Tudor es la combinación perfecta entre lo tradicional y lo contemporáneo, pues se inspira en su patrimonio y en los modelos clásicos, al mismo tiempo que innova y perfecciona sus diseños arriesgándose a probar nuevos materiales y combinaciones nunca antes concebidas en la industria horológica.
Basado en su filosofía y con la co- laboración de Breitling, el nuevo Tudor Heritage Black Bay Chrono combina a la perfección el legado de la familia de Black Bay con las funciones propias de un cronógrafo. La marca Black Bay siempre ha elaborado relojes pensados para su uso en deportes acuáticos y de motor. Sin embargo, el equipo nunca había unido ambas disciplinas hasta ahora: un solo reloj permite disfrutar lo mejor de dos mundos apasionantes.
Una de las características más especiales de este cronógrafo es que cuenta con un calibre de manufactura casera MT5813, que constituye un movimiento de alto rendimiento con certificación COSC. La reserva de marcha es de aproximadamente 70 horas, mucho más de lo común en otros relojes.
Siguiendo las tradiciones de manufactura más antiguas y originales, este cronógrafo cuenta con un mecanismo de rueda de pilares y embrague vertical. Apegándose a la estética de Black Bay, conserva las características que distinguen este modelo. La caja del reloj es de acero de 41 milí- metros, con bisel fijo, también en acero, y acabado de pulido satinado con una escala taquimétrica grabada que completan el diseño de este reloj deportivo. Y, por supuesto, no podían faltar las clásicas agujas snow ake, distintivas de la marca.
A través del cristal de zafiro abombado se ve el dial negro que contrasta perfectamente con los subcontadores en huecos blancos y con el mismo diseño. Situado a las 6:00 se encuentra la ventanilla que muestra la fecha.
Cuenta con tres distintas opciones de brazalete, por lo que el reloj puede lucir un estilo diferente según la elección de quien lo porta: uno elegante de acero, que recibe su inspiración de los brazaletes remachados desplegables de Tudor, fabricados en las décadas de los cincuenta y sesenta, y distinguidos por tener cabezas de remache para fijar los eslabones, visibles en el costado; una correa de piel marrón oscuro, que le da un toque casual y clásico al cronógrafo; una de tela de mezclilla obscura diseñada por Tudor y tejida por artesanos, ofreciendo comodidad y un detalle único. Los brazaletes de tela son característicos, ya que Tudor fue una de las primeras marcas en ofrecerlos.
La pieza tiene una hermeticidad de hasta 200 metros, garantizados por medio de una serie de pruebas realizadas antes de lanzarse al mercado.
Este modelo híbrido permite disfrutar de la adrenalina de las carreras, así como de la diversión y aventura que promueve la marca en todos sus diseños. El modelo está diseñado para quienes arriesgan y disfrutan de relojes clásicos con toques novedosos, desafiando los estándares y límites de la innovación; relojes inconfundibles que destacan con vanguardia tecnológica, creatividad y diseño.