Argentina goza de terruños muy diversos con altitudes y latitudes que resultan en una gran amplitud térmica, la cual benecia la vitivinicultura.
Germán Buk, enólogo del grupo Peñaflor, nos dio la bienvenida en la Casa Nieto Senetiner, en Buenos Aires. Tuvimos la suerte de catar y conocer extraordinarios vinos de los viñedos El Esteco, Las Moras, Mascota Vineyards, Navarro Correas y Trapiche, recorriendo estos terroirs de norte a sur a modo de seminario introductorio a los vinos de Argentina. El grupo Peñaflor es la mayor empresa vitivinícola del país.
Preparados para la aventura, volamos a Neuquén para iniciar la experiencia desde el sur, en La Patagonia, la región más austral de Argentina, que abarca las provincias de Río Negro, Neuquén y La Pampa. Concentra 4,550 hectáreas de viñedos cultivados que maduran lentamente, lo cual da una magnífica característica a sus vinos. La Pampa tiene 242 hectáreas; Neuquén 1,751 hectáreas y Río Negro 1,545 hectáreas, ubicadas a alturas que van desde los 4 a los 370 metros.
Patagonia es tierra del dinosaurio, tanto así, que varios huesos de un gigante Titanosaurio se encontraron en la propiedad de la familia Schroeder, cuando preparaban la tierra para plantarla.
En Neuquén se encuentra San Patricio del Chañar, a 60 kilómetros de la ciudad. Es una zona con gran amplitud térmica (mayor a los 20 grados centígrados), lo cual resulta en uvas con excelente calidad y gran concentración de aromas y color. La variedad destacada es la Pinot Noir.
Bodegas Fin del Mundo es la primera bodega que emprendió un viñedo en la Patagonia. Julio Viola fue un visionario que en 1988 comenzó a irrigar la tierra, sirviéndose del río Neuquén. En 1999 plantó las primeras vides, y en 2002 tuvo la primera cosecha. Malma, la segunda bodega del grupo (que significa `orgullo ́ en lengua mapuche) tiene 165 hectáreas y hace cinco años se unió al proyecto. Hoy producen vinos con las varietales Malbec, Cabernet Sauvignon, Pinot Noir y Merlot, Chardonnay y Sauvignon Blanc. Recientemente, incorporaron Cabernet Franc.
“Estamos ubicados en la base del río Neuquén, al borde de la meseta que llaman Barda. Esta región tiene vinos de calidad. Los últimos tres años hemos obtenido una madurez del viñedo muy interesante”, comenta Julio Viola junior. Producen 8 millones de litros y siguen trabajando con la asesoría de Michelle Rolland. Catamos Reserva del Fin del Mundo, Pinot Noir 2015, Bodega del Fin del Mundo Special Blend 2013 y Fin del Mundo Cabernet Franc 2012, y confirmamos que en la zona lo importante es el tipo de suelo, pues no hay diferencias de altitud significativas entre sus viñedos.
En los años ochenta, se plantó mucho Cabernet Franc, planta que da más fruta que la Cabernet Sauvignon y también madura antes, lo que la salva de las heladas del otoño. Malma es otra bodega del grupo Fin del Mundo adquirida en 2012. Ambos viñedos son vecinos. Tienen 800 hectáreas propias: Malbec, Cabernet Sauvignon, Merlot y Pinot Noir. Todo el vino lo elaboran con uvas propias: cuatrocientas hectáreas alrededor de la bodega, y las otras cuatrocientas, hacia el este, a diez kilómetros.
La gastronomía patagónica incluye trucha, cordero y salmón que viene de Temuca. Ahí existe la mara patagónica que es un animal más grande que la liebre. También se come mucho chivo y, por supuesto, carne vacuna.
