Texto por Mercedes Migoya
Ilustración por: Ximena Sánchez
A finales de junio de 2016, los mandatarios de México, Estados Unidos y Canadá se reunieron en Ottawa donde dejaron en claro que lucharían contra el proteccionismo y la xenofobia que se vivía en el momento en otras regiones del mundo.
Con la llegada de Trump a la Casa Blanca esa idea ha desaparecido y el futuro de la relación entre los tres países es incierto.
Desde su campaña, Trump reprobó la manera en la que sus antecesores llevaron a cabo las relaciones internacionales con varios países. En el caso de México anunció que de llegar a la presidencia realizaría cambios en la migración a través de un muro y deportaciones masivas. Adicionalmente, destacó que la relación comercial tendría que cambiar empezando por la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, TLCAN.
El acuerdo entró en vigor en enero de 1994 y sus condiciones se impusieron gradualmente hasta 2008. Con él, se eliminaron las tarifas de varios productos negociados entre México, Estados Unidos y Canadá, además se protegió la propiedad intelectual y estableció mecanismos para solucionar conflictos comerciales.
Las relaciones económicas de América del Norte se redefinieron después de la implementación del TLCAN. Todos los países miembros se han beneficiado, pero en especial México y Canadá. De acuerdo con el Congressional Research Service1, Estados Unidos ha aumentado menos del 5% de su producto interno bruto gracias al acuerdo. Desde esta óptica, muchos críticos aseguran que, para Washington, no vale la pena. Trump no es la excepción.
El presidente ha culpado a México de aprovechar las disposiciones del tratado para quitar trabajos a su país. Sin embargo, para otros, su argumento es inválido.
Economistas del Pearson Institute for International Economics reconocen que a pesar de que se han perdido algunos trabajos, se han creado otros. Por otra parte los consumidores estadounidenses se han beneficiado de los bajos precios y de la mejor calidad de bienes que trajo consigo el TLCAN.
Según el Council on Foreign Relations para América del Norte no basta una integración comercial. El nuevo acuerdo tiene que ir más allá tratando áreas como energía, seguridad fronteriza y una reforma migratoria. Ildefonso Guajardo, secretario de Economía de México, asegura que si nuestros intereses no se ven beneficiados con el nuevo acuerdo, tendrá preparado un plan B, cuyos detalles están aún por definirse.
Para la renegociación será importante que las partes consideren no solo aspectos comerciales de intercambio de bienes, sino también de fuerza laboral. Estados Unidos sigue necesitando la mano de obra mexicana y sabe que muchos indocumentados, que necesita, están ahí.
De acuerdo con los analistas, el TLCAN se mantendrá como está durante el resto de 2017. Sin embargo, los gobiernos involucrados han dicho que las negociaciones para cambiar el acuerdo podrían iniciar cerca de este verano.