Texto en colaboración con Carlos Sanchez Rey
Brasil, un país vibrante y diverso, ofrece un increíble mosaico cultural y natural que cautiva a quienes exploran sus extensos horizontes. Desde la bulliciosa metrópolis de São Paulo hasta la serena belleza de Florianópolis y la exuberante vitalidad de Río de Janeiro, cada rincón de esta tierra sudamericana narra una historia única. En este artículo, nos sumergiremos en la riqueza de estas joyas brasileñas, descubriendo la fusión de modernidad, tradición y una naturaleza que se despliega en una encantadora danza.
Al aterrizar en São Paulo en la madrugada, el calor, o la falta de frío, nos sorprende de inmediato. Esta megalópolis nos intriga con sus dimensiones inabarcables y una oferta casi infinita en todos los ámbitos. Nos recibe una ciudad aparentemente hostil, con edificios que se multiplican en altura y tipología, creando un paisaje caótico que simula el universo en sus atascos de tráfico. Entre autopistas interminables y casas coloniales que luchan por mantenerse frente a enormes naves industriales, São Paulo personifica la jungla urbana como pocos lugares en el mundo.
Optamos por alojarnos en el hotel Fasano Itaim, donde la marca es un referente en el país y cada propiedad colma las expectativas de los huéspedes más exigentes. Itaim, una de las más recientes inauguraciones, nos recibe con un estilo cercano al modernismo brasileño, enmarcado en hormigón y envuelto en listones de maderas nobles tropicales. La sutileza de sus espacios se ve sabiamente salpicada por un mobiliario autóctono que representa lo mejor del diseño brasileño, desde Sergio Rodrigues hasta Jaeder Almeida.
Exploramos el Comic Con Experience, un festival que ha triunfado en ciudades como Los Ángeles, y nos maravillamos con tesoros como el anticuario Herrero, que ofrece piezas inéditas de grandes arquitectos y diseñadores del siglo pasado en Brasil. Después de un paseo por la Avenida Paulista y el barrio de Jardim Europa, nos sumergimos en la energía de la ciudad y disfrutamos de la diversidad de tiendas en la calle Oscar Freire. Llegamos al MASP, el Museo de Arte de São Paulo, y nos impresiona la arquitectura única de Lina Bo Bardi. Visitamos el hotel Unique de Ruy Ohtake, un hito en el catálogo de edificios de la ciudad. Regresamos al hotel para disfrutar de un tratamiento corporal y una cena en Gero, donde la cocina italiana y el ambiente de glamour nos deleitan.
Al día siguiente, volamos a Florianópolis, la “Isla Mágica” de Brasil, que nos cautiva con su encanto natural y su rica herencia cultural. Nos hospedamos en Fuso, un hotel de reciente apertura fusionado con la naturaleza, donde la sostenibilidad es una prioridad. Exploramos el centro histórico de la ciudad y nos sumergimos en la vida local en el Almacén de Santa María y el Mercado Público. Después de un día de exploración, nos relajamos en el spa y disfrutamos de una cena con vistas al mar. Con cada experiencia, nos damos cuenta de que en Brasil, la naturaleza y la historia convergen de manera armoniosa, invitándonos a explorar más allá de lo conocido.
Es hora de despedirse, de dejar el paraíso dentro del paraíso y dirigirse con cierta tristeza hacia otro destino igualmente emocionante: Río de Janeiro.
Esta ciudad, que cautiva con su vibrante energía y su impresionante escenario, se convierte en el broche de oro perfecto para nuestro excepcional recorrido. Con sus playas de arena dorada, la icónica estatua del Cristo Redentor abrazando la ciudad desde lo alto y una cultura que danza al ritmo del samba, Río es una experiencia única. En este entorno de belleza y diversidad, nuestro hotel se alza como un oasis de lujo y confort, fusionando la esencia carioca con servicios que elevan la estancia a una categoría de elegancia incomparable.
Nos desplazamos por los primeros kilómetros de Copacabana, maravillados ante el ir y venir de bañistas, surfistas con tablas gigantes en bicicleta, colores de sombrillas y, por supuesto, mucho sol. La llegada a Emiliano, nuestro hotel, supera nuestras expectativas. La visión arquitectónica de Arthur de Mattos Casas redefine el modernismo brasileño.
El minimalismo y la meticulosidad en cada detalle dan vida a un entorno sofisticado y acogedor que se integra de manera impecable con el espíritu carioca. La discreción se hace presente en su fachada de celosía cambiante, una verdadera obra maestra. Los detallados “cobogós” no solo deslumbran estéticamente, sino que también permiten que la luz y las preferencias de los huéspedes den forma al edificio. Es una arquitectura que cobra vida y se convierte en una experiencia visual y funcional única. Esta elegancia, propia de los verdaderos conocedores, se ve reflejada en cada rincón del hotel. Una puerta de cristal translúcido nos da la bienvenida al tesoro que se esconde tras ella: espacios bien configurados para cumplir su función. Desde un bar con piezas de Paola Lenti o Sergio Rodrigues hasta una recepción articulada con sillones de Lina Bobardi en torno a una mesa de Isamu Noguchi, todo en Emiliano emana elegancia silenciosa.
El spa, trufado de mobiliario icónico, nos cautiva con su sauna desde la que podemos contemplar Copacabana a través de un cristal transparente de suelo a techo. Y la piscina del rooftop nos ofrece una experiencia de plenitud, fundiendo nuestra alma con el océano desde su infinity pool. Después de disfrutar del brunch que ofrece el hotel, decidimos explorar los sabores de la ciudad y nos dirigimos a Toto, un restaurante contemporáneo con aspecto de neobistro parisino y ambiente relajado. La comida, sencillamente exquisita, cuenta con influencias de diversos países que admira su chef, Thomas (Toto), cuarta generación de chefs en la familia.
Continuamos nuestra búsqueda en Ocyà, un restaurante elegante en Leblon que se abastece del mar para ofrecer un producto pescado de forma artesanal consciente. Y dejamos para el final Lasai, considerado el mejor restaurante de Río, donde el chef Rafael Costa ofrece una experiencia gastronómica única, centrada en verduras de proximidad y frescura máxima. Sin duda, nos hemos quedado con ganas de explorar más de Río, pero tendremos que volver pronto para completar nuestra experiencia en esta ciudad que nos ha enamorado.