En 1981, se inauguró el Museo Tamayo con el objetivo de compartir con el público mexicano las obras que Rufino Tamayo comenzó a reunir en los años sesenta. La colección original estaba conformada por 300 piezas tanto de artistas de principios a mediados del siglo XX como de Tamayo. Platicamos con Andrea Paasch, directora interina del museo, sobre esta colección.
1. ¿Me puedes contar un poco sobre tu trayectoria?
Cuando llegó el momento de entrar a la carrera, escogí Letras Alemanas en la UNAM, pero empezó la huelga larguísima del 99. Después de explorar varias alternativas, fui a la Ibero y la primera licenciatura que vi fue Historia del Arte. Justo cuando me inscribí, abrió la UNAM y, entonces, cursé las dos carreras simultáneamente. Después, hice una maestría en Administración de Arte y Política en el Art Institute en Chicago. A partir de ahí, casi siempre he trabajando en arte.
Comencé colaborando con el artista Miguel Calderón; escribí proyectos y produje muchos de sus videos. Durante ocho años, coordiné una beca que llevaba la Fundación BBVA Bancomer junto con el museo Carrillo Gil para artistas jóvenes. Hice varias producciones para tele en el Canal 11 y en el Canal 22. En el 2015, Juan Gaitán, el director anterior del Tamayo, me llamó para llevar las exposiciones itinerantes y los proyectos internacionales. Dos años después, me nombraron subdirectora de programación artística y ahora soy directora interina.
2. ¿En dónde se exhibe la colección?
En el 2016, se decretó que las salas 3 y 4 del museo estarían dedicadas a la colección permanente. Esta no es una muestra estática; se encuentra en constante rotación para que todas las piezas puedan ser apreciadas. Se mueven cada seis meses aproximadamente.
3. ¿Cuántas obras tiene actualmente?
Juntando las dos vertientes, arte moderno y contemporáneo, tiene casi mil.
4. ¿Cómo ha ido creciendo?
De diferentes maneras: gracias a donaciones de artistas que exhiben aquí, pues casi todos nos dejan una pieza; a través de un programa que se llama Pago en Especie mediante el cual los artistas pueden pagar impuestos con su obra; es decir, cada año fiscal, dependiendo de sus ventas, pueden donar cierto número de obras. También tenemos un programa de colecciones compartidas con el ACMA en Los Ángeles: se realiza una donación anónima a ambas instituciones y, entonces, la obra es de las dos y se comparten todos los gastos, lo cual hace mucho más accesible adquirir una pieza y mantenerla. Creo que el Tamayo en México es el primer museo que tiene un programa de este tipo.
5. ¿Cuales son las obras más emblemáticas de la colección?
La de Miró es la más antigua, es de 1927 y, de cierta forma, la que dio inicio a la colección. Pero el Francis Bacon, que en este momento se encuentra en una exposición en Londres, es muy valioso no solo por lo que representa, sino porque es la más cara.
6. ¿Siempre ha estado abierta al público?
A partir del 2016. Antes no se exhibía, solo se hacían muestras y se llevaban a otros museos. Hay veces que, por dinámicas del museo o de ciertas exposiciones, tenemos que cerrar, pero por lo general se mantiene abierta al público.
7. ¿Qué disciplinas incluye?
Casi todas: pintura, escultura, video, fotografía. Por ejemplo, de un performance lo que guardas son las instrucciones en una hoja de papel y lo tienes que rehacer. Es interesante cómo ciertas manifestaciones de arte contemporáneo funcionan de esa manera.
8. ¿Las obras solo se exponen aquí?
Tenemos un programa muy interesante que consiste en llevar muestras pequeñas de piezas muy bien escogidas y representativas a distintos lugares de la República; las llamamos ensayos museográficos. Hubo uno muy especial y exitoso que se llamaba “Ensayo museográfico 2”; estuvo en Puebla, Guadalajara, Torreón y Mérida. En él, se incluyó un Picasso, un Magritte, un Rothko; llevamos obras que de otra forma es difícil que el público mexicano de otros estados vea.
9. ¿Va a seguir creciendo la colección?
Nuestro límite real es el espacio de la bodega.
10. ¿Qué esperan transmitirle a la gente?
Lo más importante es lograr establecer vínculos y puentes entre el arte moderno y el contemporáneo. Siempre procuramos, tanto con la colección como con las exposiciones temporales, hacer notar que el arte tiene una continuidad y que lo que está sucediendo actualmente con los artistas tiene un pasado; entonces, buscamos establecer esos puentes y entender de dónde viene esa historia. Dicho en otras palabras, buscamos contextualizar el arte contemporáneo.
Entrevista realizada por Camila Creel
Fotos de Ramiro Chaves