A pesar de contar con un espacio propio en Zapopan, Jalisco, Guadalajara 902010 se considera una galería nómada. Ha realizado más de cuarenta exposiciones en dos años y se caracteriza por apropiarse de espacios abandonados, que están a punto de ser demolidos o en plena construcción, para hacer exhibiciones colectivas, underground y temporales.
Para llevar a cabo su proyecto más reciente, “El jardín de Galileo”, trabajaron en conjunto con Reurbano y con la Galería Enrique Guerrero. Intervinieron una casona antigua en Galileo 92 en la colonia Polanco y montaron una muestra colectiva temporal que, a pesar de tener como único hilo conductor y eje temático el nombre de la calle en la que se encuentra, invita a recorrer las obras de aproximadamente 50 artistas.
La oportunidad de realizar el proyecto se presentó después de que este antiguo espacio de oficinas se desocupara para convertirse en un edificio residencial a cargo del despacho de arquitectura Ambrosi-Etchegaray. Fue posible romper muros, tirar puertas y remover pedazos del piso de madera para sembrar plantas que trazan un paseo que sumerge al visitante en una mezcla de arte y arquitectura, a la vez que le añade valor al pasado y le da la bienvenida al futuro del inmueble.
Al entrar por la puerta principal, una reja cubierta de máscaras de barro hechas por Alejandro García Contreras (Chiapas, 1982) recibe al visitante y lo guía a un jardín tropical cuya extraordinaria curaduría y museografía, que corre a cargo de Alma Saladin (París, 1990) y Marco Rountree (Ciudad de México, 1982), nos sorprende con una propuesta fresca y ecléctica. En dicha propuesta, destaca la intervención de sitio específico de Chavis Mármol (Hidalgo, 1982), que es un homenaje a un gran artista del siglo pasado, Gordon Matta-Clark (Nueva York, 1943), padre de la anarquitectura por rescatar edificios abandonados para destruirlos o hacer cortes con una sierra en los muros y crear nuevos espacios y formas de relacionarnos con el lugar.
En este caso, Chavis Mármol abrió literalmente un muro en forma de zigzag en la primera sala de la casa; es una especie de explosión que transforma el espacio y da lugar a la exhibición de otras obras como Pintura cósmica, que consta de unas bolas de disco hechas con sombras de ojos por Circe Irasema (Ciudad de México, 1987). En la segunda planta, el artista vuelve a intervenir el espacio al cortar con una sierra una circunferencia en medio de un muro que divide dos salas, lo cual ofrece al espectador una visión más amplia de una pequeña habitación en la que las plantas parecieran salir del piso y en donde cuelga una penca de plátanos del techo; de la penca, se sostiene un changuito, que es el sello personal del artista.
Independientemente de que pueda resultar difícil superar las intervenciones de Mármol, vale la pena mencionar las obras de otros artistas, como Una puerta que es una puerta que es una puerta, hecha por Cecilia Miranda (Ciudad de México, 1993) y una de mis instalaciones favoritas. Literalmente, es una puerta entreabierta suspendida del techo, por lo que puede ser vista desde múltiples ángulos y perspectivas.
El ecléctico recorrido aparentemente culmina en la azotea, donde se ubica Aquarium, obra de Allan Villavicencio (Ciudad de México, 1987). Es un estudio cuyos ventanales de cristal, pintados con colores ácidos y neones, se proyectan en el suelo gracias al sol y crean formas que asemejan una pintura abstracta. Sin embargo, el paseo por “El jardín de Galileo” no termina ahí, puesto que en cada rincón encontrarás una obra de arte que no habías visto antes; hasta en el baño hallarás algunas de las esculturas que Marco Rountree presentó en su reciente exposición en el Museo Anahuacalli. Por eso, vale la pena visitar la muestra varias veces; cada vez que lo hagas descubrirás nuevas obras o las verás de una forma distinta.
“El jardín de Galileo” estará abierta al público del 14 al 27 de julio en un horario de 14:00 a 18:00 horas los viernes y los sábados.
D. Galileo 92, Polanco
Texto y fotos de Sheila Cohen