Desde su origen, este evento promueve la accesibilidad y la democratización en la escena del arte a través de la exposición de artistas emergentes o carentes de representación. En ese sentido, el concepto de esta feria de arte está hecho por y para artistas, donde ellos son los protagonistas y no las galerías. Este formato ofrece un acercamiento más directo, una experiencia más íntima para que el público tenga una participación más activa y una interacción directa con los artistas sin necesidad de un intermediario. Este proyecto poco convencional, organizado por la galería de arte Casa Equis y por Grupo Ache, se presentaba como una propuesta alternativa a las ferias tradicionales al salirse del marco de la semana del arte, descentralizando de esta manera tanto la temporalidad como los espacios que nos han acostumbrado las ferias de arte tradicionales.
Después del éxito que tuvo en su primera edición, FAIN (Feria de Arte Independiente) celebrará su segunda edición en una modalidad novedosa y más cercana a la esencia del proyecto. En esta ocasión, y debido a los protocolos de sanidad que impiden aglomeraciones, será posible visitar 11 estudios de 29 artistas seleccionados por el jurado encabezado por la galerista Karen Huber, la curadora Paola Jasso, el artista Alex Romero y el coleccionista Bernardo Saenger en las colonias Centro, Condesa, Nápoles, Roma, San Miguel Chapultepec y San Rafael de la Ciudad de México. De esta manera, la segunda edición de FAIN ofrece una experiencia más íntima con los artistas en sus estudios, así como la posibilidad de adentrarse en su universo creativo. Platicamos con Diego Beyró, artista y emprendedor, además de cofundador y director de la galería de arte Casa Equis y de FAIN, quien nos contó más acerca del evento.
¿Cómo surgió la idea de crear una feria de arte independiente hecha por y para artistas sin intermediarios?
FAIN es como la extensión de Casa Equis en versión feria. La galería nace como un artist run space, ya que Carleti y yo somos artistas. Con la experiencia de Casa Equis en los openings y en las residencias, en donde se generaba un contacto muy directo entre los artistas y el público, entendimos lo importante que es profundizar en estos vínculos más estrechos y ofrecer una dinámica más descontracturada.
A diferencia de otras ferias, los artistas son los protagonistas y no las galerías. ¿Cuáles beneficios les ofrecen como feria de arte?
Para participar en las ferias tradicionales, hay que estar representado por una galería. La mayoría de los artistas emergentes carecen de esta representación. Para aplicar a FAIN, solo hay que enviar una propuesta; esto no tiene costo ni requisitos de currículum. En caso de ser seleccionados, tampoco tienen que pagar para participar. Para el público, el beneficio es que irán a la feria y, en vez de hablar con un galerista, van a hablar con el artista, ya que estará junto a sus obras en todo momento. Será una dinámica cálida y amable.
¿Qué tanto éxito tuvo la primera edición para que haya una segunda?
A la gente le encantó la propuesta y aprendieron una manera distinta y menos pretenciosa de acercarse al arte. El 75% de los artistas participantes vendió al menos una obra y los que no vendieron lograron muchísima visibilidad. Todos ganaron.
A pesar del sombrío panorama cultural que enfrenta nuestro país, como los recortes de presupuesto al sector del arte y la cultura, la desaparición de fideicomisos y el hecho de que ferias y exposiciones en museos y galerías de arte se hayan postergado, ustedes van por su segunda edición. ¿Cómo le hicieron para sacar adelante este proyecto ante todas las vicisitudes?
Ante la pandemia, consideramos la posibilidad de cancelar y postergar el evento o de hacer una versión 100% digital. Afortunadamente, no tomamos ninguna de estas opciones, sino que decidimos cambiar el formato y, en vez de hacer un evento en un foro o venue, convertimos la feria en un recorrido por los estudios de los artistas. De esta manera, es posible dispersar a los visitantes y controlar el número de asistentes simultáneos por espacio, que serán aproximadamente unos 10 dependiendo de la superficie y ventilación de los estudios. Sin darnos cuenta, logramos algo que es incluso mejor que el primer año, ya que ahora no solo podrás platicar con el artista, sino que lo harás en su entorno más íntimo de creación.
Ante la pandemia, este año optaron por hacer la feria en una modalidad distinta: en vez de hacer un evento masivo, crearon un programa para visitar los estudios de los artistas seleccionados. ¿Me puedes contar un poco de la dinámica y logística del recorrido?
Retomando lo anterior, quedaron 29 artistas seleccionados, y estos están distribuidos en 11 talleres. En cada taller, se encontrará el artista anfitrión y uno o más artistas invitados, de manera de que en cada lugar podremos ver de 2 a 5 artistas. Esta dinámica nos permitió seleccionar a artistas que no cuentan con taller o que no vivan en la CDMX. El fin de semana de FAIN, los visitantes podrán ir a su ritmo y por su cuenta visitando los talleres. Habrá un boleto simple que incluirá un estudio y otro completo con acceso libre.
