SLS Playa Mujeres no es un all inclusive tradicional. Aquí, el concepto se transforma por completo: no se trata de abundancia sin criterio, sino de curaduría. Cada espacio, cada experiencia y cada detalle están pensados para que el huésped se sienta parte de algo más elevado. En lugar de repetir fórmulas, SLS apuesta por la sorpresa, por el diseño contemporáneo y por una gastronomía que compite con los mejores restaurantes. El resultado: una estancia que se siente más como una residencia privada que como un resort.

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Fotos: cortesía

Al norte de Cancún, donde la costa se repliega con suavidad y el mar adopta una calma más contemplativa, se levanta una arquitectura que nos invita a disfrutar de una relajación y libertad plena. SLS Playa Mujeres aparece como un respiro entre los excesos del Caribe: un todo incluido que no necesita recordártelo. Aquí, el lujo no se exhibe, se insinúa.

Las primeras impresiones nacen del aire de la naturaleza: ligero, templado, cargado de sal y de contemplación. Después, la luz que se filtra entre terrazas privadas y los jardines que terminan en albercas discretas.

Las habitaciones imponen y acompañan. Cada suite parece pensada para la relajación y para mirar sin prisa. Las amenidades son infinitas, las texturas son sobrias y los balcones se abren al mar como si lo hicieran por primera vez. En algunas, los jacuzzis burbujean con discreción al atardecer; y en otras, las puertas dan a patios interiores donde todo sucede a otro ritmo.

La propuesta culinaria en SLS Playa Mujeres es tan amplia como diversa. Con 18 restaurantes y bares, cada uno con un concepto propio, el recorrido gastronómico se convierte en una experiencia diaria. Fi’lia y Cleo celebran los sabores mediterráneos con ingredientes frescos y presentaciones elegantes. En Caracol, la cocina mexicana de mar se expresa con mariscos al carbón y guiños a la tradición costera. Lotus fusiona lo mejor del continente asiático en platos que juegan con las texturas y las especias; mientras que Hudson Tavern rinde homenaje a la comfort food neoyorquina con todos los deportes disponibles. Privilege, con su doble vida —club de día y epicentro nocturno—, y Bungalow, perfecto para comidas relajadas junto a la alberca. Y si de mixología se trata, el speakeasy esconde cocteles que desafían las reglas del bar clásico.

El Ciel Spa honra su nombre. Hay silencio, vapor, piedras calientes y una piscina exterior donde el sol se refleja. Aquí el cuerpo se reordena y la mente se apaga. Para quienes buscan algo más activo, hay rutinas personalizadas, gimnasio y sesiones específicas.

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Fotos: cortesía

SLS Playa Mujeres se encuentra a tan solo media hora del aeropuerto, pero no hay apuro. Las distancias aquí se miden distinto; los días también. Porque este resort —si es que aún se le puede llamar así— parece diseñado para olvidarse del tiempo.

Más que incluirlo todo, SLS Playa Mujeres selecciona lo mejor. El lujo aquí no se ostenta; en cambio, se filtra en cada gesto: en el spa con tratamientos, en las suites con amenidades italianas, en la atención personalizada de SLS Elite. Cada experiencia está diseñada para quien sabe distinguir entre lo caro y lo valioso. Aquí no se trata de cantidad, sino de calidad con intención.

P. es.slshotels.com

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