Para el artista Alex Da Corte, todos son ingredientes de una receta de cocina. Simplemente elementos, felices y en soledad: una entrada, un segundo plato y algunos entremeses.
Su trabajo se caracteriza por una perfección técnica y estética; destellos de humo llenan el aire, los colores estallan, el neón brilla de manera seductora, los sonidos ambientales envuelven al espectador y las alfombras gruesas y lujosas, que huelen a nuevo, lo guían.
En su constante exploración de las sutilezas de la vida contemporánea, sus videos, instalaciones, pinturas y esculturas suelen estar todos presentes en simultáneo, creando entornos que parecen sacados de un sueño.
La forma en la que el artista reimagina elementos que ya le son familiares al espectador –en formas totalmente nuevas e inesperadas–, es sin duda una de las mejores muestras de arte contemporáneo.
AS LONG AS THE SUN LASTS, AT THE MET ROOF
Una vez al año, el Metropolitan Museum de Nueva York escoge al artista que creará una instalación para su rooftop, una de las locaciones más atractivas a nivel global, tanto para artistas como para quienes lo visitan. En el techo de uno de los museos más impresionantes del mundo las obras están en manos del horizonte y del cielo.
Este commissioned work lo obligó a llevar el componente de texturas de sus obras, en la mayoría de los casos el terciopelo y el neopreno, a las superficies sólidas del museo.
Sheena Wagstaff, chairman de arte moderno y contemporáneo del Met, dijo: “Alex Da Corte ha creado un nuevo tipo de monumento. En un juego de opuestos que es enérgico, absurdo y mortalmente serio; la cultura moderna se reconfigura en una órbita inesperada, evocando una posibilidad utópica de inocencia y juego frente a estos tiempos de colapso melancólico”.
Es una oda a los móviles de Alexander Calder y a su característico color rojo, así como a Sesame Street. Aunque nació en Nueva Jersey, pasó su infancia en Venezuela, donde diariamente veía el programa de televisión en versión brasileña. Con los colores invertidos a los del verdadero Big Bird, la obra genera una sensación contraria a un déjà vu. Confunde la memoria y crea un sentimiento de extraña empatía, provocando al espectador ganas instantáneas de subirse a la obra.
ANTROPÓLOGO DEL PASADO INMEDIATO
La obra de Da Corte puede leerse como una apoteosis bastante obvia del arte de apropiación, Neo-Geo y arte sobre arte. Pero la artesanía, el color y la belleza impenitente dejan claro que su reinvención lleva siempre el sello característico del artista.
A lo largo de su práctica artística, figuras como Eminem, the Wicked Witch of the West y Big Bird son tan relevantes como los objetos comunes. Su constante exploración de los matices de la vida contemporánea lo convierten en un antropólogo que analiza tanto nuestro presente como los momentos que ya sucedieron.
TRUE LIFE
En pocos artistas es tan palpable la fascinación por la cultura moderna de Estados Unidos. Da Corte condensa este tema en su libro, True Life (Walther König, Köln, 2020).
El detonante de la idea sucedió cuando el artista recibió, de un amigo, una foto del cantante Eminem, en el Louvre, pensando que era Da Corte. Esto lo hizo reflexionar sobre la figura humana debajo del personaje escénico: el violento, misógino alter ego de Eminem, Slim Shady, y cómo podría ser capaz de empatizar con una persona de la que se sentía totalmente opuesto.
Ansioso por identificarse con su parecido, Da Corte comenzó, como lo hace en sus obras escultóricas, con la superficie: la ropa, el pelo y los gestos. Da Corte se ha hecho pasar por Eminem en reiteradas oportunidades y obras, casi siempre comiendo. “Ver a alguien comer es ver a alguien en su estado más vulnerable y básico”.
Su fascinación con el acto de comer comenzó cuando vivía en Venezuela, y la obra Dinner Date de la artista local Marisol lo impactó por su cotidiana simplicidad. El foco que le da a True Life demuestra un juego muy interesante de identidad.
MAY YOU LIVE IN INTERESTING TIMES
Da Corte fue una parte fundamental de la Bienal de Venecia 2019, titulada May You Live in Interesting Times, cuando el mundo aún no dimensionaba las crisis que vendrían.
Un cuarto dedicado al artista destellaba colores e hipnotizaba a los espectadores. Cargado de contenido, era una obra inmersiva que creaba mundos magnéticos.
La obra Rubber Pencil Devil, iluminada con neón, miniaturiza a los espectadores mientras se sentaban en bancos viendo versiones para adultos sobredimensionadas y saturadas de programas de televisión en los que una variedad de personajes interpretan una coreografía de hipnótica lentitud.
En otra ubicación de la Bienal, los espectadores se convertían en gigantes al ver a la gente vivir su vida tranquila dentro de The Decorated Shed, una réplica exacta de una casa americana en miniatura, de la popular serie de televisión Mister Rogers’ Neighborhood.
En palabras del artista: “Me siento más cómodo con los objetos que con las personas”.
LAND OF MAKE-BELIEVE
Se podría ver fácilmente el trabajo de Da Corte como cínico, desde su deleite en la superficie y el uso de objetos familiares hasta referencias a la cultura pop y kitsch- cool. Es el tipo de Insta-pop por el que los millennials se vuelven locos. Pero esa no es la intención del artista. “Mi trabajo no es para nada cínico”, me dice Da Corte cuando lo encuentro, casualmente, comiendo pasta en un pequeño restaurante italiano cerca de la galería.
Tiene un impresionante sentido del detalle y de la belleza, casi al estilo de Jeff Koons, con una gran atención al color y la forma.
“Mi obra es muy lenta, se trata de reducir la velocidad. Y también tiene una crítica profunda de nuestra forma de ver, respuestas instintivas y actitudes de juicio, especialmente entre las clases privilegiadas, hacia cosas que se perciben como de ‘mal gusto’”.
La fusión que logra Da Corte entre identidad, intimidad y cultura popular es solo propia de los grandes. Cuenta historias a través de códigos y símbolos, en los que un tornado de cultura americana apropiadamente ensamblada, escenificada y elaborada se infunde simultáneamente con referencias culturales tan respetadas como sencillas de digerir.
Texto por: MYRTHA HERRERA Y MARIA TERESA CARMONA ARISTEGUIETA
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