En la bodega Humberto Canale, ubicada en Valle del Río Negro, la zona de viticultura más antigua de Patagonia, se beneficia de la latitud: lluvias de no más de 180 milímetros anuales. Cuando brota la vid ya está a salvo de la humedad. El viento es seco y fresco. Aunque les complica el trabajo en las chacras, es un factor que promueve el grosor de la piel de la uva, lo que da buen color.
Un dique de 100 años de existencia, toma las aguas del río Neuquén, abre unas compuertas y recorre un canal de oeste a este. Se irriga todo el valle por gravedad.
El río Negro se extiende hasta el océano Atlántico. A las mesetas las llaman bardas y cuentan con suelos arenosos. Más al centro del valle, tienen suelos francos y limo arcilloso con baja materia orgánica.
Las heladas de la zona las atienden con riego por aspersión. El agua se congela y tapa el viñedo.
Eso ayuda. También usan máquinas que liberan calor y ventiladores que mezclan las masas de aire para evitar que se asiente la helada.
Sus joyas: Humberto Canale Sauvignon Blanc 2016, Humberto Canale Riesling 2016 Humberto Canale Pinot Noir rosado 2017 (Finca Sol). El Cabernet Franc Gran Reserva 2015, es un vino producto del consejo de su asesor, Roberto de la Mota, que resultó muy acertado. Roberto fue el enólogo de Terrazas de los Andes y hoy es copropietario de la Bodega Mendel, en Luján de Cuyo.
Humberto Canale Merlot Gran Reserva 2014 Río Negro tiene características particulares. Crianza en roble americano y francés de primer uso por 12 meses. La maloláctica, que es un tipo de fermentación, se hace en barrica. Color intenso. Muchas especias.
MENDOZA
Las acequias que transportan el agua que cae de la cordillera de los Andes y de las lluvias marcan las calles de Mendoza. De otra manera, los árboles no sobrevivirían el clima desértico de la zona.
Una de las uvas características, y la segunda vid más plantada en Argentina, es la Bonarda, que se empleaba solo para blends. Hoy, las bodegas Nieto Senetiner, Zuccardi, Altos Las Hormigas, entre otros, producen monovarietales excelentes con Bonarda. Es muy aromática y con textura sedosa.
La zona que abarca en Maipú occidental, al sur de Luján de Cuyo, está habitada por excelentes bodegas: La Rula (Rutini), Luigi Bosca (Arizu), Lagarde, Nieto Senetiner y Vistalba, de Carlos Pulenta. También Fabre Montmayou y Altos Las Hormigas.
Perdriel marca el inicio del corredor de Mendoza que empieza después de la Ruta 40 (que cruza toda Argentina), y que incluye Perdriel Agrelo y Ugarteche, to- dos ubicados en Luján de Cuyo.
Esta área tiene bodegas importantes, entre ellas: Viña Cobos, de Paul Hobbs y sus socios argentinos: Luis Barraud y Andrea Marchiori. También Renacer, con sus vinos Punto Final y Milamore.
Mendel es un proyecto de 2003, en Luján de Cuyo, en copropiedad de una familia de Buenos Aires con Roberto de la Mota. En la zona de Altamira tienen un viñedo de 60 años, donde cosechan Semillon, uva que ha tenido un resurgimiento en los últimos cinco años. Al principio, hicieron 4 mil botellas: prensado suave, el 15% se fermenta en barricas de roble, el resto en acero inoxidable. Luego lo mezclan y lo añejan seis meses. Buena acidez, refrescante y buena capacidad de guarda.
El nombre Altos Las Hormigas, tiene su historia: plantaron 60 hectáreas de Malbec en Altos de Medrano, y cuando brotaron las hojitas, las hormigas se comían los brotes, con lo cual se puede perder la certificación orgánica. La solución fue armar un perímetro con pastos que distraen la comunidad de hormigas, para que no vayan al viñedo. Colonia Las Liebres fue similar. En el primer viñedo de Bonarda, en Colonia Los Amigos, se encontraron los agrónomos que había una comunidad grande de liebres. Una conjunción de lugar y emblema con el terroir.
