Aunque el encanto, la historia y los atractivos más diversos se dan cita en decenas de pueblitos diseminados por todo el territorio mexicano, siete puntos del país se caracterizan por concentrar gran parte de la riqueza histórica y patrimonial de México, y si te propones conocer a detalle sus tesoros arquitectónicos, su vibrante cultura y su gastronomía, pronto verás que serán necesarias numerosas visitas. Esos lugares, verdaderos tesoros coloniales, son Aguascalientes, Durango, Guanajuato, Morelia, Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas.
AGUASCALIENTES
Recorrer el corazón de la ciudad de Aguascalientes nos conducirá maravillados por sus joyas arquitectónicas, como el Templo de San Marcos, legado arquitectónico colonial, o los edificios emblemáticos del siglo XVII que flanquean la calle Venustiano Carranza. Descubriremos que la capital de Aguascalientes se estructuró en torno a cuatro barrios asentados alrededor de la Plaza de la Patria: Guadalupe, San Marcos, El Encino y La Estación. Los dos primeros son los más representativos de la cultura local, pero recorrerlos permite tomar el pulso al corazón hidrocálido, a la calidez de sus habitantes, a sus expresiones populares, e irnos encontrando con algunos secretos culinarios: enchiladas, birria, pozole, lechón, tamales de queso y mantequilla, mole de Aguascalientes, conejo a la chichimeca… Y una visita de varios días al estado de Aguascalientes debe incluir un viaje en el tiempo visitando los Antiguos Baños de Ojocaliente –de construcción neoclásica e influencia francesa— y los Pueblos Mágicos de Real de Asientos y Calvillo, este último célebre por su producción de guayaba, sus panes, sus artesanías y sus construcciones coloniales, como el Templo del Señor del Salitre, construido en 1772 y que resguarda hermosas obras pictóricas.
DURANGO
Además de ser hogar de gente cálida dispuesta a mostrar sus costumbres y tradiciones a quienes estén interesados, municipios como Nuevo Ideal, Nazas o Nombre de Dios poseen bella arquitectura, parajes naturales sobrecogedores y deliciosa comida. Paradas obligadas en la capital duranguense: la Catedral, joya barroca del siglo XVII en la que aún pueden escucharse acordes de su órgano monumental, como también puede oírse la leyenda de Beatriz, la monja en espera de su amado, cuya silueta aparece por las noches en una de sus torres; y un descenso al Túnel de Minería, para descubrir más leyendas de la ciudad y conocer un poco de la historia de la minería en el estado. Además, desde el teleférico que atraviesa del Cerro del Calvario al Cerro de los Remedios se tienen magníficas vistas de la ciudad. Y para concluir la visita a estas tierras, el paladar querrá irse estimulado por el caldillo durangueño, una receta originada en las cocinas de los primeros vascos que llegaron a esta tierra.
GUANAJUATO
El estado de Guanajuato posee magníficas joyas arquitectónicas en espera de ser descubiertas. Las calles estrechas, sinuosas, laberínticas de Guanajuato, con un secreto histórico, social o sensorial en cada rincón, transforman el interés moderado del viajero en auténtica sed por conocer las anécdotas detrás de cada uno de sus muros, de cada una de sus piedras. De cerca, la ciudad se muestra amable, cálida y sonriente, gracias a sus habitantes; de lejos, se exhibe como una auténtica ciudad museo, con un peculiar trazo urbano y arquitectura colonial que le han ganado ser declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1988. Por las calles de San Miguel de Allende también habrá que perderse para que se nos develen historias que se remontan a su fundación, en el siglo XVI; luego, dejarse maravillar por su parroquia de estilo neogótico, y las casonas virreinales de magníficos portones de madera, como la Casa de los Condes del Canal, que florecieron como consecuencia de que San Miguel fuera punto estratégico en la ruta minera del centro de México. Desde 2008, San Miguel de Allende también es Patrimonio de la Humanidad, y comparte el título con un sitio de peregrinaje ubicado a menos de 15 kilómetros: el Santuario de Atotonilco, fundado en 1740. Y el tiempo parecerá haberse detenido en Mineral de Pozos, Pueblo Mágico también conocido como pueblo fantasma, que fuera abandonado en dos ocasiones desde su fundación y que hoy ha cobrado nueva vida con nuevos habitantes y con descendientes de los mineros que alguna vez vivieran y laboraran ahí.
