Bajo el mismo principio de reunir artesanía, historia y tradición de las licoreras Clase Azul México, un nuevo miembro se une a la familia de mezcales, esta vez en homenaje a San Luis Potosí.
En nariz y boca
Su historia comienza en la localidad Estación Ipiña, a dos mil metros de altura, lugar donde crece el agave verde utilizado para elaborar el licor de la marca. Esta novedosa incorporación se suma a los ya existentes Mezcal Durango y Mezcal Guerrero de Clase Azul y ofrece aromas a caramelo, agave cocido, chile verde, flores silvestres y frutos dulces.
A partir de un proceso de producción singular que fusiona métodos tradicionales, como cocción al vapor en hornos abovedados de mampostería, trituración en molinos chilenos y doble destilación en alambiques de cobre, Clase Azul Mezcal San Luis Potosí obtiene su perfil distintivo con un sabor herbal que despliega en boca matices de clavo, cáscara de lima y caramelo con acentos especiados.
Diseño artesanal
La licorera de un litro rinde tributo a los huachichiles, empleando el color rojo, pigmento que esta etnia nómada utiliza para adornarse y que alude al plumaje del pinzón mexicano (Haemorhous mexicanus), un símbolo venerado por la comunidad y cuya imagen aparece grabada con detalle en la base, acompañada por pequeñas montañas y agaves nativos que delinean el paisaje de la región potosina.
Por otro lado, el tapón del decantador es una obra de arte en sí misma. Elaborado a mano por artesanos mexicanos y tejido con estambre delgado traza un universo de color a partir de un escenario fantasioso, donde el ave endémica es protagonista entre valles y montañas que honran a los huachichiles, antiguos habitantes del altiplano potosino.
Fotos: Cortesía de Clase Azul México