En Trez Wines, Mazzotta Estate Wines, el enólogo Gonzalo Manzotta nos comenta que también Roberto de la Mota los asesora. Tiene un viñedo en la zona histórica de Pedriel, donde el tipo de riego preserva el sistema de acequias, un estilo muy antiguo que heredaron de los huarpes, aborígenes que vivían en la zona.
Van a empezar con un proyecto que han llamado “Cocina el enólogo”. Su socio es húngaro, así que esta es una bodega premium con impronta del Viejo Mundo. Una muestra: Malbec Gran Reserva del Enólogo con clavo de olor, nuez moscada, redondo, paleta aromática dentro de lo mentolado, 18 meses en barrica francesa de primer uso, y 36 meses en botella. Separan la semilla verde de la uva con colometría y degustación, y así evitan los taninos verdes que dan notas herbáceas.
Dante Robino lleva el nombre de un militante italiano que construyó esta bodega en 1920, donde todavía funcionan piletas que datan de esa fecha. Trabajan 400 hectáreas de viñedo que no son propias y que, con mucha sinergia con los productores, logran excelentes resultados. La uva Bonarda es el emblema de la bodega.
Es una zona de parral más que de espaldera, pues el sol refleja del suelo y necesitan cuidarlo para que no se quemen las uvas. Desde 1990 elaboran espumantes y tienen una fábrica modelo (producen para terceros), con método Charmant. También elaboran con método Champenoise, para completar el portafolio. Producen siete millones de botellas de espumante al año.
En 2012, se abrió la bodega al turismo. Se pone en valor la bodega vieja, lo cual beneficia el crecimiento del enoturismo en Mendoza, zona histórica y primaria de la vitivinicultura. Dante Robino está a tan solo 500 metros del acceso de la Ruta 40.
Los propietarios de la bodega Renacer vienen de la Toscana. Se nota en el estilo de sus vinos y en la construcción en piedra y ladrillo de la bodega. El enólogo Lucas Amoretti nos comenta que la familia es del norte de Italia muy reconocida por la producción de Amarones.
Las uvas se secan por días en unos camastros y pierden 30% de humedad. Las cosechan a tiempo (no es cosecha tardía) y se concentra el azúcar. Milamore no es un vino dulce y tiene notas de frutos secos. Es un blend de Malbec, Bonarda, Cabernet Franc y Cabernet Sauvignon, del Valle de Uco. Hacen mucho esfuerzo para producir cada botella de ese vino.
Renacer Gran Reserva Cabernet Franc 2014, con uvas provenientes de Tupungato, Mendoza, es muy apreciado. Producen cuatro mil botellas con seis hectáreas. Tuvimos oportunidad de degustar Lagarde Viognier 2016. El enólogo Juan Roby Stordeur es pionero haciendo vinos con la varietal Viognier en Latinoamérica. Tienen cinco quintas entre Luján de Cuyo y Valle de Uco. Este año la bodega cumple 120 años. ¡Presenciamos el mejor atardecer posible mientras degustábamos este vino!
Luigi Bosca produce siete millones de litros por año. La primera cosecha fue en 1901. Son ya cinco generaciones de la familia Arizu que han trabajado en la bodega. La familia vino a Argentina en 1883 y se instalaron en San Rafael. Visitamos la parte antigua de la bodega de Luján de Cuyo y nos cuentan que fue un proyecto de Leoncio, quien se casó con una señora de apellido Bosca.
Hasta 1984 usaban toneles, pero se perdían muchas características de la uva. Luego, incorporaron barrica y cambió el estilo de los vinos. Producen siete espumosos con método Champenoise, prensado con la prensa abierta, pues de esa manera se oxida un poco.
