En una metrópoli de ritmos acelerados como lo es la Ciudad de México, a veces olvidamos tomarnos un rato para relajarnos, respirar y disfrutar del momento. Algunos estamos acostumbrados a llegar a casa después de un día largo de trabajo, preparar una rica cena casera, quizás leer las páginas de algún libro para después dormir, e iniciar de nuevo. Analizando esto, fue que me pareció una increíble idea escapar de la rutina y hospedarme en un hotel en mi propia ciudad.
Llegué a Nima, su fachada color blanco con detalles coloniales – típicos de la colonia roma- me remontaron a aquella época, imaginé caminar sus calles, respirar su aire y absorber su buena vibra. La agradable recepcionista me recibió con una sonrisa y me dijo: ¿en cuál de nuestras 4 habitaciones quisieras hospedarte? Fue así que inicié un recorrido por todas ellas para conocer su historia, la inspiración detrás de cada cuarto y los secretos que éstos guardan.
Tovar y de Teresa, una habitación nombrada en honor al gran historiador mexicano cuya pasión era coleccionar piezas de arte. ¿La joya de este sitio? Su novelesco balcón con vista al exterior, en donde –al asomarme- encontré un par de pájaros en la copa de uno de los frondosos árboles, podría jurar que estaban cantando una canción que me sonaba conocida.
Loaeza y Lebretón están inspiradas en una elegante mujer mexicana y un intelectual de origen francés que se enamoró de nuestro país, en el cual decidió quedarse por una mujer: Loaeza. En ambos cuartos sentí una contagiosa vibra romántica que se materializaba en cada uno de sus muebles.
El último de los cuartos es De la Lama, en honor al responsable de la construcción de tan agradable casona, lo imaginé en su habitación ideando nuevos proyectos y maquinando la creación de su próxima obra maestra.
Aquellos 4 personajes habitaron esta emblemática casa en algún momento de su historia, por lo que aún se puede escuchar a través de sus paredes los recuerdos que ahí dejaron, mismos que hoy se avivan y se manifiestan en forma de sillones, floreros y cabeceras.
Disfrutar de una día en casa –fuera de casa- es un lujo, una experiencia que recomiendo a todo aquél que quiera deleitar cada momento de un día sin rutinas.
Fotos por Mónica de León.