Hoy en día, prescindiendo de flores, tortilleras y pericos, y de la convivencia con carnes crudas, frutas y verduras frescas, remedios caseros y una que otra brujería, se ha dado un giro al concepto de mercado.
El mercado es tradicionalmente una explosión de sabores, aromas y colores, de abundancia y frescura, de complicidades con las marchantas que ofrecen orgullosas los productos de su tierra, de su milpa o de una central en donde ellas son expertas en encontrar lo mejor. También los alimentos artesanales de calidad son bien conocidos en todo México: lácteos, dulces, encurtidos o conservas que deleitan paladares, chocolate de metate, quesillo de hebra, salsas picantes rojas y verdes. Secretos que se esconden en recetas antiguas y contemporáneas, con ingredientes finos y puros. Esta costumbre urbana se ha mezclado con nuevos conceptos que rescatan y reinterpretan los sabores tradicionales. Tal y como se ha venido haciendo en nuestro país desde tiempos de la Nueva España, siguen llegando desde lejanas tierras sabores y aromas para mezclarse con lo nuestro. Aunque ya no se escucha el pregonar de las verduleras y no se camina a la sombra de piñatas multicolores de papel de China, se ha creado un rincón exclusivo para el que ya ama o para el que quiere descubrir la comida gourmet, quien prefiere lo orgánico, lo natural, lo local, o quiere probar lo vegano; o bien se deja llevar por el sabor, por la receta que le recuerda el aroma de casa, o por la aventura de lo novedoso. Para ellos, hedonistas todos, que buscan un lugar de delicias in situ que reúna a los expertos, o a los nuevos talentos culinarios, o quienes se inclinan por el placer de una mesa comunitaria, gustadores y degustadores, y aquellos que aprecian productos de calidad, o sitios que prometen una experiencia en todos los sentidos, se han abierto estos espacios de mercado gourmet.
Para que comer sea una buena experiencia desde el entremés hasta el café, los platillos de estos mercados desprenden aromas irresistibles, esperando el mejor maridaje y un pan crujiente recién horneado. Aquí todos pasan, se puede probar, se puede catar, se puede gustar y degustar desde recetas e ingredientes de países lejanos –algunos con cédula como si se tratara de una pieza en un museo– hasta las cemitas de Puebla con hoja fresca de papaloquelite o una pera de queso de Ocosingo, Chiapas. Y para el postre, chocolates de autor de colores vivos y nombres que recuerdan la infancia de los mayores, como gansito o chicle motita sabor plátano. Aquí los helados y nieves artesanales tienen sabores frescos y exóticos, algunos nuevos y otros que rescatan ingredientes mexicanos ante el reto de los pastelillos con recetas inglesas o francesas, lujo de punto de nieve y precisión de repostero. Para cerrar, colecciones de té de autor, mezclas perfectas hechas con cáscaras, maderas, flores y frutos que luchan por ganarle a una taza de café de altura. Los mercados gourmet se han vuelto destino para los capitalinos, que llenan los fines de semana las calles de Querétaro, Molière o Amargura, y salen de ahí con productos nacionales o importados para enriquecer su cocina, para seguir las tendencias culinarias de moda o para reconfortar el espíritu.
EL TOP DE MERCADOS GOURMET EN LA CIUDAD DE MÉXICO
Milán 44: Milán 44, Juárez.
Barrio Alameda: Dr. Mora 9, Cuauhtémoc.
Bottega Culinaria: Sonora 180, local 6, Condesa.
Mercado del Carmen: Amargura 5, San Ángel. Mercado Roma: Querétaro 225, Roma Norte.
La Morera: Av. Ferrocarril de Cuernavaca, Polanco.
Mercado Molière 500: Pro – longación Molière 500, Am – pliación Granada.
Marché Dumas: Alejandro Dumas 125, Polanco.
Mercado Santa Fe: Guillermo González Camarena 1205, Santa Fe