#HOTweekend
Hija de dos culturas, la prehispánica y la colonial, Valladolid se construye como lugar místico, profundo y accesible; un destino ideal a visitar en cualquier época del año.
No por poco es uno de los polos de mayor importancia en distribución del turismo nacional e internacional en el Oriente del Estado. Su ubicación es privilegiada: a sólo dos horas de Mérida y Cancún, y a poco más de una hora de la Riviera Maya. Al norte de Valladolid: Las Coloradas, Ek-Balam, Río Lagartos y San Felipe; al este, Cobá y el Caribe Mexicano; al oeste, la zona arqueológica de Chichen Itzá e Izamal.
Cuando hablamos de dónde quedarse en Valladolid, conocer la fuente de inspiración es tal vez la mejor manera de entender la esencia y propósito de un proyecto específico. Las fragancias de la península de Yucatán fueron la inspiración de Coqui Coqui perfumería, y a través de ella, el spa y las residencias. Los cocos de Tulum, los bosques tropicales, las orquídeas de vainilla y aloe vera de Cobá, los agaves, flores de mayo (plumería), menta, limón, naranja y flor de Valladolid son los olores, y visiones, que circulan y abrazan las exclusivas residencias.
Las residencias le ofrecen al visitante la sensación de estar en su propio refugio personal tropical. En Coqui Coqui, no hay horarios ni rígidas expectativas. Relajarse, cuidar de sí mismo, disfrutar de la comida y explorar de todo, cómo quiera, cuándo quiera, es la meta a cumplir.
Al encontrarse de fin de semana en Valladolid, Para todos aquellos aventureros o con ganas de ponerse en contacto con la naturaleza, una visita al Río Lagartos, el cálido hogar del flamenco rosa y otras especies animales, puede ser la opción, donde se puede visitar también El Cuyo, un pequeño pueblo de pescadores construído sobre los vestigios de una pirámide maya, dentro del mismo parque nacional.
Sobran razones, más no palabras, por las que Valladolid debe estar en la ruta de todo viajero que diga querer conocer algo nuevo, empaparse de nuevas culturas, convivir con la naturaleza y comer bien. Las vacaciones las haces tú, y con un destino como éste, no hay que esforzarse demasiado.
Templos solemnes y viejas calles de abolengo recorren la ciudad más antigua de Yucatán, y las fachadas de edificios, testigos de grandes levantamientos indígenas, descansan una frente a otra separadas por el camino adoquinado .Hija de dos culturas, la prehispánica y la colonial, Valladolid se construye como lugar místico, profundo y accesible; un destino ideal a visitar en cualquier época del año.
No por poco es uno de los polos de mayor importancia en captación y distribución del turismo nacional e internacional en el Oriente del Estado. Su ubicación es privilegiada: a sólo dos horas de Mérida y Cancún, y a poco más de una hora de la Riviera Maya. Al norte de Valladolid: Las Coloradas, Ek-Balam, Río Lagartos y San Felipe; al este, Cobá y el Caribe Mexicano; al oeste, la zona arqueológica de Chichen Itzá e Izamal.
Se le conoce actualmente como “La Capital del Oriente Maya”, título merecido, entre otras cosas, por la belleza arquitectónica de sus edificaciones coloniales: El Convento de San Bernardino de Siena, El Palacio Municipal, la Iglesia de San Servacio, El Ex Telar de la Aurora y El Museo de San Roque, por decir algunos. Aunado a ésto, Valladolid es el hogar de los cenotes Zaci y Dzitnup, de miles de especies de flora y fauna, algunos en peligros de extinción, además de ser la cuna y lugar de celebración de diversas fiestas tradicionales y eventos culturales.
El 2 de febrero, Día de la Candelaria y el mayor evento del año, se celebra con muestras artísticas, culturales, artesanales, gastronómicas, ganaderas y turísticas además de corridas de toros, juegos mecánicos y bailes regionales, todo en honor de la Patrona de la ciudad.
[toggle Title=”DÓNDE QUEDARSE“]
COQUI COQUI
Conocer la fuente de inspiración es tal vez la mejor manera de entender la esencia y propósito de un proyecto específico. Las fragancias de la península de Yucatán fueron la inspiración, el resultado: Coqui Coqui perfumería, y a través de ella, el spa y las residencias. Los cocos de Tulum, los bosques tropicales, las orquídeas de vainilla y aloe vera de Cobá, los agaves, flores de mayo (plumería), menta, limón, naranja y flor de Valladolid son los olores, y visiones, que circulan y abrazan las exclusivas residencias.
