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El último adiós: el presidente de Argelia renuncia a su cargo

El 2 de abril, después de meses de protestas, Abdelaziz Buteflika, el presidente de Argelia, renunció a su cargo sorprendiendo a muchos y causando incertidumbre en el continente africano.

Argelia es una nación del norte de África que ha tenido una historia extremadamente complicada. Para empezar, tiene una ubicación estratégica, pues funciona como un puente entre Europa y África y fue precisamente por eso que en 1830 Francia tomó control del territorio, en ese entonces una de las provincias del Imperio Otomano, y lo hizo parte de su colonia.

Durante los siguientes 120 años, los argelinos fueron reprimidos mientras su país era un département de Francia. Los colonizadores modernizaron la agricultura y el comercio de la zona, pero vivían alejados de la sociedad argelina disfrutando de privilegios a los que pocos no europeos podían acceder.

Ante esta situación y en medio de un creciente descontento, en 1954, un grupo de guerrilleros inició un levantamiento que culminó en 1962 con la independencia de Argelia. Cuando los franceses se fueron, el país africano se quedó con una buena parte de la cultura y tradiciones de sus antiguos dominadores, empezando por el idioma, que se sigue hablando hasta la fecha, aunque oficialmente ha sido reemplazado por el árabe que lentamente ha ido ganado terreno.

En los años siguientes, los argelinos hicieron de todo para recuperar sus raíces árabes (más de tres cuartos de la población pertenece a esta etnia) e islámicas y, mientras tanto, aprovecharon el petróleo, el gas natural y los minerales que había en su territorio para salir adelante. A principios del siglo XXI, Argelia llegó a tener una de las economías más grandes de África y el nivel de vida de sus ciudadanos mejoró considerablemente.

Desafortunadamente, la bonanza económica no estuvo acompañada de buenos gobiernos.

Desde la independencia de 1962 hasta 1999, los argelinos tuvieron varios presidentes y mucha inestabilidad. Se hicieron y deshicieron parlamentos, aumentó la inseguridad y empezaron a surgir algunos grupos islámicos extremistas. En 1999 la situación política cambió cuando el entonces ministro de Exteriores, Abdelaziz Buteflika, fue electo presidente.

Desde entonces y hasta este año, Buteflika gobernó con mano dura. Durante sus mandatos, Argelia vio un aumento en la violencia y la corrupción se disparó considerablemente. A pesar de esto, el presidente fue reelecto por primera vez en 2004 y su poder creció tanto que en 2008 logró modificar la Constitución para poder reelegirse en 2009 y 2014.

A finales de febrero de este año, el gobierno de Buteflika colmó la paciencia de los ciudadanos, quienes tomaron las calles para exigir su renuncia. Durante meses se dieron intensas manifestaciones en las calles hasta que, eventualmente, algunas personas del gobierno se unieron a los ciudadanos y a finales de marzo, acorralaron a Buteflika: le pidieron que renunciara y le dijeron que si no lo hacía lo obligarían a dejar sus funciones con el argumento de que no tenía la capacidad física para ejercerlas.

El 2 de abril, acorralado, Buteflika renunció a la presidencia y dejó en su puesto a Abdelkader Bensalah, el líder del Senado. Lo que viene para Argelia es incierto. El presidente dejó en su puesto, de forma interina, a uno de sus aliados que tiene hasta julio para organizar elecciones. El ejército está monitoreando la transición de cerca y está listo para tomar el control del país si las cosas no se van acomodando. Mientras tanto, la población está dividi- da: Mientras que unos ven la salida de Buteflika como una victoria, otros no estarán conformes hasta que la democracia real llegue al país.

FUENTES

https://www.britannica.com/place/Algeria

https://www.nytimes.com/2019/04/03/world/africa/algeria-bouteflika-what-now.html

Texto por Mercedes Migoya
@mercedesmigoya

Ilustración por @camdelafu