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El adiós a un clásico

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Conforme avanzo en el primer pasillo de cualquier Home Depot, me pregunto si podré adquirir hoy un foco incandescente, programado para desaparecer el próximo año.

Han pasado alrededor de 133 años desde la aparición del foco incandescente. Si en su origen fue visto como una de las grandes invenciones del siglo XX, hoy es el mejor ejemplo de ineficiencia energética. Podríamos argumentar que los LEDs son una fuente de luz eficiente, que reducen el consumo energético y las emisiones de carbono; pero, ¿qué fue del diseño y la innovación? Estamos tan enfocados en los aspectos cuantitativos del foco que nos olvidamos de sus virtudes cualitativas.

El foco de cristal, ahora descartado por ser un gran consumidor de energía, alguna vez fue revolucionario, dándonos la primera oportunidad de luz eléctrica que transformó nuestra manera de vivir. Además, nos dio una fiel reproducción cromática, ya que la luz que emite el filamento nos da un casi perfecto rendimiento de color. Desde una perspectiva de diseño, la lámpara abrió un mundo nuevo de posibilidades para el consumidor que resultó en más ambiente y atmósfera en los hogares y en otras aplicaciones.

Pero del mismo modo que el foco incandescente destronó a la vela como el elemento de iluminación por excelencia, todas las nuevas tecnologías han destronado al foco incandescente por cuestiones energéticas; pero ninguna se acerca a la calidad de luz emitida por una tecnología tan aparentemente sencilla.