Al igual que las bellezas naturales de Valladolid: profundas lagunas verdes, ríos subterráneos, cenotes, cavernas y vegetación exuberante; las residencias le ofrecen al visitante la sensación de estar en su propio refugio personal tropical. Inspiradas en los elementos naturales, como el aire, el viento, el agua, la selva el bosque y la tierra, cada residencia es singular en su diseño, adecuándose a las diferentes culturas y área de la península. El servicio, además de ser atento, toma en cuenta las preferencias de cada huésped cómo cuándo y dónde quiere tener sus comidas. Asimismo, las amenidades, entre las que destacan caminatas con guía y masajes en la playa, están diseñadas para hacer de la visita al Coqui Coqui, un evento memorable.
En Coqui Coqui, no hay horarios ni rígidas expectativas. Relajarse, cuidar de sí mismo, disfrutar de la comida y explorar de todo, cómo quiera, cuándo quiera, es la meta a cumplir.
Habitaciones
Situado en la Plaza de Sisal, al final de la Calzada de los Frailes, frente al Convento de San Bernardino de Siena, la residencia Casa de los Frailes solía ser una de las casas más importantes de esta comunidad.
El ambiente se crea gracias a la colaboración entre arquitectos y trabajadores mayas. Concebidas en un estilo clásico, rico, formal colonial, las habitaciones fueron alguna vez las de monjes franciscanos españoles del siglo XVI. Las construcciones fueron respetuosas de la belleza y recursos naturales que les rodean y los materiales utilizados son los de la región; su calidad satisface a los más exigentes viajeros. Los jardines de recreo, sembrados con varias especies de palmeras (cocos, guanos, palmas reales), frangipanis (flor de mayo), gardenias, limas y menta, y una regia y callada elegancia, abren paso a la combinación única de interiores elaborados a mano incluyendo esculturas y antigüedades mexicanas, muebles de corte, toques de dorado y singulares textiles importados.
Con el fin de hacer la estancia de los huéspedes lo más placentera posible, se le asigna a cada uno su mayordomo personal al cual puede comunicarle sus preferencias de alimentos o limitaciones. Él está ahí para servirle. El equipo directivo Coqui Coqui alienta a los huéspedes a sentirse como en su casa privada.
Spa
Este spa de salud único, mantiene su simplicidad gracias a su enfoque holístico para el bienestar físico y espiritual de las personas. Tratamientos corporales, masajes, exfoliación de la piel y otros rituales se basan en métodos tradicionales. Ingredientes naturales se utilizan en todos los aceites y lociones así como preparaciones a base de hierbas para los tratamientos.
Coqui Coqui Valladolid Residence & Spa
Calle 41a #207a Col. Sisal, Valladolid.
Yucatan CP 97780 MEXICO
[icon name=”e-phone”]+52 985 85 65 129
[email protected]
www.coquicoquiperfumes.com
[/toggle]
[toggle Title=”GASTRONOMÍA”]
Primero lo primero: la cochinita pibil, los papadzules, el relleno negro. ¿Se te hizo agua la boca? Éstos son tan sólo los tradicionales puntos de entrada a su gastronomía. Les asisten además la sopa de lima, el queso relleno, el mechado de pavo, los famosos lomitos y el poc chuc (otra configuración del cerdo yucateco). El placer de visitar Valladolid va mucho más allá de las paredes que la conforman. La riqueza de su cultura es tal vez su mayor valor y patrimonio, y en el corazón de ésta, se encuentran los olores y sabores forjados en las cocinas caseras por los años y la tradición.
Los platillos mencionados son apenas un esbozo de la vasta cocina yucateca; un volumen no alcanza para agotarla. Y mejor que una descripción es la experiencia de explorarla a fondo, o morir de gusto intentándolo.
[/toggle]
[toggle Title=”QUÉ HACER”]
RÍO LAGARTOS
Para todos aquellos aventureros o con ganas de ponerse en contacto con la naturaleza, una visita al Río Lagartos (que en realidad no es río sino una “ría”, es decir, un flujo de agua marina que se interna entre tierra firme y una estrecha franja de playa), el cálido hogar del flamenco rosa y otras especies animales, puede ser la opción. Unas 18 mil aves “pintan de rosa” el territorio de anidación, en la zona coexisten en total unas 340 especies de aves, 50 de mamíferos y 95 de reptiles, además de ser sitio de reproducción de las tortugas blanca o verde y carey.
