Maria Sascha Khan es bailarina profesional de ballet, una profesión con la que sueñan muchas niñas. Pero en su caso, el sueño se hizo realidad: es prima ballerina del Ekaterinburg State Ballet. A lo largo de su carrera, Maria Sascha ha trabajado en las academias de ballet más prestigiosas y con aclamados coreógrafos y artistas de nuestro tiempo. Igualmente, ha recibido numerosos premios, entre los cuales se encuentra el Outstanding Artist Award.
Creció en una rústica cabaña de madera en la zona rural de Montana, Estados Unidos, en el seno de una familia de artistas, en la que todos son bailarines de ballet. Maria Sascha emprendió su carrera internacional en la danza al ser descubierta por un bailarín del Ballet Bolshoi. Enseguida comenzó su entrenamiento en Washington D.C. que continuó en la Académie de Danse Classique Princesse Grace en Mónaco, Montecarlo, donde se graduó con honores. También estudió en la Royal Ballet School y en el San Francisco Ballet.
Su carrera le ha permitido vivir momentos maravillosos, entre los que destaca haber sido elegida como la única bailarina que danzó en la coronación del príncipe Alberto II de Mónaco. Ha protagonizado comerciales y modelado para marcas como Chaumet y Damiani. Nacho Duato, Natalia Osipova e Iván Vasiliev son solo algunas de las luminarias del mundo del ballet con las que ha bailado. Sus intervenciones en galas recorren el mundo entero, incluyendo Londres, Rusia, Brasil, China, Cuba, Omán y Montecarlo. Igualmente, ha actuado para personalidades como Karl Lagerfeld, la princesa Olga Romanoff de Rusia y Jackie Khan, entre otros. Maria Sascha viaja constantemente, pero ha elegido Londres como su hogar donde actualmente se encuentra trabajando en el desarrollo de un ballet completo llamado Warrior of Light. Aquí nos comparte un poco de su trayectoria, de su Londres secreto y de sus gustos personales.
¿Cuál fue tu primer recuerdo con la danza?
Empecé tomando clases de ballet con mi hermana y algunos amigos en la parte trasera de un restaurante en Montana. Nos encantaba bailar con mascadas, imaginando que éramos princesas o hadas madrinas. A pesar de nuestra edad, siempre me lo tomé muy en serio. De hecho, tenemos un video de una de estas clases. Es divertido ver cómo me veía tan seria bailando, siendo tan pequeña.
¿Qué representa la danza para ti?
Es mi manera de inspirar e impactar positivamente en la vida de otros a través de mi mayor pasión. A los 4 años, fue mi primera representación como el hada Rosa. Aún recuerdo aquel día. Creo que fue Agnes de Mille quien dijo: “Bailar es como salirse de uno mismo. Más grande, más hermoso, más poderoso”. Para mí, es lo que siempre ha sido la danza, algo más grandioso de que lo que soy, algo indescriptible que tiene la capacidad de transformar.
¿Tienes otra pasión en tu vida?
Viajar, aventurarme, cocinar, tocar el cello, montar a caballo. Cuando tenía 12 años, comencé un negocio de bolsas y zapatos hechos a mano. Tengo una serie de entrevistas en Youtube llamadas Inspiring Artist. Pero una pasión innata que tengo es ayudar a otros. Me encanta trabajar con niños, y también trabajé como embajadora de la fundación Save Wild Tigers en Londres.
¿Quiénes son tus modelos a seguir a nivel personal y profesional?
Mi madre. Una mujer extraordinaria, con un insuperable talento para la belleza. Simplemente, nunca ha dejado de sorprenderme, de inspirarme y de apoyarme. Le tomaría más de un libro para compartir su vida y contar las cosas increíbles que ha realizado. También admiro inmensamente a mi hermano Julian Mac- Kay, que es ahora el solista más joven de Mikhailovsky Theatre, St. Petersburg.
Profesionalmente, Marika Besobrasova: una mujer íncreible. Es la mentora y maestra que más me ha influenciado. Ella y su familia escaparon de Rusia durante la Revolución, escalando montañas y escondiéndose en iglesias hasta llegar a Montecarlo. Allí, junto con la princesa Grace, fundaron la Académie de Danse Classique de Princesse Grace en una villa con vista al Puerto Hércules.