Texto por: Marina Leonora del Campo
Fotos: Shutterstock
Prepárate para que los secretos del árbol milenario del olivo te sean revelados en su sabor, aroma y carácter.
Del árbol del olivo que adorna los campos áridos de España, Italia y Grecia, surge el exquisito aceite de oliva virgen.
Una de las leyendas de la mitología griega cuenta que Poseidón y Palas Atenea se disputaban la primacía de una ciudad griega, y sus pobladores les pusieron a prueba pidiéndoles un prodigio o un don. Poseidón, con un poderoso golpe de tridente, les dio un pozo de agua del mar; por su parte, Atenea, diosa de la sabiduría, hizo brotar un árbol de olivo, en cuyo honor se fundó la ciudad de Atenas.
El toque de sabor
Un buen aceite de oliva da un aroma y sabor únicos aun al platillo más sencillo. Además, es más saludable que los aceites vegetales. Aunque el precio no garantiza la calidad de un aceite de oliva, el sabor y aroma sí varían, según si se obtuvo de una primera presión, si fue extraído en frío, o por la madurez de las aceitunas. Los aceites de oliva, como los buenos vinos, dependen de la cosecha, el clima y la tierra en la que se cultivan.
La sutil amargura, el aroma afrutado, la consistencia ligera o intensa, son características que varían según su calidad de su producción. Esta se clasifica en tres niveles:
Calidad superior:
aceite de oliva virgen extra.
Calidad media:
aceite de oliva virgen.
Calidad inferior:
aceite de oliva virgen que se produce en grandes cantidades.
Las olivas se cosechan a mano, una labor intensa, pero que debe observarse, ya que las que se maltratan resultan en un aceite de calidad inferior.
Los aceites afrutados
Este ingrediente básico de la cocina mediterránea nos sumerge en una aventura de sabor, que puede apreciarse paladeando lenta y suavemente una cucharada de un buen aceite virgen extra hasta entender su equilibrio entre el sabor afrutado, amargo y un poco picante.
Su pareja perfecta: un pan recién horneado, bañado en un poco de aceite, al que se le puede agregar hierbas de olor, o bien ralladura de limón, naranja y toronja, ya que son sabores naturales que le darán perfume extra a un sabor ya de por sí delicioso.
El color no importa, porque su tonalidad nada tiene que ver con su calidad, sino con el mes en el que se ha cosechado la oliva.
Larga vida a estos nuevos sabores de fruta en el aceite, sabores mágicos que se han vuelto indispensables y que viven en todas las cocinas como una herramienta, como una llave maestra que nos acerca a la cocina mediterránea y a los secretos del árbol milenario del olivo, revelados en su sabor, su aroma y su carácter.
Aceites de oliva
Olio Fino
D. Fernando Montes de Oca 81, Condesa.