En 1993, caminando por las calles de Tailandia, David Hertz descubrió su pasión por la comida y los sabores exóticos de cada ciudad por la que viajaba. Fue entonces cuando decidió estudiar para convertirse en cocinero y poco después en chef. Sus viajes alrededor del mundo le dieron las herramientas para aprender y entender las diferencias y peculiaridades de cada cultura.
“Puedes ser un gran cocinero, pero si no tienes las herramientas adecuadas para saber dirigir, no puedes convertirte en un buen chef”, comenta David Hertz. Su pasión por la comida y amor por enseñar y compartir sus conocimientos con los demás, lo llevó a dirigir el primer café gourmet en Brasil, ubicado en una de las calles más caras del país.
Al poco tiempo, su pasión se convirtió en un estilo de terapia. Hertz empezó a ver la comida como una herramienta para conectarse consigo mismo y con los demás. Con esta misma visión, decidió replantear su camino profesional y quiso aplicar sus experiencias y conocimientos en un servicio comunitario. Hace alrededor de 10 años, sin saber que ese iba a ser el día que cambiaría su vida, Hertz visitó por primera vez una favela. Tal fue el impacto y la motivación de querer aportar algo a la sociedad, que decidió crear Gastromotiva.
La alimentación conecta a las personas con los lugares. En Gastromotiva, la comida funciona como una herramienta para transformar la vida de estas personas a través de la gastronomía como una forma de ofrecer oportunidades a las personas que más las necesitan.
Una de las metas principales de este gran proyecto social, además de entrenar a las personas para convertirse en cocineros o chefs, es darles una inspiración, una visión emprendedora para que ellos comiencen un nuevo proyecto de vida y puedan seguir adelante hacia un mejor futuro.
Un punto muy importante es hacer énfasis en que los estudiantes no vean su pasado como algo que los detenga, sino como una parte de quienes son; su pasado es una motivación que les ayuda a perseguir un mejor futuro con ayuda de las técnicas, los conocimientos, el sentimiento de empoderamiento y las herramientas de liderazgo que obtienen a lo largo del curso.
El mundo hoy está más conectado que nunca. Esto es algo que Gastromotiva quiere aprovechar con esta propuesta de movimiento global; quiere conectar a la gente a través de la comida para crear una red de ayuda y luchar contra los problemas sociales que enfrenta cada país en el que se aplica este proyecto.
La misión más importante de Gastromotiva es compartir y resolver los problemas a los que todos nos enfrentamos: pobreza, hambruna, malnutrición, cambios medioambientales y demás problemas sociales.
Todo comenzó en Brasil, dentro de la casa de David Hertz, con un entrenamiento de cocina para personas en situación vulnerable.
La CEO de Gastromotiva, Nicola Gryczka, fue quien creyó en que el proyecto podría tener una expansión global.
Después de esta primera experiencia, ambos se dieron cuenta de que el factor más importante para construir un proyecto social es la comunidad. Gastromotiva no funciona únicamente por unas cuantas personas: es el trabajo en conjunto de toda la comunidad local, de los estudiantes, los chefs, los restaurantes que participan y todos los individuos y empresas que deciden formar parte del movimiento, aunque estas no tengan necesariamente que ver con la industria gastronómica.
El restaurantero mexicano Alejandro de la Peña, al escuchar hablar a David Hertz y a Nicky en una conferencia sobre su programa, vio en México una oportunidad para implementarlo. “México tiene exactamente las mismas condiciones que Brasil; tenemos pobreza, desigualdad, hambruna y la industria de los restaurantes se está destruyendo a sí misma. Es por esto que decidí hablar con David Hertz y proponerle la idea de traer Gastromotiva y su filosofía a México”, comenta Alejandro.
El equipo en México, liderado por Claudia Ramírez, ha trabajado los últimos años con el fin de implementar este programa en México. Pero a lo largo de este gran proyecto, la red Gastromotiva se ha convertido en el resultado de un trabajo en equipo al que se han unido muchas instituciones que han creído en su fuerza e impacto. Actualmente, entre los las empresas restauranteras que ya figuran como parte de este movimiento están:
La Docena, La Bodeguita del Medio, Quintonil, Pujol, Eno, Moshi Moshi, La Crêpe Parisienne, Havre 77, Máximo Bistrot, Rosetta, Grupo Sonora Grill, Grupo Sicario, entre otros.
La parte más difícil del proyecto es la recolección de fondos. Alejandro tenía ya una fundación que formaba parte de sus restaurantes, la cual recaudaba dinero que después era donado para distintas causas. Al traer el nuevo proyecto a México, Alejandro decidió destinar estos fondos a Gastromotiva. Por otro lado, Nicky trabajaba anteriormente en el World Economic Forum, por lo que sus contactos ayudaron a que distintas instituciones y bancos aportaran algo de dinero al proyecto. De igual forma, el Instituto Gastronómico Corbuse ofrece su espacio para impartir el curso.
La gente puede ayudar a Gastromotiva con dinero, experiencia, contactos, habilidades de trabajo o cualquier otra cosa que funcione en beneficio del movimiento.
Sin embargo, lo que más buscan en estos momentos son personas o empresas que estén dispuestas a realizar donaciones pro-bono.
Por ejemplo, Grupo Sicario, que recientemente se unió a la red, participa con trabajo pro-bono, colabora con el diseño de comunicación, las estrategias de recaudamiento de fondos y todo lo que tenga que ver con crear un buen diseño de negocios.
Lo que busca Gastromotiva es ayudar a las personas que realmente lo necesitan, por lo que los requisitos para entrar al programa son estrictos, con el fin de que sus resultados sean exitosos y sobre todo, permanentes. En México, los requisitos son: tener entre 18 y 45 años de edad, tener ingresos totales de 10,000 pesos mensuales (ingreso total de una familia de 4 personas) y no haber tenido la oportunidad de recibir una educación completa. Lo ideal, es llegar a aquellos que ven la gastronomía como una pasión y una posible mejora en la forma de vida para ellos y también para su familia. Al finalizar el programa, se hace un seguimiento personalizado con cada alumno con el fin de garantizar que el programa esté siendo implementado y sus alumnos tengan un trabajo seguro.
Así como David Hertz, hay otros chefs que han aprovechado sus conocimientos para crear una organización con vocación social.
Uno de ellos es Massimo Bottura, quien creó Food for Soul, una organización que promueve la conciencia social sobre el desperdicio de comida y la hambruna en el mundo. De hecho, durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, Food for Soul se unió con Gastromotiva y con la periodista Alexandra Forbes para crear Refettorio Gastromotiva. Chefs invitados de todo el mundo como Alain Ducasse, Mauro Colagreco, Quique Dacosta, Andoni Aduriz, Renzo Garibaldi, entre muchos otros, volaron a Río de Janeiro a cocinar platillos sin costo, con comida que estuvo a punto de ser desperdiciada, para destinarla a personas necesitadas. Cada mañana, los chefs recibían los ingredientes disponibles y creaban un menú para servirlo en un restaurante comunitario en el barrio de Lapa.
Además de crear oportunidades para una mejor vida, Gastromotiva busca que la próxima generación de chefs y profesionales dentro de la industria esté más conectada que nunca y sea más consciente de los problemas del mundo en el que vivimos, para así crear una red mundial de apoyo y de lucha contra los problemas sociales.
Para unirte al movimiento de gastronomía social, ya sea con recursos, con tiempo o con experiencia, puedes consultar más información en:
http://www.gastromotiva.org/es/
Instagram: GastromotivaMexico
Twitter: @gastromotiva