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SUPERSTICIONES A DOS RUEDAS

Juan Pablo del Rey, es un ciclista de ruta, suele ir con su grupo de siete compañeros llamados los Bike Dominators, a distintos puntos del centro de México. Un día van a Texcoco, otro a Valle de Bravo y en ocasiones a las pirámides de Teotihuacán. La distancia más larga que recorre Juan Pablo (una vez por mes) es de la Condesa a Valle de Bravo, unos 134 km.

Antes de salir, él y su grupo deslizan un trapo con agua bendita por ambas ruedas, luego ubican en algún lugar representativo del manubrio pequeños amuletos como pulseras en forma de cadenas (de bici) con la imagen atada de la Virgen de Dorleta, patrona adoptada por algunos ciclistas, deidad de la mayoría de los ciclistas españoles. Eso sí, siempre la acompañan de la Tonatzin o Virgen de Guadalupe.

Alonso, amigo de Juan Pablo y parte del grupo de los Bike Dominators, asegura que tiene una bicicleta de carbono Eddy Merckx (Emx-1 Shimano 105) con cada rayo del rin pintado de tal manera que cuando rueda, aparece la imagen de la Virgen de Guadalupe. Alonso prometió a la Tonatzin hacerle ese rin especial a manera de un exvoto, e ir a la peregrinación cada año en agradecimiento, cuando él se deshidrató en la Ruta de las Mixtecas, que comprende unos 125 km.

“El calor era agobiante, me confié y al final terminé deshidratado. Recuerdo que no cesaba de pedirle a la virgencita un poco de agua, sentía que mi boca era un mazapán; después me desvanecí, caí sobre el asfalto y me fracturé el brazo, además de las múltiples raspaduras”.

En el barrio de Santa Fe, en el Distrito Federal, hay otro grupo de ciclistas llamado Los Bírola, ellos manejan bicicletas tipo BMX, pero hay un rasgo en particular que llama mucho la atención, y es que sus integrantes otorgan su fe a distintos santos: Tomax o TMX venera a San Judas Tadeo; el Púas, cree en San Antonio Abad y Hernán, el Manita, en la Santa Muerte.

Así, cada uno lleva una figurita de su patrón o patrona en distintos puntos de su bicicleta, ya sea en el trapecio, en el manubrio o debajo del asiento. Entre trucos como bunny hops, fakie y rollbacks, hacen una especie de coreografía. Su intención es que les salgan los trucos sincronizados, ahora mismo practican giros de 360 grados.

Lo interesante de este grupo es que salen a hacer rutas callejeras y las más importantes las realizan durante las fechas en las que celebran a sus respectivos santos. La bicicleta los une de una manera especial, pues todos se acompañan a sus distintos templos, y respetan al patrono de cada quién, aun si este no encaja con las ideas de los otros.

Por último, el Púas me dice: “Este es el mejor deporte, solo date cuenta: en el fútbol, se necesita una pelota; para el BMX, se necesitan ¡dos pelototas!”

Por último, encontramos a Markus, un completo enamorado de la bicicleta. Él es suizo y también se enamoró de México. A él nadie lo baja de su compañera rodante, va a trabajar todos los días sobre ella, sin importar los múltiples obstáculos que pueda encontrar en una ciudad tan diversa y caótica como la Ciudad de México. “A pesar de que tienes que driblar puestos ambulantes, autos, microbuses que buscan aplastarte y peatones poco considerados, no hay mejor transporte que la bicicleta”.

Markus me cuenta sobre La Madonna del Ghisallo en Italia, una pequeña iglesia en Magreglio en la región de Lombardía que una vez visitó, y que es un templo adorado en el mundo de los ciclistas, sobre todo los de ruta.

La superstición de este suizo es muy particular: una vez fue asaltado al bajar de su bicicleta y lo apuñalaron cerca del corazón; tuvo que someterse a rehabilitación y esperar que su físico respondiera, después de medio año regresó a las calles, una vez más, sobre su compañera de dos ruedas.

Su vida es a dos ruedas… “Oh, qué será que me inspira, ¿serán tus rayos, que giran? Esta canción, cumplirá su misión”.

yurexomazkin.wordpress.com