionero condenado a siete años de encierro por el simple hecho de ser ateo. Junto con otras personas, comencé un movimiento para luchar por su liberación. Le pedí a todos mis amigos caricaturistas alrededor del mundo, a quienes conozco gracias a la organización Cartooning for Peace, que hicieran dibujos sobre el tema y, de esa forma, juntos pudiéramos exigir que este hombre saliera de prisión.
Escogimos el momento perfecto. Después de la Revolución en Túnez, se hizo una nueva constitución y, en la fecha en la que se firmó, el gobierno invitó a muchas personas importantes en la política, como jefes de Estado de distintos países, además de muchos periodistas de todo el mundo. Fue precisamente en ese instante que difundimos más de 100 dibujos para exigir la liberación del prisionero y ¡fue un éxito! Sin duda, fue algo muy simbólico. Actualmente, el hombre se encuentra en asilo político en Suecia.
También eres profesora, ¿qué enseñanza quieres dejar a tus alumnos?
¡Sí! Hace cinco años era profesora de la Facultad de Bellas Artes, en Túnez, y actualmente soy maestra de Arte en una preparatoria. En general, lo que quiero transmitir a mis alumnos es el espíritu crítico y la forma de expresarlo a través de las artes.
¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?
En muchas cosas. El proyecto que más me tiene emocionada son los talleres de dibujo que estoy dando en las cárceles, de la mano de Cartooning for Peace. Hace dos años que comencé con este proyecto y, al principio, creía que era imposible entrar a una cárcel y tratar de enseñarle a los reclusos el espíritu crítico de un artista. Sin embargo, he quedado muy sorprendida. He ido a prisiones de mujeres y hombres por igual, y puedo decir que la experiencia es extraordinaria. Hacen dibujos sobre su situación, sobre todo lo que sucede en una cárcel, como las drogas, el sexo, etcétera. Por ejemplo, en la prisión de mujeres hicimos un mural juntas y uno de los temas principales fue la equidad de género porque, actualmente, en Túnez las mujeres viven una gran desventaja en muchos sentidos.
¿Cómo crees que estos talleres han creado un impacto positivo en las vidas de quienes están en prisión?
Creo que para ellos es un momento de evasión, una forma de distraerse y escapar de su realidad. También es una oportunidad de ser considerados como individuos y no solo como prisioneros, porque pueden expresar sus pensamientos y opiniones.
Texto por: Sofía Gutiérrez
En colaboración con La Línea de Fuego, Cartooning for Peace y Cartónclub