Mendoza solo tiene el 5% de su superficie plantada. Se han implementado pozos y riego por goteo, lo que ha ayudado a ampliar las zonas de cultivo. En la bodega experimental se trabajan los vinos de segmento alto como Luigi Bosca Icono 2010, un blend de Malbec y Cabernet Sauvignon. El ADN de este vino, dice Arizu, es suavidad, elegancia, suntuosidad. Tiene a toda la familia metida en la copa. La complejidad sale por capas. El Malbec se cosecha más temprano (marzo) y el Cabernet Sauvignon a fines de abril, cuando alcanza madurez polifenólica.
En Terraza de los Andes, el enólogo Gonzalo Carrasco nos lo explica a través de sus vinos, como el Terrazas Reserva Cabernet Sauvignon 2015, que viene de viñedos de altitud, lo que le da frescura y con los años, se vuelve más complejo. Es un vino especiado, pero fácil de tomar. Terrazas Single Vineyard, Las Compuertas Malbec 2013 presenta fruta madura, riqueza aromática, expresión frutal con buena acidez, amplio y complejo. ¡Pide beberse con comida!
Por otro lado, Decero es una bodega de una familia suiza que invirtió en Remolinos Vineyards en el año 2000. Arrancaron de cero, de ahí el nombre. Su portafolio de vinos solo tiene siete etiquetas y el 2006 fue su primer vino.
Decero Petit Verdot 2013, una de las mini ediciones de Remolinos Vineyard, requiere mayor trabajo en el viñedo. Destacan membrillos, flores blancas, intenso color, notas de alcanfor eucalipto, mineralidad, sedoso, largo y seductor. Todo atrapa. El varietal Petit Verdot se adaptó bien a las zonas arenosas.
En La Celia nos sorprendió la diversidad mineral del sector. Se encuentra a 100 kilómetros de Mendoza, en el Valle de Uco, un oasis de la provincia. Lastimosamente les cae granizo y tienen que proteger las vides con mallas especiales. Vimos las calicatas, que son excavaciones para ver el tipo de suelo y su composición. Su varietal princi- pal es Malbec, pero está ganan- do terreno la Cabernet Franc y la Chardonnay.
Tuvimos oportunidad de degustar una cata vertical de Clos de los Siete, Michelle Rolland 2014, 2011 y 2006. Los taninos sedo- sos, balanceados con tipicidad de Malbec: frutos negros, rosas y violetas. Clos de los Siete tiene siete fincas y cuatro bodegas que embotellan el mismo vino.
Cerramos este maravilloso periplo enológico con broche de oro en Casa de Uco. Es un must hospedarse en Casa de Uco y además conocer su proyecto: 15 propietarios elaboran 10 vinos con asesoría del enólogo Sebastián Bisole. Nos sorprendimos con los vinos de la línea Salvajes, el Petit Verdot y su Cabernet Franc. Sobre todo, quedamos encantados con un vino naranja realizado con la varietal Torrontés. Todos los vinos que se producen en la Bodega Casa de Uco mantienen la esencia del Valle de Uco y no utilizan ni levadura ni enzimas ni nutrientes, asegura Sebastián.
Pasar una noche en este paraíso es algo que hay que anotar en la lista de prioridades cuando se visita Valle de Uco. Los amaneceres y atardeceres le cambian la existencia a cualquiera.
Texto y fotos por:
VIVIAN BIBLIOWICZ
Fotógrafa y periodista gastronómica, nacida en Colombia y nacionalizada Mexicana, trabaja como freelance en la Ciudad de México desde el 2002. Ha colaborado con distintas revistas en México, Chile, Colombia y Ecuador. Además, ha exhibido su obra personal en Italia, Estados Unidos, México, Cuba, Venezuela, Colombia y Ecuador. Es autora de los libros Galope al viento, Retratos y La Hacienda. Especializada en enogastronomía, realiza viajes alrededor del mundo en busca de nuevos sabores y publica sus experiencias en revistas mexicanas como National Geographic, Luxury Travel Magazine y Lí- deres Mexicanos.