A veces, el futbol traspasa fronteras, o bien, a veces en el balompié se reflejan otros aspectos de la vida social, política, cultural, económica o religiosa. Escocia es el mejor ejemplo, aunque cliché, donde los conflictos, incluso históricos, emergen en cada encuentro. Es tan real que, a pesar de la poca importancia de la liga a nivel mundial, el clásico escocés es capaz de parar las prensas en todo el mundo. En Escocia el futbol no es cosa menor, especialmente si se trata de los dos clubes más grandes del país.
Celtic versus Rangers no es un simple partido de fútbol. En Escocia absolutamente todo se detiene por noventa minutos cuando albiverdes y azules se enfrentan en el terreno de juego; los pubs de Glasgow –ciudad donde juegan ambos equipos–, Edimburgo, Aberdeen, Inverness y otras ciudades se convierten en trincheras de aficionados que se resisten a perder el honor, más por las implicaciones religiosas que por el futbol per se. En el estadio los aficionados son separados por una valla de policías. Un gol es alegría, pero también es sinónimo de peligro.
El derbi escocés tiene siglos de historia enraizada en conflictos religiosos y políticos. Antes de entrar al juego, un poco de historia: en el siglo XVII, durante la Revolución Gloriosa, el rey Jaime II fue reemplazado por Guillermo de Orange. Los protestantes vencieron a los católicos, el caos y la violencia se desataron hasta que se instauró el parlamento en lugar de la corona.
Después de cientos de años de persecuciones religiosas, en 1873 fue fundado en Glasgow el Rangers Football Club por un grupo de jóvenes protestantes. Desde el comienzo, la clase dirigente de Escocia era quien dirigía el destino del Club; incluso hasta 1989, los Teddy Bears, como también se les conoce, no aceptaban jugadores católicos en sus filas. En su casa, Ibrox Park, los bluenoses entonan, a pesar de las constantes prohibiciones, cánticos anti católicos. En lo social, el equipo azul es de corte conservador.
Por otro lado, en 1888 nació el Celtic Glasgow en la iglesia de St. Mary, fundado por Walfrid, un hermano marista irlandés. El nuevo equipo de la ciudad hacía contrapeso a la opresión protestante y proponía una oportunidad para distraer y sacar de la pobreza a la comunidad católica. La filosofía política del conjunto del trébol comenzó siendo de corte socialista.
Rangers y Celtic pronto se hicieron de una masa de aficionados, ambas las más importantes del país. Los equipos se convirtieron en grandes protagonistas de la liga escocesa y comenzaron a repartirse los trofeos prácticamente cada año. En las gradas, la afición transmitía el odio acumulado por siglos: cánticos racistas, insultos religiosos y violencia fuera de las gradas era lo común cada vez que se enfrentaban. El primer encuentro entre ambos clubes fue amistoso: el Celtic invitó al Rangers para celebrar su fundación y lo derrotó por un apabullante 5 goles a 2. Tiempo después, en 1904, el famoso sobrenombre del clásico fue acuñado por el diario The Scottish Referee que lo apodó “The Old Firm”.
De acuerdo con The Telegraph, en los primeros años de esta rivalidad, todo era amistad, por lo menos entre dirigentes, quienes veían el clásico como un producto mercadológico jugoso, pero en 1912, la apertura de un astillero en Govan por constructores de barcos de Belfast, introdujo la política irlandesa en el juego escocés. Después, pérdidas de regimientos escoceses y el levantamiento de Pascua, en Dublín, exacerbaron la situación política.
En las filas del Celtic es difícil ver a jugadores protestantes y viceversa; Rangers pocas veces acepta jugadores católicos. Aunque a decir verdad, ambos clubes se han relajado en ese sentido en los últimos años. Cuenta la leyenda que el fervor religioso es tal, que a los jugadores que visitan uno u otro estadio se les implora no hacer gestos religiosos en el campo, ni siquiera persignarse.
