Plazas, mercados, jardines, palacios y una increíble diversidad cultural han posicionado a Marrakech dentro de los destinos más atractivos a nivel mundial.
Además de haber sido una ciudad imperial, en donde sucesivas dinastías han dejado su huella en la historia, una vibrante oleada de expatriados europeos agregan aún más complejidad al tejido cultural de esta urbe del norte de África.
Una ciudad altamente estimulante debido a su carácter multifacético. La ciudad se divide en dos partes, una antigua y una moderna. La parte antigua se compone por un laberinto interminable de callejones. Representa su lado más tradicional y está delimitada por las murallas rosadas de la antigua medina, donde la gente se pierde entre la maraña de zocos de colores contrastantes y el famoso mercado de Jemaa el Fnaa.
La parte moderna comprende los barrios de moda de Hivernage y Gueliz, donde galerías contemporáneas, restaurantes, locales de moda y sofisticadas boutiques compiten por llamar la atención del viajero, junto al colorido Jardín Majorelle y otras gemas de estilo Art Déco como el Es Saadi Marrakech.
Marrakech es famosa por sus espléndidos jardines, al punto que se ha ganado el título de la “Ciudad de los Jardines”. Para los árabes simbolizan la suntuosidad, y ofrecen un escape al paisaje desértico imperante en la zona.
ORIGEN
Una de las razones por las que Marrakech se halla dotada de tal diversidad, se debe al hecho de que haber sido un enclave en las rutas comerciales de las caravanas hacia el África negra a través del desierto del Sahara. La ciudad fue fundada en 1062 por Youssef Ibn Tachfin, primer emir de la dinastía bereber de los almorávides, quienes extendieron su dominio por el norte de África y conquistaron gran parte de la Península Ibérica. Marrakech se convirtió en una gran capital amurallada con exuberantes jardines y magníficos palacios y mezquitas, atrayendo así también a célebres pensado- res, literatos y otros artistas de todo el mundo árabe.
ESCAPE BOHEMIO
Durante los años veinte y treinta, europeos acaudalados y figuras de la alta política, como Sir Winston Churchill, atraídos por el buen clima y las oportunidades que brindaba el protectorado francés, establecieron allí sus residencias de verano. Les siguieron artistas e intelectuales en los años sesenta y setenta, como los modistos Christian Dior e Yves Saint Laurent.
Así Marrakech se posicionó como un lugar exótico y bohemio que arrastró a una generación tras otra de extranjeros, los que fueron dejando huella en la vida cultural y social de la ciudad. Acaso el más célebre de todos ellos sea Yves Saint Laurent, quien llegó a decir que en Marrakech fue en donde aprendió el uso del color: “Antes de Marrakech todo era negro”.
Testimonio de la fascinación del modisto francés por esta ciudad es el Musée Yves Saint Laurent, ubicado junto a la antigua casa del diseñador, Villa Oasis, en el Jardín Majorelle. También el di- señador Christian Dior fue un amante ilustre de esta ciudad, quien esbozó su icónico vestido de baile llamado Saadi inspirado en el glamour del ambiente de Marrakech de finales de los 60.
LUGARES PARA RECORRER
Gracias a su antigüedad y rique- za histórica es difícil escoger solo unos cuantos lugares. La oferta va desde caminatas por sus anti- guos palacios y la obligada visita por sus mercados para ejercitar- se en el arte del regateo, hasta los recorridos gastronómicos y cul- turales en los mercados tradicio- nales. A continuación, algunos musts de Marrakech.
PALACIO BADII
Marrakech conserva impresionantes palacios, como el Badii. El edificio originalmente com- prendía unos 350 recintos, una alberca y varios jardines. Aunque mayormente se encuentra hoy en ruinas, algunas partes aún son testimonio de su esplendor perdido.
PALACIO DE BAHIA
En cambio, el Palacio Bahia, construido por Si Moussa, visir del sultán en el siglo XIX, se conserva en forma. Cuenta con numerosos recintos, decorados con gran pompa y un enorme jardín como no puede faltar en las construcciones reales musulmanas. Uno de sus patios centrales está rodeado por los que fueran los aposentos para las concubinas del harem del sultán.
LA MEZQUITA KOUTOUBIA
Es la más grande de Marrakech, con casi 77 metros de altura, y un ícono de la ciudad. Data del siglo XII, sirvió como inspiración a la construcción de la Giralda de Sevilla y es un punto de referencia, ya que se la puede distinguir desde casi cualquier lugar de la ciudad.
PLAZA JEMAA EL FNA
Se ubica junto a la mezquita Koutoubia y constituye el punto neurálgico de Marrakech. Allí se congregan todo tipo de artistas locales como acróbatas, cuentacuentos, encantadores de serpientes, bailarines y músicos, que compiten por captar la atención de los turistas a cambio de algunos dirhams. Por la noche, la plaza se llena de puestos de comida, convirtiéndose en un gran restaurante al aire libre.
EL ZOCO O SOUK
Es de los mercados tradicionales abiertos más grandes del mundo. En sus tiendas se comercian alfombras, especias, tés, lámparas, joyería, oro, plata, cuero y todo tipo de productos convencionales. Comprende un laberinto interminable de callejones, donde se puede pasar varias horas recorriéndolos. Los comerciantes aquí esperan que el cliente regatee hasta por un 30% por debajo del precio inicial.
JARDINES DE LA MENARA
Fueron construidos durante el siglo XVII. Están poblados de árboles frutales que se yerguen junto a un estanque artificial. El Minzah, que es su edificio prin- cipal y significa “faro”, es de los monumentos más fotografiados de Marrakech.
