Conversamos con Tomás Westenenk, arquitecto y fotógrafo chileno, quien nos cuenta un poco sobre su trabajo, particularmente en lo relacionado a la fotografía aérea. En sus obras podemos encontrar trazos e inspiración tanto de su vida personal como de su trabajo como arquitecto, logrando imágenes llenas textura, sentido de la estética, y por sobre todo, capaces de mostrarnos detalles que pasarían desapercibidos para el ojo común y corriente, pero que el logra dotar de una belleza insuperable. Tomás es colorblind, lo que hace aún más admirable esa sensibilidad y armonía del color que transmite en cada una de sus fotografías.
¿Cómo se gesta en la incursión en la fotografía aérea?
Mi interés por la fotografía aérea nace desde de la necesidad, o más bien, la búsqueda de tener un lenguaje fotográfico propio. Me gusta pensar que mi trabajo fotográfico es un eterno aprendizaje y la fotografía aérea es sin duda una etapa importante en este camino, ya que me ha otorgado mucho contenido para poder componer imágenes que se condicen con este lenguaje. Los drones son cada vez más accesibles y la tecnología ha permitido que aparatos pequeños lleven cámaras cada vez mejores a distancias antes imposibles de alcanzar. Cuando compré mi primer dron, sentí que podría poner en práctica lo que había aprendido y desarrollado como fotógrafo, pero desde otra perspectiva. Me di cuenta de que existía mucho material de video con dron pero poco de fotografía y decidí que había mucho por hacer. Desde el aire, al ser un punto de vista poco común, puedo usar un sin fin de ángulos y ver geometrías de una manera distinta, que ayuda a que en mis trabajos aparezcan composiciones con imágenes únicas.
¿Cuál ha sido tu destino más desafiante de fotografiar?
He tenido el privilegio de poder viajar bastante con mi dron, sobrevolando lugares increíbles. Han habido varios lugares desafiantes a la hora de fotografiar ya que son muchas variables las que hay que considerar, tanto normativas, como climáticas y técnicas. En un viaje a la Carretera Austral, quería volar sobre el Lago General Carrera y fotografiar las Catedrales de Mármol (formación rocosa en el sur de Chile). La única manera de volarlo era desde una roca que formaba una pequeña isla a una distancia que ponía a prueba el alcance de la señal del control remoto. Después de un largo vuelo y de haber fotografiado el lugar, al regreso, empezó a correr un viento en contra muy fuerte, por lo que el dron volaba más lento y consumía más batería. Tenía que llegar a la isla o el dron aterrizaría en el agua. Después de varios minutos el dron llegó con 0% de batería, pero logré aterrizarlo de manera segura y sin perder las fotos que había hecho.
Otro lugar desafiante fue en la cumbre del cerro Toco, en el norte de Chile. A casi 6000 metros de altura, el aire es tan fino que el dron apenas lograba mantenerse en vuelo, por lo que decidí aterrizarlo por temas de seguridad.
Una de les experiencias más límite que he vivido con el dron fue en Miami. Intentaba tomar una fotografía de un cruce de carretera cuando el dron empezó a emitir una alarma muy fuerte. Me decía que estaba sobrevolando un recinto penitenciario y que debía aterrizar de inmediato. Mientras miraba si venían policías, logré aterrizar de manera segura y salir corriendo del lugar rápidamente. Resultó ser sólo una advertencia de la aplicación para que no volara en un lugar prohibido.
A medida que pasan los años la tecnología nos ayuda a volar de manera segura y evitar accidentes. Es importante volar de manera responsable para que todos podamos seguir haciendo fotos desde el aire.
¿Cuál es tu próximo proyecto o meta?
Tengo muchos proyectos y metas por cumplir, me gusta seguir aprendiendo y haciendo lo que disfruto. Durante estos meses estoy grabando un curso de fotografía online que estará disponible en distintos idiomas y al alcance de muchas personas. Me gusta trasmitir mi aprendizaje de fotografía ya que ha sido autodidacta, sin mucha referencia y por ende muy personal.
Otro proyecto en el cual estoy trabajando es en un libro. Siento que la fotografía ha crecido mucho con el mundo digital en el que vivimos, pero ha perdido parte de su esencia al dejar de imprimir. Me gustaría poder hacer uno o varios libros sobre mi trabajo, para recuperar y transmitir la magia y nostalgia de una fotografía impresa.
Mi sueño es seguir haciendo fotos, seguir viajando, compartiendo mi trabajo y concretar algunas exposiciones. La fotografía para mí es terapia, me ayuda mucho, me desconecto de todo ruido y me hace feliz.
IG. @t_w_o
Texto por Camila Rikli en colaboración con Tere Pérez