Precisamente, en 2010, cuando Manchester United visitó Ibrox Park para enfrentar a Rangers en la Champions League, sir Alex Ferguson, director técnico de los Red Devils y exjugador del conjunto protestante, advirtió a Chicharito no hacer ningún gesto religioso (como acostumbra) a fin de evitar un brote de violen- cia en las gradas en su contra. Es común ver ondear entre los seguidores protestantes la bandera Union Jack –símbolo del Reino Unido–, así como entre los católicos la bandera irlandesa. Ambos equipos entonan cánticos y alzan letreros alusivos a represiones militares, huelgas, alianzas y confrontaciones religiosas. No olvidan ni perdonan absolutamente nada.
Esta historia también está llena de momentos trágicos. Muchos sollozos producto de la violencia, que si bien han hecho de The Old Firm una batalla épica, también es lamentable. Alguna vez, en 1931, John Thomson, guardameta del Celtic, se convirtió en mártir y símbolo de odio en Glasgow, tras sufrir una herida mortal al lanzarse por el balón a los pies de un jugador del Rangers. Años después, en 1971, sobre las gradas de Ibrox Park ocurrió la tragedia más grande que este clásico ha vivido: Colin Stein igualó el marcador para los Teddy Bears en tiempo de compensación y los fanáticos enardecidos celebraban, cuan- do inesperadamente se venció el pasillo #13 y una avalancha de aficionados se vino abajo. Fallecieron 66 personas.
El famoso clásico escocés fue interrumpido por primera vez en 2012, luego de más de 100 años de jugarse sucesivamente, cuando Rangers descendió directamente a la tercera división por problemas económicos y fraudes. En 2016 el equipo azul regresó a la primera división y el 10 de septiembre ambos equipos se volvieron a enfrentar en liga: los pubs de toda Escocia estaban repletos, las casas de apuesta cobraban el morbo y los policías lucían tensos. El encuentro terminó a favor del Celtic por un aplastante 5 a 1, pero los aficionados del Rangers celebraban estar de nuevo en lo más alto del futbol escocés.
Cuando Rangers y Celtic se enfrentan, al calor de las cervezas se respira tensión; policías resguardan la entrada de cada pub y bajo ningún motivo es posible entrar portando los colores de algún equipo en específico. The Old Firm se convirtió, por la carga religiosa y política, en uno de los clásicos más importantes del mundo.
- Efraín Juárez militó en el Celtic. Carlos “Gullit” Peña y Eduardo Herrera vistieron la casaca del Rangers, todos jugadores mexicanos que han vivido el clásico en carne propia.
- Rangers es el máximo ganador de la liga escocesa, acumula 54 campeonatos; Celtic –actual campeón– es el segundo y ha conquistado el trofeo en 48 ocasiones.
- Aberdeen es el tercer equipo con más campeonatos de Escocia, acumula cuatro –empatado con Heart of Mid- lothian e Hibernian–; el equipo porteño, los Dandy Dons como también se les conoce, fue el último campeón que rompió el duopolio de Celtic y Rangers en 1984-1985. Curiosamente, el técnico del equipo era sir Alex Ferguson
- Hasta abril de 2016, precisamente hasta antes del regreso de Rangers a primera división, el equipo protestante tiene más victorias ante el Celtic. Los bluenoses han vencido en 159 ocasiones a su más odiado rival; los albiverdes han ganado en 145 ocasiones.
Texto por: ALAN AMPER
Soy un ferviente fanático de las bandas sonoras de lmes de corte épico, y un enamorado declarado de la comida. Viaje- ro impenitente, cocinero autodidacta y fan de los Rayos del Necaxa (aunque usted, no lo crea), ah, y toco la gaita escocesa. Cuentista, entrevistador, cronista y fotógrafo. He colaborado con National Geographic Traveler, Travel + Leisure, GQ y Futbol Total, entre otras.