Su lente ha visto pasar políticos, artistas, celebridades de la música, el espectáculo y la cultura mexicana, logrando algunos de los retratos más emblemáticos de nuestros tiempos, retratos que van más allá de un rostro, de una imagen, y que son capaces de crear sensaciones y emociones que se convierten en algo simbólico.
Trabulsi, de origen mexicano libanés, ha explorado y perfeccionado diferentes disciplinas de las artes visuales como video, cine y diseño gráfico. En el año 2000 fundó la Academia de Artes Visu- ales en donde descubrió otra de sus profundas pasiones, la enseñanza. Para Ricardo, la fotografía no es sólo una profesión, sino también una herramienta, un vehículo de expresión y un modus vivendi.
¿Por qué decidiste volverte fotógrafo?
Por razones de presupuesto, fue algo casual. Al salir de la Universidad quería dedicarme al periodismo, por lo que fui a la revista Expansión en la cual trabajaba uno de mis maestros y me dio mi primer trabajo, un reportaje acerca de la Cuenca del Pacífico. No sabía nada acerca del tema por lo que tuve que ir a ocho embajadas a recopilar información, me tarde casi 15 días y más de un mes para completar el reportaje, por el que me pagaron 500 pesos. Mientras que en un estudio de fotografía, con una ex – alumna de la Ibero cobraba 1,500 pesos, fue una cuestión de matemáticas. Necesitaba ser fotógrafo ya que necesitaba ganarme la vida. Trabajé durante tres años con un fotógrafo, cargando cables y pintando fon- dos, no me enseñó nada, todo lo aprendí por ver, finalmente después de tres años estaba a punto de acabar la carrera y me decidí por la fotografía.
¿Qué es lo que más te llama la atención de hacer retratos?
Conocer a la gente de primera mano. El retrato está muy relacionado con la literatura pero más aún con la vida. Si me preguntaran ¿qué género de la fotografía es el más vibrante? tendría que decir el que está relacionado con la humanidad y ése es el retrato, se convierte en una exploración de las muchas caras del ser humano. Por ejemplo en “El proyecto de transición con Carmen Aristegui”, tuve la oportunidad de conocer a 30 políticos, inaccesibles para mí. Como a Carlos Salinas de Gortari. Todo mundo lo ve como el villano de la historia, pero cuando estuve frente a frente con él y tuve la oportunidad de platicar y observarlo, fue un privilegio, algo que no sale en los libros.
Un año y medio antes fotografié al subcomandante Marcos en plena Selva Lacandona y tres días después a “La Banda el Recodo” en Durango, es increíble tener una profesión que te permite llegar a este tipo de lugares y conocer personalidades como ellos.
¿Cuál es la mejor experiencia que has tenido al hacer un retrato?
Es una pregunta muy difícil ya que todos los personajes que fotografío tienen algo alucinante. Me vienen a la mente varios, pero hay uno que me parece tremendo. Gracias a un amigo mío, Ernesto Ledesma que tiene un canal de análisis y de noticias en internet, tuve la oportunidad de conocer a una pareja que estaba saliendo de la cárcel después de 10 años de haber cumplido su sentencia por rebelión. Son los únicos presos que ha habido en la historia de México por rebelión. Gloria Arenas había salido tres días antes y él había salido la noche anterior, se subió a un camión y lo mandaron al estudio. No había visto a su esposa, ni a su hija, en su rostro se notaba que había estado recluido. No fue una experiencia divertida, pero fue un momento muy intenso y especial, no solamente en sus vidas sino en el transcurrir de la vida y lo que representa.
¿Podrías mencionar tres fotógrafos que admires en el Presente y pasado?
