Asentado en un amplio valle en la frontera entre Suiza e Italia, Megève es un centro turístico que data de los años 20. Descubierto por una baronesa Rothschild, quien lo convirtió en su lugar de descanso y en centro de esquí francés para competir con la exclusiva estación suiza de Saint-Moritz.
Uno de sus grandes encantos es su peculiar estilo ecléctico, don- de la modernidad y lo tradicional cohabitan de manera armónica, debido a que la estación fue construida rodeando una aldea medieval del siglo XIV. Sudistintivo glamour se palpa al pasear por sus calles adoquinadas, a su vez amenizadas por boutiques de lujo, joyerías, galerías de arte, bares de jazz, cafés y restaurantes. Su mítica plaza y la amabilidad de los lugareños promueven momentos mágicos en este pueblo familiar, cuya popularidad ha ido incrementando con el paso del tiempo.
Megève fue un pueblo agrícola, gracias a su privilegiada posición geográfica y tierras fértiles que favorecen el cultivo. Con temperaturas que van desde los -5° C hasta los 22° C a lo largo del año, esta zona del sureste de Francia viste de un blanco inmaculado las pistas de esquí, para luego transformarse en amplios campos de senderismo repletos de pinos en los meses calurosos.
Erguido en una granja del siglo XIX se encuentra el museo Haut Val d’Arly, donde, a través de antiguos utensilios, muebles y retratos, la historia del pueblo se cuenta en una exposición permanente que muestra la vida en la montaña y el trabajo de sus habitantes, resaltando la agricultura, los textiles y la artesanía.
EXPERIENCIAS
Un lugar perfecto para todos los amantes del esquí, que buscan alejarse del tumulto propio de los concurridos resorts del Mont Blanc. Esta montaña ofrece más de 400 km de pistas de distintos niveles, comunicadas de manera precisa mediante góndolas, tbars y teleféricos que conectan con diferentes pueblos y áreas de esquí. Además de ser un destino desafiante para los deportes de invierno, sus visitantes tienen la posibilidad de asistir a varios eventos, como el torneo de curling, la carrera de trineos con perros, y los torneos de polo y de golf en nieve.
Al terminar el día los visitantes pueden relajarse y disfrutar en alguno de los spas ubicados en la estación y conocer sus hermosos chalets que, por su diseño y cons- trucciones de madera, resultan extraordinariamente acogedo- res. Entre ellos, el Spa Chalets du Mont d’Arbois cuenta con una alberca al aire libre, desde la cual se puede disfrutar de una vista panorámica única del atardecer en los picos alpinos.
No todo es frío y deportes invernales en este espectacular lugar a poco más de una hora de distancia de Ginebra. Con la llegada de junio viene el cambio de estación, trayendo consigo experiencias que promueven la visita de cada rincón de la región.
Una caminata o descenso en rappel por la maravillosa cascada La Belle aux Bois, con 30 m de altura y aguas turquesas o la visita a Lac de Javen, un lago en las afueras del pueblo que resulta el spot perfecto para un día de picnic y pesca.
Por otro lado, Mègeve guía a sus visitantes por sus pintorescos recovecos a dar un paseo en canoa por el río, acampar bajo las estrellas, practicar ciclismo de monta- ña o jugar golf en su extenso campo Domaine du Mont d’Arbois, de 50 hectáreas, donde los jugadores podrán vivir una experiencia inolvidable en el hermoso panorama que ofrece Mont Joly.
Desde las alturas se puede apreciar de forma única la extraordinaria belleza que Megève tiene para ofrecer. Los vuelos en avioneta o en helicóptero, recorridos en globo aerostático, practicar pa- racaidismo o parapente con vistas privilegiadas del territorio permiten conocer el Mont Blanc y sus glaciares desde otra perspectiva.
GASTRONOMÍA
Si de buena gastronomía se trata, varios establecimientos ofrecen productos locales de la mejor calidad procedentes de granjas cercanas donde los comensales disfrutan sabores de la cocina tradicional de la Alta Saboya, a base de cordero o conejo, y con restaurantes con chefs que han obtenido estrellas Michelin.
Cada año se celebra el festival Toquicimes, una cita imprescindible con los chefs más aclamados de Megève en torno a la cocina de montaña.
Texto por: Andrea Lorenzo
Fotos: Commune de Megève – Simon Garnier