
Pocas bebidas han sobrevivido al paso del tiempo con la misma dignidad que la champaña, el martini y el negroni. Tres íconos con historias distintas, pero con algo en común: la capacidad de abrir paso a una gran conversación. En El Tigrillo, ahora encuentran una forma distinta de presentarse gracias a su nuevo menú de coctelería.



El nuevo menú de coctelería gira en torno a estos tres protagonistas, pero con una aproximación técnica y sensorial mucho más cuidada. Cada bebida está pensada para resaltar sus ingredientes, respetando las proporciones de siempre y las estructuras que los han hecho eternos; sin embargo, en algunos casos, son creaciones originales.


El martini se presenta como protagonista. Desde la elección del vermut hasta el grado de dilución, todo responde a una lógica de equilibrio. El resultado es un trago pulido y elegante.
El negroni, por otro lado, juega con matices mínimos. Si bien estas variaciones no rompen con lo tradicional, permiten explorar nuevas expresiones del gin o del vermut.
La champaña, siempre presente, se sirve en su mejor momento, como gesto inaugural o como epílogo brillante.



Al frente de esta carta de drinks está Daniela D’Acosta, socia y directora de bebidas de El Tigrillo, quien apuesta por una coctelería que no depende de adornos, sino de elecciones bien pensadas. “Nos gusta trabajar con productos que hablan por sí mismos. El protagonismo lo tiene el licor”, explica.
Esa filosofía se traduce en una carta breve, pero profundamente meditada, en la que cada trago responde a una intención clara y se sirve con calma.
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