Conversamos con el atleta de Redbull Sebastián Álvarez, quien nos contó sobre su carrera, motivaciones y próximos proyectos
¿Cómo eras cuando niño y cuando te iniciaste en el mundo del deporte aventura?
Desde niño siempre fui muy inquieto y creo que la inquietud me llevó a los deportes. Mi primer deporte aventura fue el surf. Nací en Viña del Mar, Chile, cerca del océano, y eso me llevó a incursionar en ese mundo. Hizo que me apasionara por el riesgo y la aventura.
Sabemos que estuviste en la Fuerza Aérea de Chile. Cuéntanos como fue tu paso por la institución y luego como fue la decisión de retirarte.
En realidad, estuve en la Fuerza Aérea porque me gustaba y me llamaba mucho la atención la aviación. Una cosa llevo a la otra. Terminé como piloto de guerra y trabajando al servicio de mi país, lo que fue super gratificante. Aprendí muchas cosas.
La decisión de retirarme, después de casi 9 años, fue para poder seguir el otro sueño de dedicarme completamente al deporte. Ya había dejado el surf de competición, y lo que me gustaba ahora era el paracaidismo, que también se me dio naturalmente por el hecho de saber volar aviones. Poder relacionarlo todo con la aeronáutica llenaba completamente lo que estaba buscando.
Háblanos de tus inicios en el mundo del wingsuit.
Mis inicios en este mundo se dieron en California. Una vez que me retiré de la Fuerza Aérea, me fui a California por varios motivos. Uno de ellos fue el clima y lo otro fue que allá se salta y se entrena muchísimo. Se puede hacer del paracaidismo un estilo de vida, por lo que decidí partir para entrenarme. En esos momentos, en California había mucha gente realizando wingsuit y tuve la suerte de conocer muy buenos mentores como Johny Flores, quien me ayudó y enseñó muchísimo.
Cuéntanos sobre tus saltos favoritos.
La verdad, tengo muchísimos saltos que recuerdo. Tal vez el que tengo más fresco en la memoria es el salto en el volcán Villarica, donde entré y salí del cráter. Además de ser un espectáculo como salto, fue super complicado de realizar ya que requirió de mucho entrenamiento.
Lo que si recuerdo siempre son los paisajes y todavía tengo a Chile, especialmente Pucón en el sur, como número uno. Luego vienen Suiza y Hawái que tienen unos paisajes hermosos.
Descríbenos tu preparación física, técnica y emocional para realizar el salto dentro del volcán Villarica.
En cuanto a preparación física, emocional y mental, tengo un entrenador que me prepara todos los días del año. Obviamente tenemos descansos, pero voy variando los entrenamientos, dependiendo del proyecto en el que estemos enfocados. También trabajo la parte emocional con un psicólogo y además hago trabajo personal para concentrarme y enfocarme. Me tomo las cosas muy en serio para no cometer errores, y si cometo un error, me gusta saber que cuento con un plan b. Ese salto nos tomó casi 9 meses desde que comencé a entrenar hasta que lo terminé ejecutando.
¿Tienes alguna cábala para calmar los nervios previos a cada salto?
No tengo ninguna cábala, pero si utilizo los nervios para enfocarme y sentirme vivo. Esta sensación, siempre que uno la transforme en algo positivo, resulta muy útil. Estar concentrado es mi única cábala.
¿Qué opina tu familia y amigos sobre lo que haces?
En un principio, cuando mi mamá vio que estaba volando con wingsuit, tuvimos una conversación seria. Pero como venía ligado al mundo de los deportes aventura desde niño, se dio de forma orgánica y natural. Para mis amigos también fue algo sorprendente, pero en el fondo, tampoco los tomó por sorpresa.
Cuéntanos sobre tus próximos desafíos y proyectos.
Intento ir sacando al menos un gran proyecto al año. Lo que más me motiva es mostrar lo lindo y desafiante que puede ser el deporte. Ojalá poder terminar el próximo proyecto este año. Es una sorpresa, así que los invito a mantenerse atento a mis redes. Siempre realizo proyectos chicos como complemento, como volar dentro de chile, sobre el centro de ski La Parva. Así me voy entreteniendo durante el año.
¿Te consideras un adicto a la adrenalina? Descríbenos que pasa por tu cabeza antes de saltar.
En realidad, creo que sí. La adrenalina es muy adictiva y me gusta mucho la sensación que te entrega. Me gusta estar cien por cuento concentrado, viviendo el momento a mil. Esto, mezclado con la adrenalina, hacen que se generen sensaciones muy agradables y desafiantes.