Tuvimos la oportunidad de platicar con Alejandro Legorreta sobre la publicación de su libro Hagamos(lo) (im)posible. Un libro que busca generar preguntas en la sociedad mexicana sobre temas a los que, sin duda, debemos prestar especial atención. Busca además, informar y empoderar a la juventud.
En palabras de Legorreta: “El objetivo fue brindar una herramienta que contribuya a la construcción de una ciudadanía más participativa por parte de las y los jóvenes de México.”
Hagamos(lo) (im)posible se escribió en colaboración con Alejandro Poiré, decano de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), además el periodista León Krauze colaboró en la introducción del mismo. En esta increíble obra se tocan temas como igualdad de género, diversidad, espacio público, ciudadanía, problemas ambientales, entre muchos más.
1. ¿De dónde nace la idea de crear Hagámoslo Posible?
Nace de muchas preguntas que a título personal y en la Fundación Legorreta-Hernández nos empezamos a plantear sobre la manera en la que las dinámicas sociales y las ciudades se han ido desarrollando. También nace de reconocer la enorme riqueza y diversidad natural, cultural y social que tiene nuestro país.
2. Cuéntanos sobre el juego de palabras del título.
El libro tiene muchos juegos de palabras. Específicamente, el del título gira en torno a transformar lo que puede parecer imposible en algo posible. Estoy convencido de que los jóvenes son los agentes de cambio más relevantes en nuestra sociedad y, si ellos se lo proponen, todo lo que parece imposible, será posible. También invita al lector a imaginar una realidad diferente y a tomar acciones para construir esa realidad.
3. ¿Por qué incluir a jóvenes estudiantes en este proyecto?
México es un país joven; la edad promedio es de 28 años y tenemos un extraordinario bono demográfico. Hagámoslo Posible busca involucrar a las y los jóvenes del país; incluirlos y sumarlos tanto como a los niños, los adultos, las organizaciones, el gobierno, los académicos, las universidades, los empresarios, etc., porque todos formamos parte de la solución. Todos debemos ser parte de la transformación, cada quien desde su trinchera. El libro es una invitación a que los jóvenes sigan cuestionando y cambiando realidades, a la vez que reconozcan que hay un sinfín de maneras de vivir y de hacer las cosas; una variedad interminable de estilos porque, como dijo Octavio Paz: “aquello que nos distingue es aquello que nos une”.
4. Dentro de los siete temas que aborda el libro (género, diversidad, espacio público, alimentación, energía, movilidad urbana y cultura libre), ¿cuál es el que consideras más importante para generar un cambio en nuestra sociedad?
Creo que todos son sumamente importantes y me atrevería a decir que hay varios que no se tocan en el libro, pero que, sin duda, son muy relevantes. Escogimos estos temas porque, al compartir inquietudes con personas muy diversas (jóvenes, estudiantes, activistas, académicos, periodistas, cineastas, artistas, arquitectos, comunicólogos y deportistas), nos dimos cuenta de que invitaban a reflexionar y a pensar fuera de la caja; es decir, promueven que las personas se involucren en lo público e invitan a llevar a cabo acciones cotidianas e iniciativas con conciencia de lo colectivo. El tema de la diversidad es primordial porque, entre más reconozcamos su fortaleza, mayor conciencia lograremos en cuanto a la importancia de protegerla y fomentarla. Esto es esencial para que todo lo demás se desarrolle.
5. De acuerdo con el libro, en México, los salarios de las mujeres son 30% inferiores a los de los hombres que tienen el mismo puesto. ¿Qué podemos hacer para cambiar esto y llegar a una equidad de género en nuestro país?
Yo te diría que, en todo lo que queramos generar un cambio, el primer paso es informarnos sobre el tema; después, buscar los canales que existen y que trabajan en torno a ese tema; ver qué se ha hecho bien y qué falta por hacer para, entonces, involucrarnos y generar iniciativas. En cuanto a la igualdad de género, lo primero es reconocer que, en este país, más de la mitad de la población –el 51%– son mujeres; entonces, incluirlas en la fuerza laboral nos conviene a todos. Hay varios mercados que valoran la gran capacidad administrativa de las mujeres y, por ello, han realizado acciones diferenciadas a favor de ellas. Existe también evidencia muy clara que demuestra que el dinero empleado y administrado por las mujeres tiene un mayor impacto social. Pienso que es necesario reconocer el papel tan importante que tienen las mujeres en nuestro día a día, así como la relevancia y trascendencia de sus acciones en la vida económica, social, educativa y cultural del país. Todas las acciones que contribuyan a reducir la brecha de género deben promoverse.
6. En la CDMX, hemos dado un gran paso hacia el respeto a la diversidad sexual, pues la ley civil prevé que personas del mismo sexo pueden contraer matrimonio y adoptar hijos, pero, aún no es suficiente, ¿qué nos falta?
Yo creo que nos falta reconocernos todos como iguales, porque son las diferencias lo que nos hace únicos. Algo sumamente importante es preguntarnos qué tenemos que hacer para que todos gocemos de mayor libertad y la ejerzamos. Hoy en día, el 44% de los mexicanos no permitiría que un homosexual viviera en su casa. La comunidad LGBTI+ es la segunda población más discriminada después de la indígena. Falta, entonces, que en todo el país se reconozcan estos derechos como ya se hace hoy en varios estados, entre ellos la CDMX. Falta también rechazar de manera más contundente cualquier tipo de homofobia y de discriminación para garantizar el acceso pleno a la salud, la educación y la justicia. Creo que tenemos que quitarnos la idea de la tolerancia y valorar a todos como iguales.
7. ¿Cuál es la mayor lección que aprendiste a raíz de la creación de este libro?
Aprendí que siempre es bueno cuestionar y, aún mejor, imaginar. También reforcé la idea de que México tiene un potencial enorme para crecer y no me queda ni la menor duda de que en esta conversación los jóvenes deben ser pieza clave. Debemos pensar más en lo colectivo y menos en lo individual. Cuando comenzamos el libro, buscábamos contestar una serie de cuestiones; el resultado de la investigación fue que esas interrogantes se multiplicaron, fue una gran lección.
8. Como ciudadanos, tenemos el deber de mejorar la forma en la que nos relacionamos, pues el espacio es de todos. ¿Qué tarea nos podemos llevar en mente para lograr una mejor convivencia ciudadana?
La mejor tarea sería nunca conformarnos con la idea de que somos buenos ciudadanos. La ciudadanía se construye y se fortalece día a día; siempre hay espacio para crecer y mejorar. Informarnos e involucrarnos es una tarea que no tiene vigencia y que debemos reforzar. En la medida en la que nos reconozcamos como verdaderos agentes de cambio y exijamos una mayor democracia, podremos construir un México más próspero. México es un país increíble; debemos comprometernos más, es nuestra casa.
Para conocer más sobre los proyectos de Alejandro Legorreta, consulta su página aquí.
Texto: Jimena Saldivar
Foto Portada: www.opcina.mx
Fotos: Juan Carlos G. Guerrero – Kika Estudio