La preocupación por la sustentabilidad se ha convertido en una necesidad y un compromiso constante de cambiar el rumbo hacia la preservación del medio ambiente para beneficio de futuras generaciones. Los esfuerzos de la industria mexicana hoy se tornan reales.
El politereftalato de etileno, polietilentereftalato o polietileno tereftalato, conocido como PET por sus siglas en inglés es un tipo de plástico muy usado en envases de bebidas y textiles. México es líder recolector de PET post-consumo en el continente americano, y cuenta con la planta de reciclaje de PET grado alimenticio más grande del planeta, PetStar. Esta empresa, que tuvo sus inicios en 1996, es considerada un modelo único en el mundo y ejemplo de economía circular debido a su sistema de reciclaje, que va desde la recolección de las botellas de plástico, atendiendo a miles de pepenados y recolectores de residuos, hasta su incorporación en envases nuevos con contenido reciclado.
En junio de 2013, PetStar fue nombrada la “Planta de Reciclado de PET Grado Alimenticio Más Grande del Mundo” por PCI PET Packaging Resin and Recycling, Ltd. Hoy en día, cuenta con una capacidad de reciclar 3,100 millones de botellas al año –equivalentes a 65,000 toneladas– que llenarían 2.4 veces el estadio Azteca, para convertirlas en 50,000 toneladas de resina de PET reciclada grado alimenticio de muy alta calidad. Este material se reutiliza en la fabricación de envases nuevos con contenido reciclado, logrando así un impacto positivo en lo ambiental, social, y económico. Al respecto, nos habla el Ing. Jaime Cámara Creixell, fundador y director general de PetStar.
Todo inicia en el año 1996 con la recolección de residuos plásticos post-consumo. Prácticamente lo que se hacía era exportar todo el material recolectado puesto que no existía una infraestructura de reciclado en nuestro país. Esta actividad nos llevó a confrontar una alta volatilidad en los precios de los residuos a nivel internacional, haciendo difícil el poder soportarnos únicamente con la recolección y comercialización de los residuos, por lo que llegó el momento en que tuvimos que definir cuál sería el valor agregado que le daríamos a esta gran cantidad de material y poder aprovechar toda esa gran infraestructura de acopio. Fue en el año 2000 cuando entendimos que la gran oportunidad para el futuro del reciclaje de PET sería el poder reintegrar el material reciclado en botellas nuevas para alimentos y bebidas.Esto implicó una gran oportunidad que daba pauta para generar un proyecto capitalizado 100% en México, generando beneficios económicos, ambientales y sociales. En 2006, después de haber identificado cuáles eran las mejores tecnologías para procesar el material, quiénes eran los clientes y de qué manera se podía controlar el acopio de un gran volumen de residuos de envases PET, se consolidó el proyecto de PetStar.
Un año después, inició la etapa de la construcción, y el 22 de abril de 2009, en el Día Mundial de la Tierra, se inauguró la primera fase de la planta. Para entonces, se producían cerca de 20,000 toneladas de resina de PET grado alimenticio.
En octubre de 2011, Arca Continental, la segunda embotelladora más grande de Coca-Cola en América Latina, adquiere la empresa completa incluyendo su división de acopio y la planta de reciclado. Arca Continental invita al resto de los embotelladores de la Industria Mexicana de Coca-Cola a participar en el proyecto, adhiriéndose Coca-Cola de México, Bepensa Bebidas, Corporación del Fuerte, Corporación Rica, Grupo Embotellador Nayar y Embotelladora de Colima, constituyendo todas ellas la participación accionaria de PetStar hasta la actualidad.
En 2013 se termina la construcción de la segunda fase, duplicando la capacidad de producción de la planta, así como el crecimiento proporcional de la división de acopio.Cómo funciona
PetStar opera de forma integral, pues abarca desde el acopio del material, su procesamiento en resina reciclada, y a través de sus accionistas regresa a envases nuevos con contenido reciclado que se distribuyen en los puntos de venta a nivel nacional.
La división de acopio se encarga de la recolección de botellas a través de ocho plantas distribuidas en todo el país, que después se procesan en pacas que se envían a la planta de reciclado en Toluca. Una vez que llega a la planta de reciclado, el material recolectado pasa por dos procesos: el primero, es una línea de molienda y lavado, que convierte esas pacas en una hojuela limpia; el segundo, extruye la hojuela, convirtiéndola en gránulos o pellets (resina) que luego re-polimerizan y purifican con alta tecnología para garantizar que el material se pueda incorporar en envases de grado alimenticio. Una vez que la resina se recicla, se redistribuye nuevamente a los accionistas a nivel nacional.
Además de asegurar los más altos estándares internacionales de calidad y producción limpia, PetStar se ha esforzado por reducir su huella de carbono y su huella hídrica. Desde enero del 2016, iniciaron la operación de un proyecto de cogeneración de energía en el cual se va a generar electricidad con gas natural. De esta manera, disminuirán su consumo de energía eléctrica en alrededor de 15%, y al combinarlo con el uso de energía eólica, se logrará una reducción del 55% de la huella de carbono producida por la planta.
La operación de PetStar genera un triple impacto positivo que se capitaliza al 100% en México: ambiental, social y económico.
En lo ambiental, además de retirar los envases del entorno, colabora a tener un medio ambiente más limpio ya que en el proceso para reconvertirlos en resina de PET reciclada grado alimenticio, se reduce un 72% la emisión de gases de efecto invernadero contra la resina virgen. De igual forma, mediante la implementación del proyecto de cogeneración y el uso de energía eólica, la reducción alcanzó el 87%, lo que equivaldría a retirar de circulación todos los autos de la Ciudad de México por casi 2 días.
En lo social, a través de esquemas de responsabilidad social y alianzas con otras instituciones se dignifica la labor de pepenadores y recolectores del país por medio de un ingreso estable y justo, ofreciendo capacitación e iniciativas de inclusión. Un ejemplo claro de esta labor es el proyecto del Centro Educativo de Desarrollo Infantil Comunitario, desarrollado en conjunto con organismos civiles en Chimalhuacán, estado de México, donde se ofrece educación, alimentación, salud y desarrollo de competencias a 250 niñas y niños hijos de pepenadores. PetStar también implementa y colabora en diferentes programas de desarrollo comunitario enfocados a la preservación del medio ambiente y educación ambiental en alianza con diversas instituciones y organizaciones civiles.
En lo económico, la operación le genera valor a la cadena de suministro de los Embotelladores Mexicanos de Coca-Cola y contribuye en la sustentabilidad de los envases al reciclarlos. Cuenta con 8 plantas de acopio, 1 planta de valorización, 1 planta de reciclado y múltiples socios acopiadores a nivel nacional, dando empleo a 1,000 personas y beneficiando de manera indirecta a más de 24,000 pepenadores y recolectores de residuos de todo el país.
Involucrar al mayor número de personas posibles y convencerlas del círculo virtuoso que se genera alrededor del reciclaje es una parte muy importante de PetStar. Es por esto que crearon un Museo Auditorio que a través de un programa de visitas promueve el concepto de responsabilidad compartida entre la sociedad, autoridades y empresas privadas buscando generar una conciencia ambiental e impulsando la participación de todos los sectores en el reciclaje.
Este espacio es amigable con el medio ambiente; cuenta con un sistema de captación y tratamiento de agua de lluvia, paneles solares, azotea verde entre otras prácticas que favorecen al entorno. Recientemente logró la Certificación LEED Platinum (Leadership in Energy & Environmental Design) como un edificio sustentable convirtiéndose en el Primer Museo en Latinoamérica en lograr este nivel de certificación.
Para más información visita petstar.mx