Llegamos a las siete de la noche. Íbamos desde el Niágara para encontrarnos con la ciudad más importante de Canadá. Al atravesar el puente que corre sobre la avenida Bathurst, sabíamos que cinco días no iban a hacer suficientes…
Eduardo nació en Puerto Rico y tiene más de 20 años en Toronto, él fue nuestro guía. “No importa de dónde vengas. Nuestras calles son de todos, puedes subir a un taxi y encontrarte con un chofer hindú, árabe, chino o ruso. Somos ciudadanos del mundo”.
Fuimos hasta la esquina de Queen St y Soho St, la indicación era que buscáramos el “árbol de los abrazos”, allí nos esperaba Jason. Nos pidió que lo siguiéramos entre callejones y pasillos, nos dijo que en dos horas aproximadamente nos daría un recorrido por la historia del grafitti y el arte urbano. “Miren eso, es Uber 5000, el artista urbano elegido como el mejor para decorar las paredes de diversos edificios, así como las oficinas de Facebook en la ciudad”, nos dijo. La impresión en el muro era sensacional, unos pollitos con lentes oscuros y otros personajes arriba de naves espaciales, inevitable no tomarle una fotografía.
Cruzamos la calle y entramos a un callejón para conocer a otro destacado artista, su nombre es Spud y la característica principal de su pintura es su nombre, este lo va colocando en lo más alto de los edificios y lo hace con rodillos, o sea que si te encuentras durante tu visita a Toronto con estas letras, sabrás de quién son.
Mientras avanzamos Jason nos cuenta sobre la historia de este arte que inició en la ciudad de Filadelfia y Nueva York, nos explica sobre los materiales que se utilizan y hasta el vocabulario que usan entre ellos- “¿Saben cuál es la diferencia entre arte urbano y vandalismo?”, nos cuestiona y negamos con la cabeza. “Es muy sencillo, el primero es el que está permitido y el segundo el que se hace sin autorización”. Otra cosa que hay que destacar y por la cual hay tanto grafitti en la ciudad es que las autoridades al ver que este arte era una constante en los muros y paredes, decidieron promoverlo en lugar de prohibirlo, “ha sido tan bien recibido por los jóvenes que ahora muchos de ellos decoran restaurantes, oficinas y museos”, dice Jason.
Imágenes del clásico dibujo animado “Gargamel” o el ídolo del pop “Michael Jackson”, o simplemente letras de canciones, son algunos de los estiletes que admiramos en las paredes de Toronto. Otro de los grafitteros que encontramos fue a Kwest, su trabajo más reciente está en el mercado de Kensington, en la pintura se muestran nos rayos enfrentándose entre si. Ahora caminamos hacia la calle de Parkdale y Blorr para conocer a Skam, un artistas con mucha influencia de los clásicos grafiteros de Nueva York y que dibuja personajes del hip hop y la cultura del Ska.
Jason nos lleva, dice, a un lugar que nos encantará, estamos entre la calle de Spadina y Stracharn, allí se nos aparece la imagen de Frida Kahlo, es perfecta, cubre de arriba abajo el muro. “El artistas es Elicser, quien combina el arte conceptual con la estética del graffiti y la escritura”.
Terminamos en la intersección de Queen St W y Spadina a una cuadra de donde comenzamos. Jason se despide y nos recomienda ir al Royal Ontario Museum o comer en una ostería, optamos por la segunda opción y visitamos la Oyster Bar. La especialidad es su clamato versión canadiense conocida como “Caesar’s”. Del menú hay que pedir los mariscos y las ostras, pero cambia todos los días. Lo mejor es que, si corres con suerte, te atienda Patrick McMurray, el creador de este concepto.
Antes de ir a descansar fuimos hasta el St. Lawrence Market, un animado mercado donde se vende el clásicos peameal bacon, que es un platillo tradicional de la ciudad hecho de tocino frito y pan, ¡hay que probarlo! Pero también hay gastronomía de países como India, Japón y Colombia. Un buen día para visitarlo es el sábado, ya que en su parte norte, artistas y artesanos le ponen un toque más festivo al lugar.
