A lo largo de la historia, las mujeres han aportado grandes obras literarias a la humanidad. Los siguientes poemas fueron escritos por mujeres talentosas y te aseguramos que te harán sentir orgullosa de pertenecer al género femenino. El primero es de Laura Casielles, una periodista española que ha ganado varios premios. El segundo es de Rupi Kaur, una escritora canadiense de la que te recomendamos leer sus obras completas y seguirla en sus redes sociales, ya que ha desarrollado un activismo muy notable. El tercero es de Gioconda Belli, autora nicaragüense cuya poesía es considerada revolucionaria y ha causado gran controversia y revuelo por la manera en la que aborda el cuerpo y la sensualidad femenina. El cuarto es de Shirley Campbell, una antropóloga que se ha especializado en el feminismo africano y que es reconocida como una de las poetas afrodescendientes más importantes. Finalmente, el quinto es de Sonia Scarabelli, una escritora argentina cuyos poemas harán que te identifiques a un nivel personal con cada palabra.
Homenaje a las hermanas de Laura Casielles
A veces, las mujeres que admiro lloran.
Lloran polen, lloran piedra, lloran plumas caídas de estornino débil
y aceite quemado sobre la arena gris.
Lloran porque no encuentran
el hilo del buen amor,
lloran porque su voz no es una columna de mármol,
lloran por el peso del río.
Hay mujeres que admiro y no conozco y a veces lloran.
Supongo que también les arden bulbos en las entrañas y tienen en el jardín tumbas de cedro.
Otras mujeres llevan
el fardo prieto de veinte siglos sobre los hombros.
No tienen mucho tiempo para llorar, pero a veces,
manantiales y pozos y olas se les caen a las manos.
El charco repta lentamente, llega al mar de los charcos de antaño.
Se evapora, llueve.
Lustrosas espigas se hinchan
en un huerto de otra parte.
Rupi Kaur
No quiero tenerte
para completar las partes vacías de mí misma
quiero estar completa yo sola
Quiero estar tan completa
que pudiera iluminar una ciudad entera
y luego
quiero tenerte
porque los dos
combinados
la podríamos prender
fuego.
Y Dios me hizo mujer de Gioconda Belli
Y Dios me hizo mujer,
de pelo largo,
ojos,
nariz y boca de mujer.
Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
Todo lo que creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo.
Rotundamente negra de Shirley Campbell
Me niego rotundamente
a negar mi voz,
mi sangre y mi piel.
Y me niego rotundamente
a dejar de ser yo,
a dejar de sentirme bien
cuando miro mi rostro en el espejo
con mi boca
rotundamente grande,
y mi nariz
rotundamente hermosa,
y mis dientes
rotundamente blancos,
y mi piel valientemente negra.
Y me niego categóricamente
a dejar de hablar
mi lengua, mi acento y mi historia.
Y me niego absolutamente
a ser parte de los que callan,
de los que temen,
de los que lloran.
Porque me acepto
rotundamente libre,
rotundamente negra,
rotundamente hermosa.
Otra belleza de Sonia Scarabelli
Mamá, yo ahora tengo otra edad
y me encuentro una belleza distinta,
algo que no viene ni de la noche ni del día,
una manera de ser del cuerpo que se cae:
la carne se va despidiendo de los huesos
(eso que todavía no se nota),
se ablanda y mete un miedo
parecido a la verdad.
A lo mejor es algo a lo que nadie
llamaría belleza, una cosa
que ya no hay, que viene
de todo lo que se cansa y se desgasta,
pero cuando la miro para adentro
¡que oscuridad más serena
la que me encuentro!
Y a veces, qué ganas de reírme
por ir dejando atrás esa forma del tiempo,
qué ganas de reírme y de bailar
como una muchacha.
Escrito por Paola Parachini