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Lucía Uribe, sobre comenzar a cuestionarnos

Primero, Lucía Uribe nos platicó sobre la importancia de la actuación para ella.

Amo la actuación desde que era niña. En la adolescencia era mi oasis. Yo iba a un taller de teatro en la secundaria y ahí coincidíamos estudiantes de distintas generaciones que íbamos por el placer del juego, y la meta común de montar una obra. Ese espacio se desmarcaba de todos los mandatos de la secundaria y de la violencia que se puede llegar a vivir en esa etapa de la vida.

Siempre he sentido, desde niña, dos cosas importantes que a la fecha son básicas en la actuación: por un lado, la diversión detrás de cámaras y fuera del escenario, esa parte familiar que se arma entre tus compañeros; y por el otro, la importancia de estar en escena, que siento desde niña. Sentir esa conexión con los compañeros, con el público y tener la sensación de que soy parte de algo más grande que yo. Para mí es un espacio de crecimiento, de exploración, de juego, de vida condensada.

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¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Diego Luna como productor en la serie Todo va a estar bien?

Trabajar con Diego fue espectacular, nada más recordarlo me conmueve. Es alguien absolutamente comprometido con lo que está haciendo. Tenía siempre muy claro lo que quería contar, pero no desde un lugar fijo, cuadrado, sino todo lo contrario. Sentir que alguien con tanta claridad de su arte está a cargo de un proyecto así me permitió jugar actoralmente como nunca antes.

¿Qué aspectos de tu personalidad están en tu personaje, Julia?

Ella está en un momento de su vida en el que está siendo muy valiente. Se desmarca de su familia desde muy chica, tomó decisiones en su vida “por sus ovarios” y también está en un punto en el que tiene mucha claridad de sus límites. Esta parte de ser decidida, fuerte, feminista y con agallas, la compartimos.

¿Qué mueve a Lucía como mujer, artista y feminista?

Siento que todo se nutre de todo. El hacer personajes como Julia o como Carlota, también en una serie de Netflix, por un lado es mucha suerte que me hayan tocado, pero por otro, hay también algo de cierta forma cósmico, porque llegaron a mi vida en momentos muy específicos y especiales. Son personajes que se desmarcan de los estereotipos femeninos a los que estamos acostumbradas en las ficciones mexicanas. Hay una entrega muy profunda de mi parte al desarrollo de estos personajes complejos e imperfectos, como también una postura humana y feminista.

¿Cómo conviven el feminismo y la actuación?

Estamos acostumbrados a ver ficciones en las que los estereotipos son muy marcados: la protagonista que se enamora, tiene un cuerpo hegemónico, una cara hegemónica, una manera hegemónica de ser y la que se sale un poco de esta hegemonía es la amiga divertida. Creo que las ficciones mexicanas encasillan la manera en que se retrata el “ser mujer” y eso es muy dañino. Una serie como esta abre camino para retratar otro tipo de mujeres y en ese sentido tiene algo de feminista.

¿Cómo consideras que influye el mundo del entretenimiento en los estereotipos de género?

Justo siento que tiene mucho que ver. Que las ficciones, tristemente desde las telenovelas de hace mucho tiempo, hasta las series actuales, perpetúan unos modelos que cada vez son más lejanos a cómo vivimos nuestra vida. Terminan en el final feliz en que la chica se enamora del chico y el beso final. Todo eso es falso, aunque no quiere decir que no haya matrimonios felices y que no exista ese camino. Pero ¿por qué no plantearnos otras maneras de vivir? Si una echa un ojo alrededor para ver cómo son las familias, cómo es tu propia familia, cómo es la familia de tu mejor amiga, hay una diversidad impresionante que me parece importante empezar a retratar.

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¿Cómo sería para ti un replanteamiento de concepto de familia y de relación?

Empezaría por cuestionar todo, que es un poco lo que hace el feminismo. Cuestionarnos todos estos mandatos, porque lo que plantean son modelos asimétricos de relacionarnos. Yo por lo que abogaría siempre es por maneras más horizontales donde hay más un diálogo que una imposición. Porque hay cosas que venimos cargando desde hace mucho tiempo y creo que es importante preguntarnos ¿por qué? Y si realmente nos hace felices. Justo hay algo muy hermoso de un libro feminista que se llama El fin del amor, de Tamara Tenenbaum, que dice: ¿Cuáles son los momentos más felices de tu vida? Muchas veces, los momentos más felices son estar llorando de risa con tus amigas, echándote unos vinos en pijama. Hay que hacer un recuento de eso.

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¿Cómo vives la evolución de los roles de género en la sociedad?

