Cuando llegué a Toulouse, respiré el aire de la campiña francesa, el olor a violetas –las famosas violetas de Toulouse– y el aroma del cassoulet, un tipo de fabada francesa. Decidí conocer sus alrededores antes de adentrarme en su corazón. El sur de Francia, al pie de los Pirineos, es un amor de región con un latido al ritmo de su acento cantante en mercados que se animan al sol. Es una región que esconde su riqueza en sus paisajes soberbios, su gastronomía exquisita y su gente que recibe con calor y gusto para la fiesta, enamorados de su hogar y su cultura.
CARCASSONNE, CIUDAD MEDIEVAL AMURALLADA
La Cité alza su silueta medieval sobre una colina que domina la campiña cubierta de viñedos, que ondula al pie de los macizos montañosos de los Pirineos. Después de los galos, los romanos ocuparon el sitio a partir del siglo III, dotando la ciudadela de una hermosa muralla que se agrandó con los siglos.
Conquistada por Simon de Montfort en el siglo XIII, pasa a ser anexada al reino de Francia y sus fortificaciones fueron mejoradas, fortaleza inconquistable a la frontera entre Francia y Aragón. El Tratado de los Pirineos que ata el Roussillon a Francia en 1659, hace perder su importancia estratégica y la gente transfiere su residencia en la ciudad baja, a la orilla del río Aude, llamada La Bastide. La ciudadela decae y se deteriora hasta ser restaurada a fines del siglo XIX.
En el centro se eleva el castillo, construido en el siglo XII por el vizconde Trencavel. La auténtica fortaleza está rodeada por un foso, alrededor del cual se amontonan las casas acariciadas por los callejones que se pierden, encerrados dentro de la primera muralla, ella misma protegida por la segunda muralla, ambos con sus contrafuertes, sus torreones, sus puertas monumentales. Es un verdadero paseo en el tiempo, llevando la imaginación por las viejas piedras habitadas por restaurantes, tiendas y hoteles.
El Hotel de la Cité se alberga en varias casas antiguas, sus jardines se encierran dentro de la muralla, su atmósfera seduce y su alma conquista para siempre, ofreciendo una estancia dentro de la historia de la ciudad. El puente viejo, al pie de la puerta Narbonesa, lleva a La Bastide Saint-Louis, antiguamente protegida por su muralla del siglo XIV, que se adorna de hermosos caseríos, su fabulosa catedral de estilo gótico, su mercado y su Canal du Midi.
Carcassonne es, en realidad, dos ciudades llenas de encanto, diferentes, separadas, que permiten pasear por dos mundos distintos.
CANAL DU MIDI
Obra excepcional realizada por Pierre-Paul Riquet en el siglo XVII con su propio dinero y los dones que conseguía, el Canal du Midi permite navegar desde el Atlántico hasta el Mediterrá- neo, uniendo el río Garonne en Toulouse con el Mediterráneo. Un ingenioso sistema de reserva de agua permite alimentarlo, desviando las aguas hacia los dos mares desde una presa en la Montaña Negra, creando el lago de Saint Férréol.
Su construcción empezó en 1667 y se inauguró el 24 de mayo de 1682, dos años después de la muerte de Riquet.
Los barcos se jalaban con caballos que caminaban por el sendero a un costado, y tardaban cuatro días para recorrer los 240 km del canal, que atraviesa un relieve que se eleva 190 m, gracias a 63 esclusas.
Es posible rentar las “péniches”, esos barcos de fondo plano, y recorrer el canal a su ritmo, desde la ciudad de Sètes, con sus lagunas, hasta Toulouse. Navegar por el canal es una de las más bellas experiencias que nos lleva a admirar el paisaje, a la sombra de los frondosos árboles, descubriendo pueblos encantadores, rincones hermosos de la campiña donde vibran las viñas sobre las colinas.
Pasar las esclusas es una gran experiencia: nos presentamos en el aval, entramos en el “sas” que se cierra y se llena subiendo el nivel, y entonces se abre la puerta anterior para seguir navegando un nivel más arriba. El éclusier es el hombre que dirige la esclusa, manipula las puertas. La aventura es exquisita, un trabajo de equipo dentro de un escenario fabuloso.
ALBI, SU CATEDRAL Y LOS PUEBLOS MEDIEVALES
A una hora de Toulouse, la catedral Sainte Cécile alza su imponente silueta sobre la colina que domina el río Tarn atravesado por sus puentes. Verdadera fortaleza de ladrillos al estilo gótico medieval, es uno de los conjuntos monumentales de este material más potentes del mundo donde el rigor de su arquitectura contrasta con la suntuosa decoración interior en la que protagonizan sus pinturas renacentistas.
Construida entre 1282 y 1480, su torre campanario alcanza 78 m, y el pórtico Dominique de France y el baldaquín fueron agregados posteriormente. Las coloridas pinturas de la bóveda alumbran la construcción, el fresco del Juicio Final impresiona por sus escenas del Cielo, la Tierra y el Infierno; el órgano, realizado por Christophe Moucherel en el siglo XVIII, es considerado uno de los más bellos de Francia por su decorado y sus dimensiones; el jubé o clausura del coro es un verdadero encaje de piedra de estilo flamígero realzado por 200 soberbias estatuas policromadas.
El palacio de la Berbie (bisbia en occitano, que significa obispado), uno de los más antiguos y mejor conservados de Francia, es hoy sede del museo Toulouse-Lautrec, famoso pintor nativo de Albi. La importante colección representa su emblemática obra que comprende todas las épocas de su vida. La arquitectura de ese castillo del siglo XIII se caracteriza por una torre del homenaje flanqueada por cuatro torres de ángulo, anchos muros de 7 metros, murallas, con sus interiores remodelados al estilo renacentista y unos jardines diseñados en 1678.