¿Cuáles son los protocolos de sanidad que se implementarán para salvaguardar la salud de los visitantes?
Dependiendo de la superficie y la ventilación de los espacios, se delimitará un número máximo de visitantes simultáneos; aproximadamente, serán 10 personas. Eso quiere decir que, si llegas a un estudio y ya hay 10 personas adentro, tendrás que esperar a que alguien se retire. Tendremos tiempo sugerido por espacio y en la puerta alguien tomará la temperatura y brindará gel antibacterial. El uso de tapabocas será obligatorio en todos los espacios.
El jurado está compuesto por la galerista Karen Huber, la curadora Paola Jasso, el artista Alex Romero y el coleccionista Bernardo Saenger. ¿Cómo le hicieron para integrar ese equipo interdisciplinario?
Como feria, nos gusta ofrecer diversidad al público y no tener una inclinación por un estilo. Por eso, buscamos un jurado heterogéneo que nos brinde riqueza en variedad manteniendo la calidad.
¿Cuáles fueron los criterios del jurado para seleccionar a los 29 artistas que estarán presentes en la segunda edición?
La premisa y el punto de partida es que la obra tiene que ser sólida y con una coherencia en la propuesta. Primero, se hizo una votación con calificaciones numéricas de los aplicantes. Luego, se armó un debate para platicar sobre los mejor calificados y decidir quiénes participarían. También, buscamos que hubiera un balance entre técnicas, temáticas, género, etc. De hecho, si bien la idea era quedarse con 10 espacios y un total de 20 artistas, decidieron hacerlo crecer un poco y terminaron con un total de 29 artistas.
La idea de visitar los estudios es una oportunidad para tener un acercamiento más íntimo y directo con los artistas y su estudio, como si pudiéramos adentrarnos por un breve momento en su pequeño universo. ¿Qué podemos esperar de esta experiencia?
Una experiencia totalmente auténtica, muy distinta a visitar una galería o un museo y nada que ver con visitar una feria. De hecho, será muy distinto al FAIN del año pasado. Cambiar un espacio neutro por un espacio habitado hará toda la diferencia. Mi recomendación es que no se lo pierdan porque acá lo que vale es la experiencia de estar ahí y vivirlo.
¿Qué me puedes contar acerca de la obra y la práctica de los artistas que seleccionó el jurado?
Como te comentaba, hay mucha variedad en las maneras de abordar los proyectos de cada artista y eso fue algo intencional del jurado para ofrecer riqueza y diversidad.
Las fechas de la feria son muy cercanas a Navidad, lo cual es muy buena opción de compra para un regalo a familiares, amigos, etc. ¿Fue ese el motivo por el cual escogieron finales de noviembre para hacer la feria o por qué no la hicieron dentro del marco de la semana del arte?
La semana del arte está sobresaturada. Nos propusimos sembrar otro momento del año para tener un evento de arte. Ojalá que más proyectos se sumen y podamos generar un nuevo polo y desaturar un poco febrero. Nos concentramos en un público local, en nuevos coleccionistas y en algunos establecidos que buscan oportunidades de inversión frescas. La cercanía con la Navidad nos ayuda mucho y somos conscientes de eso. Los precios accesibles permiten que sea una opción para regalar y, como se dio mucho el año pasado, también para autoregalarse.
Tengo entendido que el rango de precios es muy asequible, lo que permite que los coleccionistas jóvenes adquieran piezas. ¿Cómo convencerlos de que el arte lo vean como una inversión?
Todo está por debajo de los 60 mil pesos + IVA y este año innovamos con otra norma: todos los artistas tendrán al menos una pieza de menos de 5 mil pesos. Esto último lo hace algo realmente accesible. Todos los artistas que hoy cuestan millones, en algún momento costaron unos pocos miles. Todos los artistas que hoy son mega reconocidos, en algún momento fueron emergentes. La inversión se basa en confiar en las decisiones del jurado, en la seriedad de la feria y en el ojo del comprador. Mi consejo a la hora de comprar arte emergente es que se haga sin tanta especulación; comprar arte es enriquecer la cultura personal y colectiva, es un acto tremendamente poderoso a nivel social. Si en unos años termina siendo una inversión redituable, pues mejor para comprar más arte.
Durante la pandemia, la comunidad artística se ha apoyado y unificado más que nunca, ¿cuál ha sido tu experiencia personal como artista y gestor cultural?
Aprendí que no importa lo que pase, siempre hay espacios de decisión. Hubiera preferido que no existiera la pandemia, pero eso es algo que está fuera de mi control. Puedo controlar qué hacer y cómo reaccionar. Esta toma de consciencia trajo cosas muy positivas para Casa Equis y para FAIN. Nos adaptamos muy bien y estamos creciendo incluso más que antes.
FAIN (Feria de Arte Independiente)
Fechas: 27, 28 y 29 de noviembre del 2020
Puedes comprar los boletos en:
Entrevista realizada por Sheilla Cohen