En Oaxaca, el Día de Muertos se siente como en ningún otro rincón del país. Es un susurro del viento entre los campos de cempasúchil, una ofrenda que honra el pasado y la promesa de que las memorias compartidas jamás desaparecerán. Este año, Montelobos celebró su propia leyenda con la Noche de Lobos 2024, un homenaje al mezcal y a esta tradición ancestral.
Bajo la luz de la luna llena, los lobos se reunieron para recordar a quiens ya no están con nosotros. Esa fue la esencia que Montelobos capturó en este evento, donde el mezcal se convirtió en puente entre lo terrenal y lo eterno. Por supuesto, no fue una casualidad que esta celebración ocurriera en Oaxaca, el lugar favorito de las almas para convivir con los vivos.
El mezcal no es solo una bebida; es un ritual, un testimonio de la creatividad humana y de nuestro amor hacia la naturaleza. Durante la Noche de Lobos, el mezcal cobró vida, guiado por las manos sabias de Iván Saldaña, el maestro mezcalero, quien compartió todo sobre esta bebida ancestral.
Bajo la música que llenaba la atmósfera y junto al fuego que bailaba en las sombras, la Noche de Lobos se convirtió en un espacio donde las historias se entrelazaron, los sabores contaron secretos y las almas, por un momento, compartieron el mismo mundo. Fue una experiencia que trascendió lo terrenal, una celebración que reafirmó el legado del mezcal, honrando tanto a los que vinieron antes como a los que vendrán después.