Texto y fotos: Mariana Manina @marianamanina
Turquía es de esos países que uno no se puede perder. La mezcla de tradiciones y culturas hace que uno se adentre en un país mágico y exótico, que se localiza entre el sureste de Europa y el suroeste de Asia, en la península de Anatolia. ¡Un país en dos continentes!
Si cuentas con cinco días, puedes maximizar tu tiempo y visitar Estambul, Capadocia y Pamukkale. Ankara es la capital, pero la dejaremos para el próximo viaje.
Al aterrizar en Ataturk, el Aeropuerto Internacional de Estambul (antigua Constantinopla), inicia la aventura. Antes de pasar el control de pasaportes, tienes que pagar la visa. Una vez que recoges las maletas, al salir del aeropuerto, entre motos, bicicletas, taxis, camionetas y camiones, te encuentras en medio del caos y el ruido de esta ciudad, centro económico, financiero y cultural del país.
El primer día, puedes tomar un barco de línea regular para recorrer el estrecho del Bósforo, desde donde se tiene una gran vista panorámica de los pueblos, palacios y de las partes asiática y europea de la ciudad. En la orilla se ven pescadores con sus anzuelos. Durante el verano, al bajar del barco, encontrarás varios lugares que venden jugo fresco de naranja, pues el clima es caluroso en esa época.
Una vez cargado de energía, inicias la caminata por las calles para ir descubriendo mezquitas y templos. Para entrar a las mezquitas, los practicantes deben primero lavarse los pies en los lavaderos que se encuentran antes de las escaleras para llegar a la entrada. Los hombres deben usar pantalón largo, las mujeres falda larga y llevar cabeza y hombros cubiertos. Todos dejan sus zapatos afuera.
Al visitar la mezquita Nuruosmaniye, pude observar que los hombres rezan en la parte de abajo, mientras las mujeres lo hacen en la parte de arriba.
Visita obligada y la más concurrida por los turistas, la majestuosa y elegante Mezquita Azul, llamada así por sus decoraciones interiores en mosaicos azules, es la única de la ciudad que tiene seis minaretes o torres, pues usualmente tienen únicamente dos. Es también conocida como la mezquita del Sultán Ahmed, ya que fue construida en su honor.
Enfrente se encuentra Hagia Sofía o Santa Sofía, que data del siglo VI y que, a lo largo de su historia ha sido basílica, mezquita y hoy museo. Entre la Mezquita Azul y Santa Sofía, solo hay un jardín que las divide.
Con caminar tan solo 100 metros más, hallarás la Cisterna Basílica. Estas cisternas fueron construidas durante la época bizantina debajo de Estambul, por si atacaban la ciudad y destruían el acueducto. Desciendes cincuenta y dos escalones y te encuentras las 336 columnas de mármol que sostienen el techo de esta enorme cisterna. Sentirás gotas de agua caer sobre tu cabeza al recorrer los pasillos cubiertos por resbalosas tarimas de madera, por lo cual hay que caminar con cuidado.
Al ver el lugar iluminado, te das cuenta de que dos de las columnas tienen la cabeza de Medusa esculpida en la base. No se sabe a ciencia cierta por qué las colocaron ahí, tal vez porque en la mitología griega era un monstruo ctónico femenino (del inframundo), que convertía en piedra a aquellos que la miraban fijamente a los ojos.
Rumbo al Gran Bazar, verás carritos que venden elotes asados muy baratos, sandía en rebanadas y helados, que son un espectáculo que no te puedes perder, por la forma tan original y divertida en la que los sirven los despachadores, mostrando habilidades de ilusionistas y haciendo trucos de magia.
Llegamos al Gran Bazar, uno de los más grandes del mundo y el mayor de Estambul. Se encuentra en el centro de la ciudad vieja. La cantidad de comercios con los que cuenta es impresionante: 4,000 puestos, divididos por gremios. Al recorrer sus pasillos cubiertos, te ves asechado por vendedores que hablan y gritan en todos los idiomas, haciendo hasta lo imposible para que les compres alguno de sus productos. Encontrarás desde joyería, artículos de piel, espejos, lámparas, zapatos, tapetes, especias, perfumes, dulces, té y café, entre muchas cosas más. Antes de salir, disfruta de un rico kebab; puedes pedirlo en pan pita, durum o pan normal.