MORELIA
Antes de comenzar cualquier recorrido por la ciudad de Morelia, hay que cumplir con el ritual de caminar por la plaza central, en la que la gran protagonista es la Catedral, de estilo barroco y cantera rosa, que los sábados atrae con un espectáculo de luces tanto a locales como a turistas. Entre los múltiples tesoros de esta catedral cuya construcción requiriera más de ocho décadas, se encuentran una pila bautismal de plata del siglo XVIII, la imagen del Señor de la Sacristía –realizada en pasta de maíz en el siglo XVI— y el órgano monumental de 4,600 flautas de origen alemán. La caminata luego será permanente para descubrir el encanto y los atractivos de la ciudad, que le valieron ser declarada en 1991 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO: su maravillosa traza urbana del siglo XVI, plazas, parques, museos y edificios construidos con piedra de cantera rosa, característica de la región, que ponen de manifiesto la magistral fusión del espíritu medieval con elementos renacentistas, barrocos y neoclásicos. Y ya que se encuentra en Morelia, el viajero podría aprovechar para recorrer sus cautivadores Pueblos Mágicos cercanos: Pátzcuaro, Cuitzeo y Tzintzuntzan, para dejarse cautivar por sus tradiciones y costumbres.
QUERÉTARO
Desde una primera caminata por las calles de su Centro Histórico, resulta fácil intuir que la opulencia y la fe sentaron sus reales en esta ciudad por siglos. Así parecen confirmarlo palacios, templos, mansiones y otros edificios señoriales que le han merecido al Centro Histórico de Santiago de Querétaro ser nombrado Patrimonio Mundial de la Humanidad desde 1996. Además de poseer un conjunto de edificaciones virreinales imponentes que la vista y la cámara desean aprehender por completo, Querétaro es un lugar clave en la historia de México: sus calles, recintos y habitaciones atestiguaron varios de los capítulos más importantes de la guerra de Independencia. Una inmersión en el estado de Querétaro debe incluir también las Misiones Franciscanas, Patrimonio Cultural de la Humanidad, enclavadas en plena Sierra Gorda; las haciendas del municipio de San Juan del Río, excepcionalmente conservadas, y los viñedos situados en el semi-desierto queretano.
SAN LUIS POTOSÍ
La belleza del centro histórico de la ciudad de San Luis Potosí, formada por edificios, monumentos y plazas construidas desde finales del siglo XVI en torno a la Plaza Fundadores, es muestra de los tesoros coloniales a descubrir en nuestros recorridos por el estado. Forman parte de su majestuosidad la universidad del estado –situada en un antiguo colegio jesuita—; la iglesia del Sagrario, del siglo XVII; el Templo del Carmen, citado como uno de los monumentos más valiosos de la época colonial, y la Casa de la Virreina, antigua mansión que alojara a la única virreina de México, Leonora Carreto. Y tras largas caminatas por sus amplias plazas, sus jardines y sus bellos edificios civiles y religiosos, el estímulo para el paladar llegará en forma de enchiladas potosinas o de asado de novia.
ZACATECAS
Zacatecas es una de las ciudades donde se expresó con magnificencia la arquitectura virreinal y la tierra fue generosa para el cultivo y la crianza ganadera. La cantera rosa permitió a los arquitectos españoles esculpir con delicadeza y dar forma a un conjunto arquitectónico que rompió la monotonía del paisaje del altiplano. A siglos de distancia de aquellos tiempos en que las generosas minas de plata permitieron a familias de españoles amasar inmensas fortunas, todavía perdura una ciudad que pareciera escondida en una cañada. Por su alto valor y belleza arquitectónica, Zacatecas fue declarada por la UNESCO Patrimonio Cultural de la Humanidad, y acumulando todo tipo de elogios, ha transitado por el tiempo resguardando con firmeza y orgullo los edificios que contribuyeron a su fama, como su Catedral, obra maestra del barroco novohispano cuyo retablo principal fue bañado en oro de 24 quilates. Un paseo por esta hermosa ciudad debe incluir una visita al Cerro de la Bufa, desde donde se tiene una de las vistas más espectaculares, y los aficionados a la fotografía llevarán consigo la postal perfecta.
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