En lo profundo de un rincón remoto de Chile, se alza Patagonia Camp entre tierras indómitas. El campamento desafía las expectativas de la vida al aire libre, combinando lujo y sostenibilidad en uno de los paisajes naturales más espectaculares del planeta: la Patagonia chilena.
Tradiciones nómadas
A orillas del lago Toro y con un horizonte conformado por el Parque Nacional Torres del Paine, el campamento se compone de yurtas, casas tradicionales mongolas adaptadas con detalles modernos, convirtiéndolas en estancias de confort dentro de un ambiente rústico. Integradas al paisaje, estas estructuras permiten que los viajeros amanezcan rodeados de naturaleza.
Conexión con el entorno
Punto de partida para explorar la región salvaje, el campamento cuenta con actividades al aire libre para todos los gustos y niveles, con paseos en kayak por las aguas del lago Toro, caminatas por glaciares y bosques, al igual que recorridos por la base de las emblemáticas Torres del Paine.
Para disfrutar de las vistas panorámicas, también ofrecen excursiones en coche, actividades que se llevan a cabo en el lado este de la reserva, donde se encuentra la mayor concentración de mamíferos. Igualmente, hay tours para observar las antiguas pinturas rupestres realizadas por los nómadas de la cultura tehuelche.
Turismo responsable gracias a Patagonia Camp
Desde su diseño hasta su operación cotidiana, el campamento está comprometido con minimizar su huella ambiental. Utiliza energías renovables y un sistema de tratamiento de aguas que garantiza que todo el ciclo, desde su extracción hasta su devolución al lago, sea limpio y respetuoso con el medio ambiente.
Este compromiso con la naturaleza se extiende a la reducción de plásticos de un solo uso en el campamento y a la colaboración con comunidades locales.
Sabores patagónicos
En un entorno rodeado de montañas, lagos y bosques, los huéspedes pueden disfrutar de una cocina que combina lo mejor de la tradición chilena con un toque gourmet. El restaurante cuenta con platillos que utilizan ingredientes locales, como el salmón austral, el cordero magallánico y la centolla, un tipo de cangrejo de agua dulce.
La propuesta gastronómica se completa con detalles como dulces caseros y vinos orgánicos de la reconocida viña Matetic. Los productos frescos, provenientes de pequeños agricultores locales, garantizan opciones vegetarianas, veganas y libres de gluten. Además, cocteles como el Calafate Sour, hecho con una baya autóctona de la Patagonia, ofrecen un cierre refrescante para cada jornada.
IG. @patagoniacamp