Durante años, atravesando cientos de paisajes maravillosos, el tren de Orient-Express ha transportado a sus pasajeros no solo de un destino a otro, también a una época diferente; un recorrido en donde se vive el máximo lujo en un pintoresco ambiente art déco que parece traído de un siglo atrás para favorecer el romanticismo y crear una experiencia inolvidable en la memoria de sus viajeros.
Todo comenzó con la creación del Pioneer de George Mortimer Pullman en 1864, con el que este inventor visualizó claramente las posibilidades de crear un tren para que sus pasajeros viajaran con verdadero confort y lujo. En la época había ya varios trenes que realizaban viajes cortos, pero poco a poco se trabajó por ofrecer la comodidad y el lujo para quienes podían pagarlos. Con el inicio de la Primera Guerra Mundial se estancaron los avances para estos trenes, pero al terminar esta guerra la demanda por viajar y transportarse no se hizo esperar, por lo que reabrieron rápidamente sus servicios e inauguraron nuevas rutas y servicios de lujo. Los vagones y estructuras de sus trenes han sido restaurados, pero al abordarlos, sus espacios se llenan de historia. Este viaje vintage evoca el glamour de los viajes en tren de las décadas de 1920 y 1930.
Hoy en día, el tren de Orient Express no es solo un medio de transporte, ni es tampoco simplemente un hotel. Es una experiencia. Con diferentes rutas, el tren ofrece extraordinario lujo en servicio, alimentos y facilidades, mientras te hospedas en una de sus cabinas y recorres cambiantes paisajes para llegar a tu destino.
El recorrido clásico comienza en Venecia, para terminar en París. Es lo que recomendamos para comenzar el viaje con canales, góndolas y maravillosas cenas y paisajes que enamoran a cualquiera. El hospedaje puede, con facilidad, correr a cargo de Belmond también, con su prestigioso Cipriani, que ofrece el más clásico lujo convirtiendo la estancia en una maravillosa obra teatral. Transpórtate por los canales de Venecia en su bote privado para disfrutar del ambiente nocturno de estas calles de luz tenue y románticos rincones.
Al abordar el tren se entrega un boarding pass con todas las especificaciones de la estancia. Existe un dress code que aplica durante todo el viaje y, aunque parezca algo exagerado (sobre todo para los hombres a los que vestirse de etiqueta les causa un poco de conflicto), es uno de los toques más especiales del recorrido; encontrarás desde japoneses usando elegantes kimonos mandados a hacer para la ocasión, hasta alguna mujer portando exuberantes joyas y un largo vestido mientras disfruta sola de su cena en el salón principal, una imagen que parece robada de alguna película de otra época.
Las vistas cambian conforme pasan las horas a bordo, y se convierten de verdes praderas italianas en los Alpes Suizos. Todo acompañado de servicios como el té, que se sirve cada tarde en la cabina privada o al son del pianista residente en el bar después de la cena.
A pesar de que parezca que el viaje está dirigido a parejas mayores, en realidad el bar del tren se llena de jóvenes de todas las nacionalidades que se sien- tan a convivir gustosos con otros pasajeros, parejas que conviven entre ellas mientras disfrutan de sus primeros días de casados y otras que festejan años maravillosos juntos cenan- do y bebiendo en los diferentes salones del tren.
La comida es extraordinaria, comenzando por el desayuno servido en la cabina con la mayor atención a todos los detalles sobre las preferencias de sus comensales. Para la comida y la cena se escoge uno de dos posibles horarios en cada restaurante. Con menús que cambian día a día y la más alta calidad en sus platillos y sabores, la experiencia gastronómica se cuida de manera muy especial por su chef, Christian Bodiguel.
Este viaje finalizó en París, lugar que nadie debe dejar de visitar, por lo menos una vez en la vida, cuidad romántica e imponente, con deliciosa gastronomía, maravillosos museos y pintorescos callejones.
Para quienes quieran extender un poco más su viaje a bordo del tren, hay varias rutas que pasan por países como Austria, Francia, Hungría, Inglaterra, Italia, República Checa, Rumania y Turquía. Todas superan las expectativas de los viaje- ros más exigentes.
Los recuerdos que se generan a bordo del tren son casi un largometraje en blanco y negro, repleto de detalles como las cortinas o la vajilla utilizada en el viaje, detalles que hacen la experiencia totalmente inolvidable.
Más información: belmond.com/luxury-trains