Hoy, somos testigos de una gran generación de directores de fotografía formados en México. Damián García es uno de ellos.
Estamos viviendo una época muy importante para el cine mexicano y esto en gran medida se debe al virtuosismo de los directores de fotografía que cada vez sorprenden más dentro y fuera del país. Emmanuel Lubezki, Guillermo Navarro, Rodrigo Prieto, Tania Villareal Fuentes, son algunos nombres a mencionar dentro de los grandes que dominan el arte y la técnica de la iluminación en las películas en las cuales participan. Sí, la dirección de fotografía es fundamental y uno de los oficios más complejos dentro de la realización de una obra cinematográfica.
Nacido en la Ciudad de México en el año de 1979, Damián García ha trabajado en la industria del cine y la publicidad como director de fotografía desde 2003. Realizador de películas como Güeros, La vida precoz y breve de Sabina Rivas, El Infierno (nominada a mejor fotografía por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas en 2010) entre otras obras y documentales como La pasión según Margules.
Se formó como cinefotógrafo en el CCC de la Ciudad de México, para especializarse después en Dirección de Fotografía en la ESCAC de Barcelona. Hoy en día vive entre estas dos ciudades, siendo México el lugar donde más filma. Fue muy interesante poder acercarme a Damián y conocer su perspectiva.
¿Qué fue lo que te movió a dedicar tu vida al cine?
Desde pequeño estuve cerca del mundo del cine, mi padre y mi tío se dedican a esto y visitarlos mientras trabajaban siempre me pareció muy emocionante. Por otro lado, siempre he disfrutado mucho viendo cine, es algo que me ha acompañado a lo largo de mi vida y con lo que he aprendido muchas cosas. Así que, poder trabajar haciendo películas sonaba como una gran opción.
¿Cuáles son las diferencias de rodar en México y en España?
Rodar en México y en España es distinto, pero esencialmente es lo mismo. Las condiciones de rodaje las determina el proyecto, el director y la producción, así que no hay dos proyectos iguales independientemente de dónde se hagan.
¿Cómo es vivir entre dos países?
Es complicado, tienes que repartir tu vida entre dos casas, y siempre estás un poco en medio de los dos sitios. También es bueno, te hace más difícil aburrirte, más compartiendo vida en dos ciudades tan opuestas como Barcelona y el la Ciudad de México.
El cine mexicano se encuentra en un momento de auge muy importante, ¿a qué crees que se deba?
Creo que es una combinación de factores de la que nos podemos sentir muy afortunados los que estamos haciendo cine en México hoy. Primero, hay un trabajo muy grande hecho por generaciones anteriores, en donde se re-aprendió a hacer cine, se mejoró mucho la técnica y la forma del quehacer cinematográfico. Hay varias generaciones recientes que hicieron y siguen haciendo cosas asombrosas de muchísima calidad, lo cual hace que toda la industria mejore. Creo que, a pesar del desastre que es la distribución y la exhibición del cine mexicano, hay un grupo de directores que vienen de sitios muy distintos y que hacen cine muy distinto, que consiguen que tengamos la sensación de que el cine en México se mueve. Los grandes festivales de cine, desde hace años, han colaborado también con la difusión y el reconocimiento al cine mexicano. Tristemente, lo más difícil para el cine en México, sigue siendo conseguir que se exhiba y se cuide en nuestras propias salas. Hay varias películas mexicanas fantásticas que han sido maltratadas y olvidadas en el circuito de exhibición en México.
¿Cómo te llevas con la era digital y cómo ha afectado tu trabajo como fotógrafo?
El digital es algo inevitable en la actualidad, así que más me vale llevarme bien. La verdad, al principio me daba un poco de miedo y de desconfianza, creo que el digital ha mejorado mucho en los últimos años y hay muchas cosas que se agradecen, como la inmediatez del resultado o el control de los procesos a la hora de tener tu resultado final. A pesar de eso, extraño mucho el cine; hay algo en su textura y en su manera de reproducir las cosas que siento que es irremplazable. Además creo, pensándolo bien, que extraño esa falta de inmediatez y ese misterio del proceso químico de la película. Pero ahora el digital es una realidad y en el fondo el trabajo del fotógrafo no ha cambiado mucho: una buena luz sigue siendo una buena luz, así como un buen plano. A pesar de eso, yo siempre acabo proponiéndole al director: “¿y si esta la filmamos en cine?”.
Al rodar, ¿qué utilizas más, luz artificial o luz natural? ¿Por qué?
Depende mucho del proyecto y de las condiciones de producción. Hay veces y proyectos en los que tienes que iluminar mucho y otros en los que no tanto. Últimamente prefiero trabajar con luz natural, creo que si puedes organizarlo y el plan de trabajo de una película te ayuda, trabajar con la luz natural es lo mejor y lo más bonito. En las últimas dos películas que he hecho, he podido filmar solamente con luz natural y realmente ha sido fantástico, disfruto mucho trabajando así.
¿Cuál ha sido el proyecto más complejo en términos de producción en el que haz participado? ¿Por qué?
Todos los proyectos tienen sus altos grados de complejidad, no importa si es un proyecto grande o pequeño, siempre hay que luchar mucho y conjugar cientos de cosas para que todo funcione y para tratar de filmar la película que el director y el fotógrafo quieren filmar.
Recuerdo las secuencias de los trenes en La vida precoz y breve de Sabina Rivas como particularmente complicadas: filmábamos en trenes en movimiento con muchos extras y muchas cosas pasando alrededor, era difícil y requería de mucha precisión y preparación para hacerlas.
Pero también en una película más pequeña en presupuesto como Güeros, recuerdo con mucha emoción las secuencias de huelga en la UNAM. Teníamos muy pocas noches para hacerlas y muy poco dinero, así que había que ser muy precisos, pero sin perder el espíritu con el que hicimos esa película.
¿Qué es lo que más respetas en un director de cine?
Que tome riesgos, que sepa lo que quiere explicar y porqué. Creo que las películas honestas son las mejores. Y confiar en tu director es la mejor manera de hacer bien tu trabajo.
Y ¿qué es lo que más respetas en un productor?
Su implicación en el proyecto. Creo que un buen productor es el que intenta abarcar muchas más cosas que el rol administrativo. Me gusta la idea de un productor como generador de proyectos, dando oportunidades y asumiendo riesgos junto al director.
¿Te interesaría hacer cine en Hollywood?
Me interesa sobre todo la idea de poder hacer películas que me gusten y que me gustaría poder ver en el cine, independientemente de dónde se hagan.
¿Estás de acuerdo con el furor que ha causado Birdman?
Me parece que Birdman es una película sorprendente y asombrosa. Disfruté mucho viéndola y no paro de admirar su virtuosismo. Me resulta fantástica la puesta en cámara y la música. Fue muy emocionante ver el trabajo del Chivo Lubezki en lo que parece una carrera de él mismo contra él mismo, en la que no para de hacer cosas inexplicables y maravillosas. La fotografía de Birdman no sólo me parece perfecta, sino que me deja una de las sensaciones que más me gusta tener en el cine que es no poder entender cómo la hicieron.
¿Cuáles fueron tus propuestas cinematográficas favoritas del 2014?
Me gustó mucho Ida de Paweł Pawlikowski, Like father like son de Kore Eda, Under the Skin de Jonathan Glazer y Wolf of Wall Street de Martin Scorsese.