El bien conservado casco antiguo, de ladrillos y tejas rojas, acoje con su atmósfera medieval e invita a descubrir: la colegiata y el claustro de San Salvy (474-584) que asocian el románico y el gótico; las casas señoriales (siglos XVXVI) con sus torres redondas o cuadradas, sus loggias o galerías a la italiana, sus ajimeces, sus patios, testigos de la riqueza de la ciudad debido al comercio del pastel, ese pequeño lápiz de color utilizado por artistas y especialmente el azul indeleble que se crea a partir de la planta Isatis tinctoria presente en la región y que iba a contribuir a su enriquecimiento en el siglo XII; la plaza del mercado, los callejones con sus cazas medievales, el Puente Viejo que data de 1035.
Cerca de Albi, destacan encantadores pueblos medievales que dan vida a la campiña, donde la uvas producen excelentes vinos regionales: Gaillac con sus vinos y la abadía de Saint-Michel; Cordes sur Ciel, ciudad medieval alzada en 1222 sobre una peña, con sus calles empinadas, sus puertas fortificadas, sus palacios góticos y sus excelentes hoteles y restaurantes como Le Grand Ecuyer; Castelnau-de-Montmiral y su plaza de arcadas; Cahuzac-sur-Vere con sus casas de piedra. Me enamoré de la región al recorrerla en bicicleta, una fuerte experiencia después de conocer la navegación sobre el canal y bajar la garganta del Tarn en canoa.
TOULOUSE, LA CIUDAD ROSADA
Finalmente llegué a Toulouse, un conjunto arquitectónico construido en ladrillo, denominado la Ciudad Rosada. El Capitolio se alza a un lado de una hermosa plaza donde conviven cafés, restaurantes como el Jardin de L’Opéra, hoteles como el de L’Opéra y otros negocios. Su elegante fachada, flanqueada por ocho columnas de mármol rosado, su patio Henri IV y su sala de los Ilustres con sus adornos dorados y sus pinturas grandiosas rivalizan en belleza.
El donjon es la torre que data del siglo XVI, vestigio de otra época con su campanario en pizarra. La basílica Saint-Sernin, considerada como el más grande edificio románico en occidente, sorprende por su tamaño, su silueta altanera y el esplendor de su nave. Construida en el siglo XI en ladrillo, sus capiteles romanos esculpidos, sus arcos, su cripta con la sala de tesoro son fascinantes y la basílica es una etapa ineludible en el camino a Santiago de Compostela.
La iglesia de los Jacobinos y su monasterio, fundados por los dominicos en el siglo XIII, son un magnífico ejemplo de construcción monástica en ladrillo, joya del arte gótico del languedoc. En la iglesia se puede admirar la sorprendente palmera de 22 arbotantes que sostienen el corazón poligonal y termina la hilera de columnas centrales y el claustro se adorna de un hermoso conjunto de arcadas.
Destacan en Toulouse, al tomar un paseo por la orilla de la Garonne, la catedral Saint-Etienne, los hoteles particulares con sus patios (Bernuy con su escalera octogonal, Pierre d’Assézat que alberga la colección Bemberg, Clary, du Vieux Raisin), la sorprendente iglesia de Nuestra Señora de la Daurade que luce la milagrosa Virgen Negra en su interior de mosaicos con dorado. Toulouse es una joya arquitectónica impresionante que se esconde dentro de sus callejones llenos de gente, de comercios, de restaurantes exquisitos como La Corde, de jardines y plazas.
DE COCINA
Numerosos y variados son los buenos restaurantes del suroeste de Francia, región conocida por su excelente cocina que lleva a las mesas los más refinados platillos. He probado los mejores platillos en diferentes lugares. En el Hotel de la Cité de Carcassonne, degusté el pichón de Bresse asado y servido en hojaldre, y el lechón del País d’Oc con aceitunas, alcaparras y tomates. No faltaron el foie gras regional y el cassoulet. En L’Opéra, disfruté el fricassé autour de la volaille, otro cassoulet y el “pompe” de limón confitado es un verdadero manjar.
Toulouse es una región de gran encanto y llena de sorpresas, de rincones que seducen, fortalezas que sorprenden, pueblos que enamoran, tradiciones que conquistan. Me enamoré al andar en bicicleta y navegar por le Canal du Midi. Regesé en invierno para ir a esquiar a Baqueira, la estación de los reyes de España que se encuentra a una hora y media de Toulouse, la base ideal para todo tipo de actividades. Es un viaje verdaderamente inolvidable donde la naturaleza se une al misticismo, la fiesta a la buena comida, la historia a las piedras del pasado, el deporte a la cultura.
CÓMO IR
www.travelquest.com.mx
www.hfluxurytravel.com
[email protected]
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CUÁNDO IR
Todo el año con excurisones en péniche por el canal, bicicleta en la campiña, kayak en el Tarn en primavera y verano, esquí en los Pirineos en invierno.
DÓNDE DORMIR:
Grand Hotel de L’Opéra
- 1 Place du Capitole, Toulouse
- www.grand-hotel-opera.com
Hotel de la Cité
- Place Auguste-Pierre Pont, Carcassonne
- www.hoteldelacite.com
Le Grand Ecuyer
- 79 Grand Rue Raymond VII, Cordes sur Ciel
- www.thuries.fr
Texto y fotos por Patrick Monney