En pocas palabras, Niddo es una esquina que te apapacha. Fue creado por Karen Drijanski, su hijo Eduardo Plaschinski y Mauricio Reyes Retana, quienes idearon un proyecto con mucho amor y los mejores ingredientes. Es un espacio hermoso y acogedor ubicado en la colonia Juárez.
Hablamos con Karen y Eduardo, quienes nos contaron la historia detrás de este extraordinario restaurante en el que encontrarás desayunos, brunches, comida y un café delicioso.
Karen, ¿cuántos años tenías cuando comenzaste a cocinar?
K: A los cinco años hacía mi propio desayuno. Amaba cocinar desde esa edad.
Eduardo, ¿cómo surgió tu amor por la comida?
E: Me da nostalgia platicarlo, pero crecí con mi mamá en su cocina. Desde bebé me traía en su rebozo cuando cocinaba. Todo lo que tenemos en la carta son platillos que yo comía de chiquito. Desde el fish cake, que comía cuando vivíamos en Vancouver, hasta la ensalada de pollo o la hamburguesa, todos los platillos son especiales y llevan lindos recuerdos de mi infancia.
Es importante mencionar que toda mi familia es muy comelona. Mi mamá tenía una abuela de Viena y sus otros abuelos trabajaban la tierra, así que crecí en una simbiosis de muchos sabores y amor por la comida. Actualmente, la mayor parte de mi familia se dedica a la gastronomía; han sido ya muchas las generaciones que se dedican a la comida y disfrutan comer. Además, nuestros viajes familiares siempre son con el propósito de conocer un nuevo restaurante o un tipo de comida en específico.
¿Cómo logran ser creativos?
K: Cocinando, no hay duda.
E: Viajando. Me encanta viajar y a mi mamá también. Creo que en los viajes es donde nos inspiramos para crear nuevas recetas. También, parte de la creatividad surge de conversaciones que tenemos en familia; la mayoría de las ideas para los platillos son cosas que queremos comer nosotros.
Cuando era chiquito, viajábamos mucho a Europa y, en vez de quedarnos en hoteles, rentábamos alguna casa con la intención de aprender a cocinar con los locales. Tengo memorias muy lúcidas de una vez que viajamos a la Toscana y le rentamos una casa a una señora llamada Donatella. Vivía justo en la casa de al lado, así que diario íbamos a cocinar pastas y salsas con ella. Me acuerdo mucho del sabor de las salsas, del olor a jitomate mezclado con el olor del campo. Se me pone la piel chinita de acordarme.
¿Qué país te llama la atención para seguir explorando de manera gastronómica?
E: Definitivamente Japón. He tenido la oportunidad de ir varias veces y he probado diferentes versiones de la comida japonesa, pero me gustaría aprender más sobre la cultura de su comida y de sus procesos; por ejemplo, el de la soya y el de la sal. También me llama mucho la atención lo que comen los monjes en las montañas.
¿Cuándo decidieron crear Niddo?
E: Hace dos años estaba de viaje con mi mamá en Tokio. Estábamos sentados en un café cuando tomamos la decisión de hacer el restaurante. Nos tardamos bastante en realizarlo porque no encontrábamos el lugar ni el equipo ideal. Esperamos un poco y, finalmente, todo se acomodó para que en un lapso de tres meses se concretara todo.
¿Qué significa soul food o comfort food para ustedes? Cuéntennos un poco de la intención de Niddo.
E: Para mí, comfort food es comida que te apapacha. Es comida rica, preparada con excelentes ingredientes. Trabajamos con productores locales y orgánicos como Yolcan, que nos brinda deliciosas verduras de Xochimilco. Realmente, nuestra misión es hacer sentir a las personas apapachadas no solo en cada bocado, sino en todo.
Queríamos que el ambiente fuera cálido; por eso, los colores de los muebles son rojo quemado y azul con detalles en amarillo. Además, el diseño tiene como intención abrazarte y hacerte sentir muy cómodo. Este diseño se creó en colaboración con el estudio GLVDK de Regina Galvanduque y con el arquitecto y diseñador Andrés Mier y Terán. El universo de Niddo es un enorme apapacho.
¿Hay historias de tu familia que formen parte de la esencia de Niddo? ¿Nos puedes compartir alguna?
E: Sí, totalmente. El menú de Niddo es una mezcla de recetas familiares con sabores de lugares que nos llamaron la atención. Nuestra familia es judía, entonces, por ejemplo, tenemos en el menú shakshuka, un platillo que viene de la parte israelí. También tenemos bagel con laks y babhka. Es padre tener referencias familiares muy marcadas.
¿Cuál crees que sea la principal responsabilidad de los comensales en la Ciudad de México?
E: Creo que su mayor responsabilidad es tener apertura y probar sin tratar de entender. La verdad estoy sorprendido porque considero que cada vez hay más propuestas culinarias fuera de lo común en la Ciudad de México y son muy bien recibidas. En Niddo, el platillo más vendido y menos conocido es el shakshuka. Me encanta que las personas estén dispuestas a experimentar. Algo que entendí con esto es que no siempre puedes ofrecer para complacer; tienes que intentar romper barreras para innovar y trascender.
“Por medio de la comida podemos llegar a nuestro hogar” -Niddo
D. Dresde 2, Juárez
T. 5525 0262
P. www.niddo.mx
IG. @_niddo
Escrito por Ximena Aviña
Fotos de Regina Cervantes