Me viene a la mente Helmut Newton, Peter Lindbergh, August Sander, Herb Ritts, Steven Klein y Steven Meisel. Estoy empezando a estudiar a los fotógrafos contemporáneos, aun- que me caen mal porque siento que es un arte que ha volteado la mirada hacia otro lado y no a la realidad. Como la realidad está tan mal deciden no verla y en su lugar hacen algo raro o intelectual, se pierden en su propia reflexión del medio. Esto me parece una traición a la realidad, es rendirse al mercado. Aunque los que compran arte son los verdaderos culpables, ya no quieren autores que los confronten, prefieren a los que no dicen nada, a los graciosos. En medio de todo esto, hay muy buenos fotógrafos contemporáneos como Wolfgang Tillmans, me parece muy sensible e inteligente con un rango de trabajo muy amplio.
¿Qué es indispensable en tus sesiones de foto?
La música, la cual depende de la atmósfera que quiera recrear. Si es una sesión de moda pongo algo contemporáneo o conceptual. Hace una semana fotografié a Gabriela Spanic y le puse Joan Sebastian, estaba feliz. Por otro lado a los políticos les pongo música clásica de Bach y esto ayuda a que se sientan en otro lugar.
¿Cuál es tu inspiración?
La política y la dinámica de la sociedad. Me inspira algo que me mueve, cuando a Helmut Newton le preguntaban ¿a quién fotografía?, él contestaba: “a los que admiro, a los que odio y a los que quiero”. Lo importante de su respuesta es que fotografía a los que lo movían. Mi inspiración es lo que pasa en la dinámica social, porque ahí veo a las personas que están haciendo algo. Por ejemplo, veo como Sarkozy vive después de casarse con Carla Bruni, como viaja por el mundo en su yate con sus amigos millonarios y realmente no le importa esconderse. Me parece un descarado, un personaje que me encantaría retratar.
¿Estás a favor de los programas de manipulación de imágenes?
La manipulación de imagen ha existido toda la vida. Cuando se inventó la fotografía sacaban de foco la cámara para que fuera medio pictorealista. Poner un negativo en una ampliadora o proyectar sobre papel fotográfico y quemar en algunos lugares, también es manipulación de imagen. Pero el Photoshop convierte la manipulación en un recurso al alcance de todos. Siento que la fotografía no dice la verdad, puede que sí pero es muy fácil que no la diga. Yo hago fotografía partiendo de que es una ficción y esto me brinda un margen de movimiento mucho mayor ya que no estoy comprometido con la realidad.
¿En qué consiste tu nuevo proyecto “Bocetos para un Comic”?
Es la primera pieza que aviento al mundo, de alguna forma todo mi trabajo anterior había sido por “encargo”. Los bocetos son completamente míos, no imaginé que fueran a acabar como una pieza. Primero me encontré con Instagram, nunca había publicado nada personal y de pronto con esta herramienta todo es inmediato, subía una foto y mu- chas personas la veían. Desde hace mucho tiempo quería hacer un comic, una foto-novela o algo por el estilo. Por lo que el proyecto comenzó a convertirse en un boceto para un posible comic, empecé a juntar todas las ideas que he ido aprendiendo en los últimos veinte años. Ideas de la revolución, del cambio social, de los personajes, cómo surgió el conflicto. Por otro lado, en diferentes etapas de la publicación diaria me encontré con unos retratos de Moderato que había hecho, en los que salían haciendo cosas graciosas y me encantó la idea de convertirlos en héroes. Me encanta la idea de hacer un comic donde los héroes son un desastre. Esto ideológicamente es un cuestionamiento al cine de Hollywood, el cual es un arma muy potente donde los héroes sí son triunfado- res, todo se resuelve con un héroe invencible a golpes. “En Bocetos para un Comic” los únicos que no la arman son los héroes, ya que son un desastre. Es ingenuo, es gracioso pero hay un discurso ideológico serio que habla de la manera en la que entiendo la realidad. Es mi espacio para lo cómico y encontré un buen balance entre la fotografía y el texto, me pude sacar ese pendiente. Digamos que es un cuento de niños para adultos, en el que se cuenta una historia de niños, inicia “Erase una vez”…