En los últimos años, el arte de la gastronomía en México ha crecido mucho gracias a que en nuestro país existe gran riqueza en la tierra, además de una incomparable creatividad y pasión con la que los chefs trabajan cada platillo, enalteciendo la comida local e internacional, creando experiencias únicas para los comensales y conocedores de esta industria.
Tal es el caso del chef Benito Molina, quien nació en la Ciudad de México en 1968 y es uno de los integrantes de la generación del cambio gastronómico nacional, especialista en pescados y mariscos de la península de Baja California. Molina ha puesto el nombre de México en alto gracias a su pasión por la gastronomía y su manera de imprimirla en cada plato. Además ha representado a la cocina mexicana en ciudades como Sao Paulo, Río de Janeiro, Estocolmo, Bogotá y Nueva York, entre otras.
Emprendió la carrera de Economía, pero más tarde decidió que su verdadera vocación era la cocina. Su entrada al mundo de la gastronomía inició a los 15 años, cuando trabajó como garrotero en un restaurante de la Ciudad de México. Tiempo después, se graduó en el New England Culinary Institute, donde conoció al maître cuisinier Michel LeBorgne, quien influyo para que viajara a la Bretaña Francesa en donde aprendió técnicas para cocinar productos del mar. Posteriormente, se mudó a Boston para trabajar con el reconocido chef Todd English, en el restaurante de cocina mediterránea Olives.
A su regreso a México, fue el enólogo mexicano Hugo D’Acosta quien lo contrata como jefe de cocina para el restaurante La Embotelladora Vieja, en Ensenada, y fue ahí donde conoció a su ahora esposa, la chef Solange Muris con la que en el año 2000 fundó el restaurante Manzanilla ubicado en Baja California y catalogado como uno de los mejores del país. Manzanilla es una fusión perfecta entre la cocina mexicana y la gastronomía mediterránea, que mezcla de forma impecable los estilos, texturas y sabores de estas dos cocinas tradicionales.
El menú del restaurante es en su mayoría de pescados y mariscos, con platos de influencia mediterránea y mexicana, entre los que destacan: los ostiones naturales con mignonette; codorniz del Valle de Guadalupe con puré de coliflor y hongo en caldillo de guajillo; orecchiette con salsa de quesos ramonetti; fidellini con tomates a las brasas y albahaca; raviol abierto con carnita de codorniz, entre muchas opciones más y todos en una presentación con impecable sentido de la estética.
En su restaurante garantizan que los ingredientes son frescos, seleccionan los mejores pescados y mariscos, utilizan solo el mejor aceite de oliva y ofrecen los mejores vinos, lo que ha llevado a Manzanilla a formar parte de los 50 Best Restaurants de San Pellegrino en Latinoamérica en 2014, posicionándose en el número 25 de la lista.
Benito Molina ha sido reconocido como uno de los mejores chefs de todo el país, gracias a su original forma de conjugar aspectos de distintas tradiciones del mundo gastronómico, entre ellas la mexicana, de una manera innovadora.
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