En enero de 2014, Álvaro comenzó su carrera en González Byass. Estudió Economía en Noruega y forma parte de la tercera generación consecutiva de su familia en dedicarse a este oficio. Tras desarrollar su aprendizaje respecto a la cata de vinos, la destilación y la coctelería, se convirtió en embajador internacional de la ginebra The London No. 1. Actualmente, reside en Estados Unidos, donde visita diversos mercados con el fin de dar a conocer las bebidas que se trabajan en las bodegas.
1. Cuéntanos un poco sobre ti y sobre tu trayectoria como bartender.
Vengo de un mundo un poco distinto. Estudié Economía en Noruega y, cuando terminé la carrera, tuve la oportunidad de trabajar en González Byass en el Departamento Internacional. Aquí estoy después de cinco años durante los cuales me fui formando tanto como catador de vinos de jerez como conocedor respecto a los destilados y la mixología.
2. ¿Cómo te convertiste en embajador global de la ginebra The London No. 1?
Primero, me ofrecieron hacer un evento en Europa. Poco a poco, se fue convirtiendo en algo más formal y pronto me nombraron embajador de Europa, Oriente Medio y África. Estuve desempeñando ese trabajo durante mucho tiempo y ahora estoy más enfocado en América.
3. ¿Cómo comenzó tu relación con esta famosa marca?
González Byass es una empresa de mi tierra y la llevo visitando desde que soy muy pequeño, de modo que muchos de los aromas del vino de jerez son muy familiares para mí. Siempre ha habido botellas en mi casa y mi papá disfruta mucho beberlas; eso me fue acercando a los productos desde temprana edad. La primera vez que lo probé desconocía la historia que hay detrás, pero ahora conozco de primera mano todo sobre la destilación, sobre cómo lo elaboramos, sobre el alambique que utilizamos, etc. Saber esta información hace que lo disfrute todavía más.
4. ¿Cuáles han sido tus mayores aprendizajes en torno a tu profesión?
Considero que, debido a la edad que tengo (27 años), el aprendizaje apenas está iniciando; a esta edad no se puede ser experto en nada. Cuando voy a un lugar, siempre presto atención tanto a las técnicas con las que preparan los tragos como a los ingredientes que están utilizando. Eso me da muchas ideas para hacer cocteles diferentes e innovadores.
5. ¿Qué hace un embajador global?
Si se lo preguntas a algún amigo mío, te diría que vivir la vida, porque siempre estamos viajando y haciendo cosas muy divertidas, pero en realidad es un trabajo que te tiene que gustar. Yo soy una persona muy sociable, muy abierta, me gusta la parte dinámica. No solamente debemos compartir al mercado un punto de vista de capacitación, sino que los mercados son nuestra guía y trabajamos en torno a ellos. Tenemos la suerte de viajar, por lo que la empresa quiere que utilicemos esa información y la integremos pensando en el futuro de la marca.
6. ¿Cómo innovas en tus creaciones?
Prueba y error, como suele decirse. A veces, a la hora de crear un nuevo coctel, pienso en la forma de darle la vuelta y en qué es lo que me falla. También, todo tiene que estar balanceado, tiene que ser redondo y algo tiene que sobresalir. Me apasiona la cocina y eso se ve reflejado en mis creaciones.
7. ¿Cuál es el siguiente paso para la marca y para ti como embajador?
Mi proceso ha sido rápido; en tan solo cinco años he logrado sentirme muy valorado por la empresa tanto a nivel profesional como personal. He seguido el camino que siempre quise y, en muchas ocasiones, la situación ha superado mis expectativas. En cuanto a la marca, a causa del constante movimiento del consumidor y de la competencia, tenemos que mantenernos a la vanguardia y buscar que nuestros destilados evolucionen por tendencia.
8. ¿Qué opinas sobre la coctelería moderna? ¿Cuál es su futuro?
Yo creo que pasa lo mismo que con la cocina. La cocina moderna está integrando nuevas técnicas, nuevos elementos, nuevas presentaciones y nuevos ingredientes. Es igual en la coctelería. Actualmente, el consumidor demanda mucho por todo lo que sabe que existe. Cuando hacemos coctelería moderna, jugamos con las presentaciones, los métodos y tiene que tener una base sólida, como en la cocina.
Escrito por Rebeca Penhos