Vivimos en un país increíble, lleno de secretos por descubrir, de sitios ocultos con tantas historias que contar, plagado de naturaleza, biodiversidad y cultura. A pesar de ello, a veces solemos olvidar todas sus maravillas y salir a buscarlas al otro lado del mundo. Eso fue lo que me llevó a tomar la decisión de rentar un Jeep y emprender un roadtrip alrededor de Yucatán.
No muy lejos de Mérida, la hermosa ciudad blanca y capital de la península de Yucatán se encuentra la Hacienda Temozón. Una antigua hacienda henequenera que hace algunos años fue adaptada para funcionar como un hotel de lujo. En el hotel se puede admirar la imponente máquina de henequén o como bien se le conoce “el oro verde”, mismo que era utilizado para fabricar un sin fin de productos como cuerdas, bolsas, alfombras e incluso ropa, desafortunadamente hoy en día la máquina solamente sirve como decoración. La construcción de la hacienda en tonos rojos y blancos y su clásica decoración, sin duda representa a la perfección a nuestro colorido México. Pero sin duda, lo que más llama la atención de este hotel es su alberca de 48 metros de largo, misma que se encuentra enmarcada por una enorme chimenea perteneciente a la fábrica henequenera.
Existen muchas actividades alrededor de esta hacienda, por lo que además de relajarte y disfrutar de sus amenidades, podrás organizar una agenda más activa. Para los que disfrutamos de actividades acuáticas, visitar alguno de sus cenotes es una gran idea, en ellos podrás nadar en agua cristalina y lanzarte clavados desde lo alto de sus paredes.
Después de una buena refrescada, ya que probablemente te tocarán días de mucho calor, continuamos hacia Mayapán, un sitio arqueológico cuyo nombre significa la bandera de los mayas y se dice que fungió como la última capital maya. Su similitud con Chichen Itzá no es coincidencia, pues se dice que los habitantes de Chichen, al enfrentarse a fuertes sequías, debieron abandonar su hogar, para buscar nuevos sitios en donde asentarse, fue así que fundaron Mayapán y Uxmal. Mayapán cuenta con aproximadamente 4,000 estructuras, dentro de las cuales destaca la pirámide de Kukulcán, muy similar a la de Chicen Itzá pero de menor tamaño. Una buena recomendación es contratar a un guía local para disfrutar de un gran recorrido.
Al día siguiente arribé a la segunda hacienda del mundo maya, Santa Rosa. Construida durante el siglo XVII esta increíble hacienda está llena de personalidad, al igual que Temozón ha sido adaptada para ofrecer servicios de hotel, su clima de selva tropical aunado a su decoración tipo rústica crean un ambiente digno de ser disfrutado. La alberca fue construida sobre lo que solía ser una caballeriza, por lo que su diseño es muy original y único, te invitará a recostarte por unas horas, disfrutar de una bebida refrescante y prepararte para las actividades del día. Aunque no sin antes deleitarte con una auténtica comida yucateca, los restaurantes en cualquiera de estas haciendas se basan en la tradicional cocina de la península, por lo que podrás probar platillos deliciosos como sopa de lima, panuchos, poc chuc, papadzules, y pescado al tikinxic, entre muchos otros.
Una vez habiendo recobrado energías con una rica comida, arrancamos al siguiente destino: Uxmal, uno de los sitios arqueológicos mayas más importantes. Su construcción contiene todos los elementos principales de la arquitectura maya típica, paredes bajas, columnas que detienen techos abovedados, dibujos labrados en las paredes representando, en este caso, al dios Chac de la lluvia, y piedras labradas en forma de serpientes. Los principales atractivos de Uxmal son la Pirámide del Adivino con sus cinco niveles, el Palacio del Gobernador el cual abarca un área aproximada de 1,200 metros cuadrados, y mi favorito, el cuadrángulo de las monjas, el cual se dice era utilizado como un centro de estudios. Tomar una foto en alguno de los arcos de Uxmal será un must durante tu visita, el contraste de los colores permiten fotografiar una imagen casi perfecta.
