Al fondo de una vitrina pulida como un lienzo de cristal, cada pieza espera su turno para deslumbrar. Son objetos comestibles que evocan jardines, diseñadas con la precisión de un diseñador y el expertisse de una casa de perfumes. En Sofitel Café, la panadería adquiere una dimensión artística.

Obras comestibles en vitrina: la haute croissanterie de Sofitel Café - hc-blossom-1
Foto: cortesía

La tradición panadera francesa (cultivada durante siglos con mantequilla y obsesión por el detalle) encuentra aquí una nueva narrativa. Una que platica con México a través de ingredientes locales, flores simbólicas y composiciones “sorpresa”. La colección La Haute Croissanterie Blossoms traduce esto en piezas florales, donde el sabor y la estética se unen con delicadeza.

En el centro de esta serie, Dahlia Rouge, concebido por el chef Mauro Montes, rinde homenaje a la dalia, flor nacional de México. El croissant, redondo como una flor, revela capas de ciruela mexicana marinada, queso crema, vainilla de Papantla, licor St-Germain y flores de saúco frescas.

La colección (disponible por tiempo limitado) presenta también piezas como Couronne Hibiscus con frambuesa y flor de bourrache; Éclair Citron Soleil con lima kaffir; o los minimalistas Grand y Petit Cube Soleil con mango y yogurt. Obras que podrían vivir tanto una galería como una pâtisserie.

Obras comestibles en vitrina: la haute croissanterie de Sofitel Café - famille-blossom-4-1
Foto: cortesía

El concepto de haute croissanterie, inspirado en la Alta Costura, encuentra en esta serie su expresión más fina. Pliegues precisos, sabores que evocan estaciones y paisajes, composiciones que despiertan los sentidos con la misma intensidad que una fragancia aromática o una tela bordada a mano.

Para quienes buscan una experiencia más lenta, Le Goûter en Sofitel Café ofrece una selección de estas creaciones en un ritual delicado de sobremesa, acompañado de pastelería fina y atmósfera elegante. La panadería, aquí, se manifiesta como arte contemporáneo.

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