
La pasarela semestral de egresados de la Licenciatura en Diseño Textil y Moda de CENTRO se presentó como una escena de contrastes y resonancias. Un desfile que se transforma en archivo sensible de una generación que entiende el diseño no sólo como forma, sino como posicionamiento. Aquí, el textil se vuelve narrativa y la prenda un vehículo para interrogar lo personal, lo colectivo y lo social.



Cada propuesta surgió de un impulso distinto, pero compartía una voluntad común: abrir preguntas. Lejos de imponer respuestas estéticas, las colecciones dialogaron con el presente desde la emoción, el pensamiento y el cuerpo. Desde piezas que resignifican la charrería mexicana hasta trajes que especulan con mundos donde la infancia no termina, el desfile de CENTRO fue una declaración de principios tejida con lenguaje visual, crítica cultural y memoria afectiva.


La moda, en esta edición, se configuró como campo expandido: no un fin en sí mismo, sino una práctica que traduce inquietudes profundas. En La Pecaminosa, Simón R. Bazán confrontó la moral heredada con una sensualidad desafiante. Erotismo, deseo y vulnerabilidad se expresan como fuerzas vitales que resisten narrativas opresivas. Ana de Silva, en Soul With No Name, construyó un viaje textil y simbólico hacia la muerte como territorio de transformación, mezclando referencias del western y el imaginario espiritual de los años 70.



Otras propuestas apelaron a la ironía, la nostalgia y la especulación como lenguajes de ruptura. En Forever Kids, Catalina Rivero imagina un universo donde la curiosidad y la inocencia infantil se conservan como mecanismos de resistencia. Lucia Quartino, con ¡Da el gatazo!, aborda la moda desde la sátira: cuestiona la autoría y el consumo desde una estética popular, irreverente y remixada.


Paam Hidalgo, con Riendas de Oro, recodifica los símbolos de la charrería desde una mirada crítica al poder, el género y la identidad nacional. Itxui Lozano, en Auria, articula una reflexión sobre la autenticidad en la era de las identidades digitales. Sus prendas, construidas desde lo orgánico y lo estructurado, responden a un entorno hiperconectado que diluye lo esencial.



A estas voces se suman propuestas como whothefuckiskev, MÜTANT, Closure, Amparo, Patrones Ocultos y Haus of Mayito, entre muchas otras. Cada colección es un manifiesto que se rehúsa a hablar en automático. En su lugar, habita la complejidad, lo fragmentario, lo contradictorio.


La escena que CENTRO presenta no responde a un canon, sino a una multiplicidad de gestos que trazan nuevas formas de pensar el vestir. Aquí la prenda no embellece: revela. No decora: denuncia. No silencia: amplifica. Lo que se vio en esta edición no fue una pasarela tradicional, sino un territorio de pensamiento desde donde el diseño se inscribe como herramienta de imaginación crítica.



Frente a un sistema de moda que exige velocidad, obediencia y estandarización, las voces emergentes de CENTRO apuestan por lo contrario: por el tiempo lento del tejido, por la poética del detalle, por la ética del cuidado. Porque hay otras formas de vestir el mundo. Y esas formas ya están en marcha.
GABRIELLE CHANEL: FASHION MANIFIESTO
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