La idea de elegir el siguiente destino fue cambiarle al tema de las haciendas y aprovechar de las agradables costas yucatecas. A tan solo 45 km de Mérida se encuentra Sisal, un pequeño y muy agradable pueblo de pescadores. Es aquí en donde se encuentra Club de Patos, un hotel boutique de tan solo nueve habitaciones, el cual solía ser un albergue para cazadores de patos, hoy ha sido completamente redecorado otorgándole un estilo mexicano y moderno. Aquí podrás disfrutar de la playa y de un mar tranquilo y refrescante, o bien pasar la tarde frente a la alberca, disfrutar de una buena playlist junto con tu drink favorito, y quizás un libro sea buena idea. Sus cuartos cuentan con regaderas al aire libre y hamacas con vista al mar, convirtiendo a Club de Patos en el escondite perfecto para olvidar tus tareas de la cotidianeidad y relajarte a orillas del mar.
Regresando a nuestro roadtrip de haciendas, llegamos a San José otra de estas lujosas haciendas del mundo maya que a pesar de tener el mismo concepto que las anteriores, San José cuenta con su propio toque único. Una muy buena opción es reservar alguna de sus casitas mayas, en ellas podrás disfrutar de un jacuzzi privado y una cama colgante, todo esto dentro de una tradicional casa construida al estilo típico maya. La vegetación de este hotel es algo que vale la pena admirar, pues se encuentra enmarcada por enormes árboles de bugambilias color rosa, arbustos en distintos tonos verdes y flores de todos colores adornando sus pasillos. Por lo tanto si te encuentras en un viaje romántico, te recomiendo agendar una cena bajo el increíble “árbol de los sueños”, en donde un escenario de naturaleza y veladoras te acompañarán durante una rica cena yucateca en pareja. Si quieres buscar un spot en donde simplemente acostarte y disfrutar de una cálida tarde, busca las hamacas que se encuentran sobre la alberca, no puedo encontrar una mejor definición a la palabra “relajación” que ese perfecto lugar.
Muy cerca de San José se encuentra una de las maravillas del mundo moderno, Chiche Itzá la capital más importante del área Maya, a finales del periodo clásico e inicios del postclásico. Sin duda un lugar mágico creado por los mayas en perfecta alineación con sus creencias y tradiciones. El recorrido te llevará por increíbles construcciones, pero fueron dos de ellas las que más llaman mi atención. La primera es sin duda la pirámide de Kukulcán, la cual, al pararse frente a ella y aplaudir, se puede escuchar el canto de un quetzal, situación que demuestra cómo los mayas eran los seres más perfeccionistas, pues para adorar a su dios no sólo construyeron este hermoso monumento si no que le dieron voz. El segundo es el campo de juego de pelota, con 120 metros de largo por 30 de ancho, es la cancha más grande de todo Mesoamérica. Se dice que antes de la llegada de los toltecas, los mayas no solían practicar sacrificios humanos, desafortunadamente influenciados por dicha cultura, decidieron adoptar esta tradición. Para ellos el sacrificio era sagrado, por lo tanto el “capitán” del equipo ganador, sería quien fuera sacrificado –por el equipo perdedor- a los dioses. Hablar de Chichen Itzá requeriría de las páginas de un libro completo, es mejor conocerlo, explorarlo, descubrir sus secretos y viajar en el tiempo para imaginar su increíble recuerdo.
Para cerrar con este increíble roadtrip, no podríamos dejar fuera a Izamal, además se encuentra muy cerca de Chichen Itzá. Le llaman “la ciudad de las tres culturas” pues en ella convergen la cultura prehispánica, la colonial y la actual. Se trata de una ciudad colonial que se fundó a mediados del Siglo XVI, en donde cada uno de sus edificios y casas se encuentra teñido en tonos amarillos ocre y blanco, por lo que perderse por sus calles es un auténtico placer para tus ojos, si te gusta tomar fotografías, sin duda encontrarás un paraíso en Izamal. El mayor atractivo de esta pequeña ciudad es el Convento de Nuestra Señora de Izamal. Aunque dejando atrás los temas culturales y hablando de los gastronómicos, no puedes ir a Izamal sin comer en uno de los mejores restaurantes de comida yucateca de todo el país Kinich. Reserva con tiempo pues suele llenarse durante todo el año, te recomiendo la sopa de chaya y pepita de calabaza, el dzic de venado, el queso relleno, unos papadzules, cochinita pibil y de postre un dulce de guayaba.
Existen un sin fin de opciones por conocer alrededor del mágico estado de Yucatán, por lo que en esta ocasión no logré abarcar cada una de sus maravillas. Para mi próxima visita tendré que conocer a los flamingos de Celestún, hacer kitesurfing en las costas de Progreso, explorar Mérida a profundidad y descubrir el fenómeno natural de Las Coloradas.