Me parece hermoso que cada vez se planteen y haya más posibilidades de vivir, tanto tu sexualidad como tu género, que se visibilice eso. Como si una persona se identifica como no binaria, si es trans, si quiere vivir su amor de una forma poliamorosa o monógama. Respetar la diversidad, y yo sé que es difícil desandar un camino que nos han enseñado toda la vida, pero creo que vale la pena, si es en aras de ser más libres y más felices.

¿Cuál sería tu postura en cuanto al amor romántico?

El modelo del amor romántico es algo que se nos ha impuesto desde hace muchos años. Yo crecí viendo las películas de Disney, me comí el cuento y sí, las relaciones de pareja son las que más te confrontan. De pronto te ponen un espejo enfrente y ves las cosas que más odias de ti, y las que más te gustan.

En fin, no se puede decir que el enamoramiento no existe, porque existe y no es algo fácil de transitar. Creo que también es de los momentos en los que más aprendes, pero hay muchísimas formas de amor, no solo el romántico. Porque está el amor de les amigues ¿Qué amor más maravilloso hay que el que le tienes a ellos? ¿Qué más libertad? Creo que está buenísimo cuestionarlo.

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¿Qué opinas del planteamiento de reinventarte para sobrevivir? ¿Cuántas veces lo has hecho?

[Risas] Muchísimas, muchísimas, muchísimas, creo que es absolutamente necesario. La vida da muchas vueltas y creo que es importante estar abierta a los cambios. Los momentos de crisis son muy importantes y fructíferos porque te hacen preguntarte, ¿qué quiero? ¿hacia dónde quiero ir? ¿hacia dónde quiero caminar?

¿Cómo te ha aportado trabajar como directora de casting y escritora?

Un montón. Ser directora y asistente de casting fue una experiencia súper enriquecedora porque, del otro lado del lente, empecé a conocer a muchos actores y actrices de todas las edades. Yo los dirigía en los castings, les daba réplica en las escenas.

Además, me amplió la perspectiva de los procesos en la industria, por ejemplo: si no te quedas en un papel no es porque seas mala actriz. Yo podía como asistente ver seis castings excelsos, y solo una se tiene que quedar, a veces es por azar, a veces es porque se ve mejor con el protagonista, por distintas razones. Eso me ayudó a relajarme y decir: yo quiero también crear mis propias cosas y no depender de esa fuerza cósmica para ver si me dan un papel. Eso se conecta con que, sí, en un punto decidí escribir y ahorita estoy escribiendo dos proyectos.

¿Qué proyectos tiene en puerta Lucía Uribe?

Tengo dos proyectos de serie como colaboración Argentina-México. Me emocionan mucho porque en los dos voy a actuar y los estoy co-escribiendo con gente increíble.

YO POR LO QUE ABOGARÍA SIEMPRE ES POR MANERAS MÁS HORIZONTALES DONDE HAY MÁS UN DIÁLOGO QUE UNA IMPOSICIÓN.

PREGUNTAS RÁPIDAS A LUCÍA URIBE

Dos palabras que te describan.
Increíble y maravillosa.

¿Cine, teatro o televisión?
Teatro.

Tres fuentes de inspiración.
Desamor, todas las cosas culeras que te pasen en la vida y el teatro.

¿Crees en el amor a primera vista?
Sí.

Si pudieras ser otra persona por un día ¿quién serías?
Nadie, yo misma. Sería yo.

¿Libro o película?
Libro.

¿Cual libro?
Temporada de huracanes, de Fernando Melchor.

Cuando eras niña, ¿qué querías ser de grande?
Quería ser todo.

Si tu vida fuera una serie, ¿cómo se llamaría?
Aventuras incómodas de Lucía Uribe.

El mejor piropo que te han hecho.
Te quedaste con el papel.

¿Cuál es tu dicho favorito?
Se te debería de caer la cara de vergüenza.

¿Remedio para un corazón roto?
Caminar, mucho, horas.

Si fueras presidenta por un día ¿qué cambiarías?
La desigualdad económica.

Tres actores con quien te gustaría trabajar.
Philip Seymour Hoffman, sé que está muerto, pero lo reviviría; Gena Rowlands y Daniel Giménez Cacho.

Escritor favorito.
Ahorita y pensando en México, Fernando Melchor.

Algo que te digas diario.
Chale.

Una expresión muy tuya.
Qué bárbaro mano, qué bárbaro.

Un hábito poco común.
Ir al gimnasio.

Alguna fobia.
Las películas de terror, no puedo verlas.

¿Poliamor o monogamia?
Consentimiento.

Entrevista a Lucía Uribe por: Isabel Flores
Fotografía a Lucía Uribe: Blenda
Hair & makeup de Lucía Uribe: Ka Virile