Toda la zona que recorriste durante el día, por la noche se convierte en un lugar muy agradable para cenar y disfrutar la famosa ‘narguila’ o pipa de agua. Tendrás diferentes opciones de restaurantes, bares y cafés en terrazas, a lo largo de las calles.
CAPADOCIA
Para ir a Capadocia la mejor opción es tomar un vuelo de 1 hora aproximada de duración. Una vez allí, hay que explorar esta increíble región, única en el mundo, para descubrir un “paisaje lunar” y pequeñas poblaciones excavadas en la roca. Encontrarás inclusive algunos hoteles en donde es toda una experiencia hospedarse. En el valle de Goreme existen iglesias cristianas, con bellos frescos de la época bizantina.
Otro sitio que no puedes dejar de visitar es Ürgüp, donde se encuentran las “chimeneas de hadas”, formaciones rocosas de diferentes tipos y tamaños.
Al día siguiente, madrugamos para ver el amanecer desde un globo aerostático, en donde las vistas sobre el valle son algo mágico.
PAMUKKALE
Nuestro próximo destino sería Pamukkale, para lo cual contratamos los servicios de un guía y por carretera nos dirigimos allá, haciendo varias paradas en diversos lugares, especialmente en Konya, para visitar el monasterio de los Derviches Danzantes, famosos por su danza de meditación sagrada.
Después de más de 7 horas de camino, llegamos a Pamukkale, para conocer esta maravilla de la naturaleza que asemeja cascadas congeladas, de ahí que se las conozca como “Castillo de Algodón”. Son formaciones de piedra caliza y travertino (rocas sedimentarias de carbonato de calcio). Fuentes de aguas termales, ricas en minerales, que han surgido entre las rocas a causa de los terremotos, y son aprovechadas por los paseantes para relajarse, así que es muy importante no olvidar llevar traje de baño. Hay que tener cuidado, pues el fondo de estas formaciones naturales es muy resbaloso y hay que entrar descalzo. Al final del recorrido, encontrarás albercas, también con aguas termales, beneficiosas para la piel y se dice que tienen propiedades curativas para el asma y el reumatismo. En esta sección, podrás disfrutar de la rica comida típica en sus múltiples restaurantes, que ofrecen una gran variedad de platillos de la cocina turca.
Y hablando de gastronomía, durante tu estancia en Turquía no puedes dejar de probar los exquisitos postres, como los pastelillos baklava, que seguramente conoces, de pasta hojaldrada rellena de nueces, pistaches o almendras, bañados con jarabe, y lokum, esas famosas gomitas, también con frutas secas. ¡Ufff!
DE VUELTA EN ESTAMBUL
El regreso a Estambul fue en avión. Visitamos sitios que no habíamos cubierto anteriormente, como el Palacio Dolmabahce, construido entre 1842 y 1853, con un costo equivalente a treinta y cinco toneladas de oro. Casi la mitad de ellas se usaron en el adorno del techo interior del palacio.
Paseamos por el barrio bohemio de Ortakoy, con sus tiendas, puestos de artesanías, restaurantes y cafés. Realmente es un ambiente muy agradable.
Subir a la Torre Gálata es imprescindible. Fue construida por los venecianos, para vigilar los barcos. Hay que subir en el elevador hasta el mirador, para gozar de la espectacular vista, especialmente al atardecer y, cuando empieza a anochecer, disfrutar la iluminación de las mezquitas.
Como en todo Turquía, existen muchos lugares al aire libre para sentarse a tomar el típico café turco o el popular té de manzana. Tienen el mayor consumo per cápita del mundo: la gente toma ¡hasta cinco tazas al día!
Y así transcurrieron nuestros cinco días, muy bien aprovechados, y el “instante en Turquía” llegó a su fin. ¡Görüşürüz!
TEXTO
Mariana Manina
Nacida en México en el año 1989 es mercadóloga de profesión y fotógrafa de corazón. Egresada en el año 2013 de la Universidad Iberoamericana y con estudios a la par, en fotógrafía. A través de su lente busca los elementos necesarios para lograr una buena composición, el color y el retrato son característicos de su trabajo. Su pasión es viajar, captando imágenes de diferentes lugares, etnias y culturas, para intentar lograr que quiénes las vean se transporten a ese preciso momento. Actualmente colabora con la revista National Geographic Traveler (México y América Latina), así como en otras producciones fotográficas y en varios otros proyectos.