El título de la última exposición de Martín Soto Climent en la galería Proyectos Monclova, ubicada en la colonia Roma en la Ciudad de México, hace alusión a un poema del escritor argentino Roberto Juarroz. “Todo comienza en otra parte” aborda la necesidad de volver a nuestro origen.
Decidimos entrevistar al multidisciplinario artista para que nos platicara un poco más sobre esta muestra, la cual está conformada por una serie de obras en blanco y negro, así como por lienzos envueltos en redes, medias y bordados de encaje que hipnotizan al espectador.
1. El título de tu última exposición en Proyectos Monclova es un verso de un poema del escritor argentino Roberto Juarroz. ¿Por qué lo escogiste y qué mensaje buscas transmitir por medio de la exposición?
Roberto Juarroz fue un pensador muy sensible y sofisticado; se percató de los límites del pensamiento sistemático de la filosofía y supongo que por ello desarrolló sus reflexiones como poeta. Hay mucho de la existencia que escapa a la razón, que escapa al lenguaje, pero que está presente y nos complementa. Todo eso que no es material, pero que “nos ocupa” y que “es presencia” comienza junto con todo lo que es material, solo que “en otra parte”. Mi intención es sensibilizar al espectador al respecto, llevarlo por un recorrido en el que se aleje de la banalidad y la superficialidad que está presente en el mundo excesivamente materialista en el que vivimos.
2. ¿Consideras que nos hemos distanciado de nuestra esencia, de lo que verdaderamente importa?
Creo que debemos modificar el trayecto de nuestra sociedad y dejar de atender solo el valor superficial de lo material. Debemos respetar el espacio en el que se desarrolla todo “lo otro”, que es esencial e insustituible. La vida es mucho más que las estructuras creadas por el ser humano. Nos hemos acostumbrado a disponer del planeta, de la vida, como si fuera algo que nos pertenece y no es así, eso es solo una ilusión humana. Hemos sido muy egoístas e insensibles con el resto de las especies y ni siquiera podemos decir que lo hemos hecho en pos de nuestra felicidad, porque nuestra especie parece padecerlo también. Estamos destruyendo una armonía muy sofisticada para entretenernos con fines muy pobres.
3. ¿Las redes, medias y bordados de encaje que utilizas para envolver los lienzos evocan nuestro estado mental? Es decir, ¿evocan la confusión y el caos que padecemos en la actualidad?
Me da gusto que las veas así. A final de cuentas, si las valoramos dentro de su estructura más básica, son eso, redes y enredos cargados de pulsión humana, que oscila entre el amor y el miedo.
4. ¿Crees que la poesía y el arte tienen la capacidad de hacernos recuperar el sentido de nuestra existencia o, por lo menos, de ayudarnos a encontrar el camino de vuelta a nuestra esencia?
Considero que son medios genuinos para emprender ese retorno, para ampliar las posibilidades e imaginar un futuro que no niegue nuestro origen, sino que sea coherente y se sustente a partir de ahí. Creo que todos los males que aquejan a la humanidad son producto de la mala comprensión de su origen. En nuestro origen está nuestra finalidad. Cada manifestación cultural es una versión distorsionada a conveniencia de principios que en un estado esencial nos unen. Arrastramos un error desde el principio por distanciarnos de nosotros mismos, de la naturaleza, del planeta. La solución a nuestra neurosis errante está en que logremos visualizarnos como una unidad de vida.
5. A la mayoría de los artistas visuales les cuesta trabajo expresar verbalmente o por escrito lo que quieren transmitir a través de su obra; sin embargo, el texto de sala que normalmente está escrito por los curadores, lo escribiste tú. ¿Acostumbras hacer eso en todas tus exposiciones?
Acostumbro escribir mucho para cada proyecto; por lo general, son notas que quizá no tengan sentido, pero me esclarecen el camino. Al final, rara vez salen a la luz. Este fue un caso especial. Lo hice porque es congruente con la muestra. Es lo más honesto que podía hacer. No me gustan los textos de sala que nos venden las geniales intenciones de tal o cual artista, pues terminan por ser un pretencioso intento por dar valor histórico a algo que aún no forma parte de la historia. Eso solamente lo puede determinar el tiempo.
6. Tu obra está plagada de erotismo, deseo y lujuria. Las medias, el encaje y la ropa íntima son elementos recurrentes en tu trabajo. ¿Qué simbolizan estas prendas o accesorios que pertenecen a la indumentaria femenina y por qué se han vuelto una especie de fetiche para ti?
Cada quien deposita en la obra lo que trae dentro. A mí me interesa conmover al espectador con una emoción que lo toque en varias partes de su organismo. No solo busco que razone algo a partir de mi obra, sino que piense y sienta mental, visceral y sexualmente. Busco que mi obra sirva para abrir su existencia y no para reducirla a un simple juego mental. Por eso me apoyo en el impulso erótico; busco unidad entre los seres y ese es un canal en el que todos coincidimos más allá de los factores condicionantes que nos dividen como la sociedad, el lenguaje, la cultura, la nación, el género o la edad. Cuando la pulsión erótica se trabaja en el interior y se canaliza saludablemente, es la fuente más potente de energía. Para mí, se traduce en formas; mi dibujo es pura pulsión. Creo que eso nos mueve a todos los seres vivos en este planeta, a menos que estemos condicionados a reprimirlo.
La exposición estará abierta al público hasta el 20 de octubre.
D. Colima 55, Roma Norte
T. 5525 9715
Texto por Sheila Cohen