Es tal la riqueza natural y de recursos no renovables que posee esta zona, que el 26 de junio de 1979 fue declarada Reserva Especial de la Biósfera. Visitar el balneario de agua dulce Chiquilá (dispuesto con palapas, una de ellas con restaurante), recorrer el sendero de agua dulce Petemac, la observación de aves y los paseos en lancha, donde se aprende de la historia de la región a la vez que se admira las diferentes especies que residen ahí, son algunas de las actividades que ofrece este lugar.
EL CUYO
Dentro del mismo Parque Nacional de Río Lagartos, se encuentra El Cuyo, un pequeño pueblo de pescadores construído sobre los vestigios de una pirámide maya. La playa turquesa, rodeada de palmeras, cocales y árboles de Ceiba, (considerado el árbol representativo de Yucatán) ofrece un ambiente relajado y sereno, lejos de la tecnología, para aquellos que busquen un escape. La mejor manera de aprovechar esta playa es acostándose en la arena a observar el mar y el cielo y cómo cambian sus colores a lo largo del día. También, la vista de El Faro es privilegiada y sólo se necesita del permiso del capitán del puerto para acceder a ella. El puerto se distingue por sus actividades deportivas y de entretenimiento tales como hacer snorkel cerca de un barco naúfrago (ofrecido por el Hotel Aída) o paseos a la isla de Holbox, donde la pesca de pargos, meros y langosta es la actividad más popular aunque también se puede. Y no hay que olvidar la gran varie-dad de caracoles y conchas marinas de diversos colores y tamaños, principal inspiración y material de los artesanos de la población en la elaboración de sus manualidades y joyería de carácter único.
Para llegar al Cuyo, hay que cruzar el camino sobre el cauce de Río Lagartos, arriba de una laguna roja, misma que separa al pueblo de la tierra firme del este de Yucatán.
COBÁ
¿Qué más? Otro lugar a visitar son los yacimientos arqueológicos pertenecientes a la antigua ciudad de Cobá, cerca de Tulum. Se llega por la carretera federal 307, tomando un desvío hacia nuevo Xcanh, a unos 47 kilómetros de Tulum. La que fuera una de las grandes ciudades mayas del periodo clásico ocupa un territorio cercano a los 70 kilómetros cuadrados, en los que se encuentran distribuídas 6 mil 500 construcciones y monumentos, testimonio del culminante desarrollo alcanzado en el curso de su historia.
El nombre de Cobá significa en maya “Aguas Turbias”, aludiendo a los cinco lagos de la región: Cobá, Macanxoc, Sacalpuc, Yaxlaguna, y Xcanh, todos relevantes para el florecimiento de la región y su agricultura. Este conglomerado urbano llegó a ser un sitio elemental de la civilización maya en la Península de Yucatán, y alcanzó su apogeo político, cultural, religioso y económico durante los años 600-900 d.C.; al llegar los españoles, en 1550, ya había sido desocupada, presumiblemente desplazada en importancia por ciudades como Chichen Itzá y Tulum.
En Cobá se encuentran cerca de 45 caminos o calzadas, conocidos con el nombre de Sacbé (Camino Blanco), que relacionaban la cuidad con otros sitios como Yaxun (100 kilómetros) e Ixil (19 kilómetros); se cree que cumplían una función cere-monial antes que económica. Casi a la entrada del yacimiento arqueológico se encuentra la construcción conocida como “La Iglesia”, que contiene numerosas figuras y símbolos.
También puede verse el conjunto dedicado al juego de pelota, en el que es posible observar los dos “arcos” situados en los extremos de planos inclinados. Por la presencia de calaveras talladas en la base del monumento, se infiere el sentido ritual del juego practicado por los mayas. En el camino que conduce a la pirámide Nohoch Mul (colina grande), que con sus 42 metros de altura es la más alta de la Península de Yucatán y desde cuya cima se pueden ver las construcciones de piedra que emergen de entre la selva. Caminar entre las ruinas recuperadas de la selva, respirar el aire húmedo de los árboles, pisar las calzadas milenarias o subir la empinada pendiente de la pirámide, logra acercar al visitante a la cultura de los antiguos mayas. Sobran razones, más no palabras, por las que Valladolid debe estar en la ruta de todo viajero que diga querer conocer algo nuevo, empaparse de nuevas culturas, convivir con la naturaleza, comer bien y pasarla increíble, al mismo tiempo. Las vacaciones las haces tú, y con un destino como éste, no hay que esforzarse demasiado.
[/toggle]