Fotos cortesía de Camila Gomez Pimienta
La restauración y reutilización de edificaciones es algo fundamental para producir nuevos espacios dentro de la ciudad. Además de que ayuda a ahorrar recursos aprovechando las estructuras existentes, promueve el cuidado y respeto al patrimonio arquitectónico nacional. Tal es el caso de Tetetlán, un centro cultural en el corazón del Pedregal que busca integrar a la comunidad a través de diversas actividades y funciones, como una biblioteca de arte y arquitectura, un foro, un mercado orgánico, una tienda barrial, un centro de consciencia corporal, un huerto, una barra de café e infusiones y un restaurante a cargo del chef Hugo Durán.
Todos estos elementos se encuentran dentro de la antigua Casa Pedregal construida entre 1945 y 1950 por el renombrado arquitecto Luis Barragán, el único mexicano en ganar un premio Pritzker (1980). El inmueble fue restaurado gracias a César Cervantes, el actual dueño de la Casa Pedregal, y un equipo que incluyó restauradores y arqueólogos encabezados por Jorge Covarrubias -el arquitecto principal de la obra- Benjamín Henze y el mismo César Cervantes.
Tetetlán se encuentra en lo que solían ser las caballerizas de la Casa Pedregal, que fueron abandonadas en 1954. Gracias al arduo esfuerzo del equipo, el espacio fue restaurado al 99.2% de su estado original para brindar un sitio que no sólo respeta y elogia la arquitectura de Barragán, si no que propone un diseño contemporáneo bien logrado y un contacto y respeto con la parte natural del terreno. El techo de las caballerizas fue removido para ser reemplazado por un domo de cristal que ilumina el espacio de forma natural y uniforme, al igual que el firme de concreto, reemplazado por un piso de vidrio que permite ver la característica piedra volcánica de la zona del Pedregal.
Los muros originales hechos de piedra fueron conservados y decorados con fotos del arquitecto y sus obras; se agregó un segundo nivel estructurado por largas vigas y columnas de acero pintadas de “rosa Barragán” y algunas vigas de madera originales de la Casa Pedregal, donde se encuentra parte de la biblioteca, una zona de música, cuartos para huéspedes y el centro de consciencia corporal donde se puede practicar yoga y otras actividades deportivas. Todos estos elementos arquitectónicos generan un contraste equilibrado entre la parte vieja y nueva de la estructura, además de converger diferentes usos y equipamientos dentro de un mismo espacio.
El estilo contemporáneo mexicano que personifica esta obra arquitectónica está presente también en el mobiliario, como sillas de madera con tejidos indígenas, sillones con diseños por Luis Barragán, platos hechos con barro o piedra volcánica y servilletas bordadas con diseños mexicanos. Tetetlán es un claro ejemplo de cómo se puede reutilizar un espacio arquitectónico existente y otorgarle un uso actual, además de concientizar al público sobre la importancia de la arquitectura en la ciudad y su conservación.