Yorkville, la calle del rock and roll
Cuando subimos a la CN Tower para probar el Edge Walk, Susan nos colocó unos audífonos y elegimos la opción de rock para escuchar mientras caminábamos atados por un arnés, sobre la circunferencia de la torre. El track inició con los canadienses de Arcade Fire, después oímos al legendario -y también canadiense- Leonard Cohen y entonces fue cuando Susan nos dijo: “Si les gustaba tanto el rock deberían de ir a Yorkville, el barrio donde existieron los primero cafés y bares, y donde Cohen tocó junto a otros artistas”.
Llegamos después de las 12 de la tarde, es verano en Toronto y por la ciudad vuelan las pequeñitas hojas de la flor conocida como diente de león, es curioso ver este efecto, porque cuando no hay nieve, hay hojas flotando por los alrededores. En una placa que está sobre un semáforo leemos “Yorkville”, o sea que estamos en el barrio del rock and roll, en la calle Bloor y donde todavía se conserva el estilo arquitectónico victoriano.
Nos dirigimos en busca del Club 71, en el 112 Yorkville, donde comenzaron a tocar grupos de jazz y blues, dicen que a finales de 1960 ya había 40 clubs y cafés donde había shows de música en vivo. Caminamos hacia el oeste para buscar el número 88 donde estaba el Chez Monique, un bar conocido como la casa del blues; a su lado estaba el Flick donde se presentaban grupos como Stitch in Tyme o The Lords of London. Después nos encontramos al famoso bar Mynah Bird, donde tocó Rick James, uno de los músicos más destacados del rock y donde todavía hay una placa con el año en el que se fundó este bar.
Aunque ahora este barrio está lleno de boutiques de moda y tiendas de antigüedades, el ambiente bohemio sigue sintiéndose y es inevitable, los cafés de antaño ahora son restaurantes de alta cocina y otros, como el Café El Patio, se han trasformado en clásicos que los melómanos deben visitar. “Aquí se presentó Janis Joplin, Ian & Sylvia Tyson y Charlie Brown”, nos explica Tom, uno de sus encargados y quien nos cuenta que por mucho el lugar más famoso del área era el Riverboat coffehuse, en el número 134, “era un subterráneo. Dicen que un día Eric Clapton cuando tocaba con su banda Cream, lo visitó disfrazado y se quedó para ver el show de Tom Rush; también estuvo Jack Nicholson y, aunque no se confirma, también de incógnito se le vio a Bob Dylan”.
Bebimos junto con Tom un par de cervezas Molson, 100 % canadiense y nos despedimos de Yorkville para ir a comer al Barrio Chino, uno de los más grandes de Norteamérica, y conocer el Bata Shoe Museum, con una colección de más de 10,000 zapatos distribuidos en cuatro pisos y que en su mayoría son piezas antiguas, de marcas de lujo y algunos elaborados como piezas de arte; el museo, en si ya es una obra de arte ya que fue construido por el arquitecto Raymond Moriyama.
Es tarde en Toronto pero es difícil sentirse agotados, por el contrario, la ciudad te despierta, te pone alerta y te inyecta energía, dan ganas de quedarse mucho, mucho más tiempo o, incluso, todo una vida.
Guía de viaje
[toggle Title=”Cómo llegar”]
Desde la ciudad de México vía Aeromexico
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[toggle Title=”Dónde dormir”]
The Ritz-Carlton
181 Wellington Street West
(416) 585-2500
Drake Hotel
1150 Queen Street West.
(416) 531-5042
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[toggle Title=”Dónde comer”]
TOCA restaurante
181 Wellington Street West
(416) 585-2500
Oster Bar & Grill
100 Adelaide ST E
(416) 366-7827
Ceili Cottage
1301 Queen St E
(416) 406-1301
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Más sobre el destino
DESTACADO
Imperdible
Ripley’s Aquarium of Canada
Tiene más de 15.000 especies de animales acuáticos y por ello ya está considerado como uno de los acuario más grandes de Norteamérica, además, tiene un túnel de visión submarina que alberga más de 5,7 millones de litros de agua. Admira cangrejos, tiburones y mantarayas, así como criaturas exóticas nunca antes vistas.
288 Bremner Blvd. (647) 351-3474.
Tip
Recorre la ciudad en bicicleta. Toronto cuenta con el programa Welcome Cyclists Network, una red de ciclo estaciones disponibles en toda la ciudad. Como visitante puedes contratar sus servicios por una semana o por día. En su mapa viene señaladas rutas para conocer bares, museos y rutas para llegar a los principales tractivos de la ciudad.