El pasado 15 de octubre, la Organización de las Naciones Unidas hizo una a rmación severa: Yemen, el país de la Península Arábiga que está en guerra civil desde 2014, se encuuentra al borde de sufrir la peor hambruna del siglo. Inmediatamente después, varios países condenaron lo que está sucediendo y algunos expertos que trabajan en ONG no dieron crédito a que algo así estuviera pasando en pleno 2018. Sin embargo, esta no es la primera vez que el mundo se “preocupa” por lo que está pasando en Yemen.
Desde antes del inicio del conflicto, Yemen era una de las naciones más pobres de Medio Oriente y tenía varios problemas internos por divisiones ideológicas y religiosas. En 2011, aprovechando el momentum de la llamada Primavera Árabe, algunos de sus ciudadanos se organizaron para exigir que el presidente Ali Abdullah Saleh, que llevaba 33 años en el poder, permitiera elecciones justas.
En 2012, Saleh no pudo resistir más la presión y decidió ceder su puesto, pero en lo que se decidía quién tomaría su lugar, el vicepresidente Abd Rabo Mansur Hadi asumió el puesto de manera interina. Meses después y antes de las elecciones, Saleh se unió a un grupo de rebeldes conocidos como hutíes y le dió un golpe de estado a Hadi. Con esto inició la guerra civil que ha dejado más de 10,000 muertos y millones de desplazados.
Desde 2012, la situación se ha complicado todavía más, pues dos potencias de Medio Oriente están aprovechando la guerra para enfrentarse. En 2015, Arabia Saudita decidió entrar al conflicto apoyando al presidente Hadi y a su vez, Estados Unidos, está apoyando a los saudíes con la venta de armas. Adicionalmente, del otro lado del conflicto, Irán está armando a los hutíes.
Durante los últimos meses, gracias a Irán y a Arabia Saudita, el riesgo para los civiles ha crecido considerablemente, pues la principal batalla se está librando en Hodeida, la ciudad con el principal puerto del país. De hecho, fue por la batalla de Hodeida que la ONU advirtió en octubre que Yemen está a punto de enfrentar la peor hambruna que se ha visto en 100 años. Y el principal culpable es Arabia Saudita, pues sus ataques aéreos están destruyendo el puerto y, por lo tanto, la ayuda humanitaria no está llegando a quienes más la necesitan.
Según la Organización, 8.4 millones de personas ya están al borde de morir de hambre y con los ataques de los últimos días, la cifra puede aumentar en cuestión de semanas. Dentro de la población más vulnerable están los niños, pues según el Programa Mundial de Alimentos, cuatro de cada diez padecen desnutrición. Adicionalmente, la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) calcula que 22.2 millones de yemeníes –más del 60% de la población– necesitan algún tipo de ayuda humanitaria, protección o asistencia.
Desde 2012, la cobertura del conflicto ha sido un subibaja. Hay temporadas en las que se escucha mucho del tema, pero hay otras en las que a los medios se les olvida que existe. Sean cuales sean las causas de esta indiferencia, el problema es y seguirá siendo muy grave. En palabras de la coordina- dora de la ONU para Yemen: “No hay duda de que debería de darnos vergüenza, y todos los días deberíamos despertarnos y renovar nuestro compromiso por hacer todo lo posible para ayudar a la gente que está sufriendo y terminar con este conflicto”.
FUENTES
https://www.unocha.org/yemen/about-ocha-yemen
https://reliefweb.int/report/yemen/yemen-close-famine-afterport-offensive-aid-groups-warn
Texto por Mercedes Migoya – @mercedesmigoya
Ilustración por @camdelafu