Ubicado en el epicentro de North Park, uno de los barrios más populares de San Diego, el histórico hotel Lafayette devela con orgullo un cambio de imagen que transporta a sus huéspedes directo a la opulencia de la época victoriana. Desde la fachada hasta el momento de cruzar la puerta y poner pie en el vestíbulo principal, una atmósfera singular te recibe y te conduce a un laberinto de espacios y posibilidades que ansían ser descubiertos.

Un refugio para las estrellas
La historia detrás del establecimiento es tan grandiosa como su estilo. Originalmente inaugurado en 1946, como Imig Manor, la visión fantasiosa del joven empresario, Larry Imig cobró vida en este edificio de estilo colonial. Buscando crear un espacio para la comunidad local y hollywoodense, donde los días de glamour fueran interminables, The Lafayette se concibió como una “ciudad dentro de la ciudad”. Desde su primer huésped, Bob Hope, hasta Lucille Ball, Lana Turner, Harry James y Frank Sinatra, músicos, artistas y directores de cine habitaban los pasillos del hotel. Ahora, tras cumplir 78 años, el exitoso grupo americano, CH Projects renueva el primer hotel de su cartera de hospitalidad, abriendo las puertas a un universo donde el minimalismo no tiene lugar.
La estancia
139 suites y habitaciones componen el hotel y, en ellas, el estilo maximalista inunda cada rincón. Entre juegos de colores, materiales y texturas destaca el animal print que viste sillones, bancos y sábanas de la cama; tapices exóticos cubren las paredes y contrastan con la alfombra roja y los textiles saturados que delinean la habitación. Mostrando influencias de diseño gótico y estilo Tudor, cada detalle fue minuciosamente curado para brindar una experiencia inigualable. Desde las lámparas de buró hasta un grandioso bar equipado con snacks y licores, cada elemento forma parte del encanto particular de Lafayette.

Comer, beber y disfrutar
Dentro del hotel, diversos espacios recreativos quedan a disposición del huésped, algunos escondidos y otros a simple vista. Comenzando por el amplio bar circular en el centro del vestíbulo funge como punto de partida tanto para la piscina y bar exterior como para el Beginner’s Diner que rinde tributo a los diners tradicionales de la década de 1940 y se encuentra abierto las 24 horas del día, sirviendo clásicos platos americanos con influencias griegas y judías.

Siguiendo por el Quixote, donde el mezcal y la gastronomía oaxaqueña destacan con sabores auténticos en un entorno inspirado en las catedrales de México, hasta llegar a los sitios más escondidos como The Gutter, un amplio salón con barras, lounge, dos líneas de boliche y juegos de arcade como máquinas de skeeball e incluso un club de jazz exclusivo con interiorismo surreal, el Lou Lou’s, que abre de jueves a sábado.


Sin duda, la magia de The Lafayette se vive mejor en persona y nada se compara a experimentarlo en carne propia. Además, con emocionantes renovaciones en camino como Le Horse, un restaurante de cocina francesa que pronto integrará el hotel, hoy es el mejor momento para descubrir y explorar el legado y el futuro de este hito en la ciudad californiana.

Texto por: Ainhoa García
Fotos: Cortesía del hotel