JARDÍN MAJORELLE
Fue creado en 1923 por el artista Jacques Majorelle, quien se tomó 40 años en completarlo. El jardín incluye una casa de un especial color azul que hoy lleva su nombre, “azul Majorelle”.
TUMBAS SAADIES
Se ubican próximas a la antigua puerta de Bavb Agnaou, rodea- das por una alta muralla y un jardín, donde fueron sepultados 60 miembros de la antigua dinastía real Saadi, que gobernó en Marruecos durante los siglos XVI y XVII. Fueron redescubiertas en 1917. Además de su importancia histórica, se trata de un edificio de gran belleza arquitectónica.
MEDERSA BEN YOUSSEF
Esta escuela de teología coránica fue fundada en el siglo XIV y es uno de los monumentos mejor conservados de la ciudad, destacando por su arquitectura y decoración en mármol, madera de cedro y mosaicos.
DAR SI SAID
Uno de los palacios más bonitos de Marrakech y actualmente es el Museo de Artes marroquíes, por lo que, además de disfrutar de su arquitectura, también hay obras de arte, joyas, tejidos y alfombras marroquíes.
MUSÉE YVES SAINT LAURENT MARRAKECH
Sobre la calle que lleva su nombre, se encuentra un museo dedicado a la obra de Yves Saint Laurent. Exhibe una colección rotativa de unas 5,000 prendas de vestir, 15,000 accesorios y miles de bocetos del creador. También hay una galería de fotos y una cafetería, Le Studio, que lleva el nombre del taller de Yves Saint Laurent en París.
DÓNDE COMPRAR
Además del sinfín de tiendas que se encuentran en los zocos, donde se pueden recorrer kiló- metros de mercados cubiertos, Marrakech propone también algunas otras boutiques con creaciones destacadas de diseñadores locales en áreas fuera de los mercados tradicionales.
MARRAKECH CONCEPT STORE
Creado por la emprendedora Yehia Abdelnour en 2012, es un lugar ideal para adquirir piezas de calidad de diseñadores inde- pendientes marroquíes, como Les Maures, Salma Abdel-Wahab y Atelier Nihal. Podemos encon- trar desde jabones artesanales de L’Art du Bain, cerámica de Ewwel y una variedad de diseños, así como libros publicados de forma independiente y curados para el mercado europeo. También es un buen lugar para disfrutar de un almuerzo saludable.
BOUTIQUE EN EL FENN
Exhibe los mejores talentos de diseño de interiores y moda de Marruecos, desde mantas a rayas de lana Atlas tejidas a mano, hasta elegantes vestidos camiseros con estampados extravagantes.
¿DÓNDE HOSPEDARSE?
Si queremos vivir la experiencia de hospedaje más vibrante, recomendamos quedarse en la Me- dina al menos un par de noches en algún Riad o antigua casa marroquí con jardín interior. Si en cambio buscamos conectar más con la vida nocturna y la faceta más cool, entonces algunos de los hoteles de Gueliz o Hivernage son los ideales.
LA MAMOUNIA
Ícono de la ciudad y líder de las preferencias de los viajeros más exigentes. Rodeado de espléndidos jardines, promete la más sofisticada y suntuosa experiencia de alta hotelería en la ciudad. Cada rincón resguarda parte de un estimulante viaje multisensorial gracias a la diversidad de colores, aromas y finas texturas que aportan sus columnas, mosaicos y telas. Cuenta con cuatro restaurantes y cuatro bares que compiten con los mejores del mundo.
RIAD ELEGANCIA
El diseño del Riad Elegancia Marrakech rinde homenaje a la arquitectura marroquí, con elementos tradicionales que se extienden por toda la propiedad. El hotel ofrece una de las experiencias más auténticas de la ciudad, junto con todos los toques de lujo modernos de un hotel boutique de cinco estrellas. Su rooftop ofrece vistas panorámicas de la antigua Medina.
EXPERIENCIA GASTRONÓMICA
Su cautivante gastronomía va desde la más tradicional hasta la creciente fusión cuisine que ha ido emergiendo a partir de la prolífica convivencia entre chefs europeos y marroquíes que han alterado la gastronomía local partir de técnicas e ingredientes importados, entretejidos con los platillos más emblemáticos del lugar. Durante el día se pueden recorrer un sinnúmero de puestos callejeros y restaurantes informales en donde degustar la auténtica comida marroquí a precios asequibles. O también con sofisticadas puestas gastronómicas de clase mundial.
LA GRANDE TABLE MAROCAINE
A cargo del chef Yannick Allé- no, es el lugar ideal para los que buscan degustar la interpretación de mayor altura de la comida marroquí, en un entorno de lujo y refinamiento.
LING LING
Inspirándose en el popular con- cepto oriental izakaya. En oposición a lo que dicta la ortodoxia culinaria, en Ling Ling la comida se sirve para acompañar las bebidas. Con beber, cenar y bailar a la vanguardia, Ling Ling propone una experiencia de restaurante y bar que refleja y complementa el vibrante entorno marroquí. El menú, de fuerte inspiración cantonesa, promete en grande y per- mite un descanso de los sabores locales ampliamente degustados en los recorridos por la ciudad.
BIO DU BLED EN EL DIOR INSTITUTE
El spa de la firma Dior también alberga un fantástico restaurante orgánico, Bio du Bled, que sirve comidas nutritivas preparadas con verduras de la granja orgánica del complejo. Sí, uno de los spas más sofisticados del mundo tiene sede en Marrakech. Con toda una carta de tratamientos de alta medicina cosmética que valen mucho la pena.
Texto por: Matías Roca
Fotos del destino: Cortesía de Unsplash, Pixabay y autores varios
Fotos de La Mamounia Hotel: Cortesía del hotel
Fotos de Riad Elegancia: Cortesía del hotel