Las reformas de Arabia Saudita están haciendo ruido por todo el mundo. Sean buenas o malas, las noticias que han salido de Riad durante los últimos dos años han estado rodeadas de especulación, pues el cambio en una de las sociedades más conservadoras del Medio Oriente no será fácil. Pero, ¿cómo empezó todo esto? La clave está en Mohamed bin Salmán.
En 2015, el rey Abdalá bin Abdulaziz falleció y en su lugar dejó a su medio hermano, el actual rey Salmán bin Abdulaziz. Antes de que llegara Salmán al poder, la familia real, que está conformada por alrededor de 15,000 personas, mantenía un equilibrio en los puestos más importantes delGobierno. Pero ese año, las reglas empezaron a cambiar.
En cuanto llegó al puesto, el nuevo rey le dio a su hijo, Mohamed bin Salmán, dos responsabilidades importantes: lo eligió para presidir el Consejo de Asuntos Económicos y de Desarrollo y también para ser ministro de Defensa. El primer puesto le dio a bin Salmán muchas oportunidades, la más importante fue crear el plan de desarrollo “Visión 2030” que explica el camino que quiere tomar Arabia Saudita para ser un líder en el futuro. El segundo, le permitió jugar un papel crucial en la política exterior de su país e ir posicionándose como un líder a nivel internacional.
En 2016, bin Salmán se convirtió en presidente del Consejo de Saudi Aramco, la petrolera estatal y principal fuente de ingresos del país, ganando así un tercer puesto crucial. Un año después, su papá lo nombró príncipe heredero. Esta decisión marcó un antes y un después para la unidad de la Casa de Saúd, pues para designar a bin Salmán, el rey quitó del puesto a Mohamed bin Nayef, el hijo del rey Abdulaziz, que tendría que haber sido el siguiente en línea de sucesión al trono.
En noviembre de 2017, apenas cinco meses después de convertirse en príncipe heredero, Mohamed bin Salmán dio uno de los pasos más atrevidos en la reforma del país: organizó una purga contra la corrupción. Arrestó a más de 200 personas bajo estos cargos y se llevó a la mayoría a una lujosa prisión en el hotel Ritz-Carlton de Riad. La movida fue muy criticada por algunos, pues este año, el New York Times sacó un reportaje en el que acusa al príncipe de abusar de los detenidos. Sin embargo, para otros fue una medida necesaria, pues la corrupción en las altas cúpulas de Arabia Saudita es famosa desde hace tiempo y nadie se había atrevido a atacarla de raíz.
Además de la limpia, bin Salmán ha estado detrás de algunos de los cambios más vanguardistas que ha visto Arabia Saudita. Este año las mujeres pudieron ir por primera vez a ver un partido de futbol a un estadio. Además, el Reino permitió que se celebrara el primer fashion week, organizó el primer show de autos solo para mujeres y pronto permitirá que ellas manejen. Por si fuera poco, también está invirtiendo en entretenimiento y a finales de abril estrenó la primera película de Hollywood en sus salas de cine.
Estos cambios están dividiendo opiniones. Por un lado, algunos piensan que el sistema de Gobierno tiene que cambiar y que el liderazgo del príncipe heredero está siendo fundamental. Por el otro, están los críticos, tanto los que no quieren el cambio, como los que están convencidos de que si no se hace correctamente, traerá consigo graves consecuencias. Mientras tanto, Occidente está recibiendo las reformas con los brazos abiertos.
Texto por Mercedes Migoya
IG. @mercedesmigoya
Ilustración por @camdelafu